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Short Poems

Emily Dickinson

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Emily Dickinson

Emily Dickinson

Emily Dickinson

Información Biográfica
Biographical Info

Títulos de algunos de sus poemas

Titles of some of his poems

Cayeron como copos, cayeron como estrellas
Como ojos que miran las basuras
¡Como si yo pidiera limosna común!
Cualquiera que desencante
Cuando cuento las semillas
Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar
El corazón pide placer primero
Él era débil y yo era fuerte
El pasado es una criatura tan extraña
Hay una languidez de la vida
La sortija ya no estaba
La ventaja de la desesperación
Morir sin morir
Mucha locura es juicio divino
Ningún cepo puede torturar mi alma en libertad
No era la muerte, pues yo estaba de pie
No sabemos el tiempo que perdemos
Nunca me sentí en mi casa aquí
Para siempre a su lado caminar
Porque yo no podía detener la muerte
Que yo siempre amé
Renunciación es una penetrante virtud
Repetir en nosotros renovados deleites
Si tus nervios te delatan

 

biografia brevisima

Nombre: Emily Elizabeth Dickinson
Lugar y fecha nacimiento: Amherst, Massachusetts (Estados Unidos), 10 de diciembre de 1830
Lugar y fecha defunción: Amherst, Massachusetts (Estados Unidos), 15 de mayo de 1886 (55 años)

Poemas en inglés traducidos

POEMS OF EMILY DICKINSON TRANSLATED

I HAD A GUINEA GOLDEN:
HAD a guinea golden;
I lost it in the sand,
And though the sum was simple,
And pounds were in the land,
Still had it such a value
Unto my frugal eye,
That when I could not find it
I sat me down to sigh.

I had a crimson robin
Who sang full many a day,
But when the woods were painted
He, too, did fly away.
Time brought me other robins,–
Their ballads were the same,–
Still for my missing troubadour
I kept the "house at hame."

I had a star in heaven;
One Pleiad was its name,
And when I was not heeding
It wandered from the same.
And though the skies are crowded,
And all the night ashine,
I do not care about it,
Since none of them are mine.

My story has a moral:
I have a missing friend,–
Pleiad its name, and robin,
And guinea in the sand,–
And when this mournful ditty,
Accompanied with tear,
Shall meet the eye of traitor
In country far from here,
Grant that repentance solemn
May seize upon his mind,
And he no consolation
Beneath the sun may find.
It might be lonelier:
HAD a guinea golden;
I lost it in the sand,
And though the sum was simple,
And pounds were in the land,
Still had it such a value
Unto my frugal eye,
That when I could not find it
I sat me down to sigh.

I had a crimson robin
Who sang full many a day,
But when the woods were painted
He, too, did fly away.
Time brought me other robins,–
Their ballads were the same,–
Still for my missing troubadour
I kept the "house at hame."

I had a star in heaven;
One Pleiad was its name,
And when I was not heeding
It wandered from the same.
And though the skies are crowded,
And all the night ashine,
I do not care about it,
Since none of them are mine.

My story has a moral:
I have a missing friend,–
Pleiad its name, and robin,
And guinea in the sand,–
And when this mournful ditty,
Accompanied with tear,
Shall meet the eye of traitor
In country far from here,
Grant that repentance solemn
May seize upon his mind,
And he no consolation
Beneath the sun may find.


POEMAS DE EMILY DICKINSON TRADUCIDOS AL ESPAÑOL:

POEMS OF EMILY DICKINSON TRANSLATED TO SPANISH:


Yo tenía una guinea de oro.
Yo tenía una guinea de oro;
La perdí en la arena,
y aunque la suma era simple
y las libras estaban por tierra,
aún así, tenía tal valor
a mis ojos, frugal,
que cuando no pude encontrarla
me senté a suspirar.
Yo tenía un petirrojo carmesí,
que cantó muchas veces el día entero.
Pero cuando los bosques fueron pintados,
él también voló lejos.
El tiempo me ha traído otros petirrojos,
sus baladas fueron las mismas.
Sin embargo me falta mi trovador,
Yo mantuve la casa "amarrada".
Yo tenía una estrella en el cielo,
Pléyade era su nombre.
Y cuando no le estaba prestando atención,
se perdió del mismo.
Y aunque los cielos están llenos de ellas,
y resplandecen toda la noche,
no me importa,
puesto que ninguna de ellas es mía.
Mi historia tiene una moraleja:
Tengo un amigo perdido,
su nombre es Pléyade, y petirrojo,
Y guinea en la arena.
Y cuando esta cancioncilla triste,
acompañada de lágrimas,
se encuentre el ojo del traidor,
en un país lejos de aquí,
hará que el arrepentimiento solemne
pueda apoderarse de su mente.
Y él ningún consuelo bajo el sol
puede hallar.
Podría estar más sola:
Podría estar más sola sin la soledad,
estoy tan acostumbrada a mi destino,
tal vez la otra- La Paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de Él.
No estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento.
Sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite.

 


Cayeron como copos, cayeron como estrellas
Cayeron como copos,
Cayeron como estrellas,
Como pétalos de una rosa
Cuando de pronto a través de junio
Un viento con dedos avanza.

Perecieron en el pasto desarraigado,
Nadie pudo hallar el lugar exacto
Pero Dios puede convocar cada faz
En su lista de abolidos.

 

Como ojos que miran las basuras
Como ojos que miran las basuras
Incrédulos de todo
Salvo del vacío y quieta soledad
Diversificada por la noche.

Sólo infinitos de la nada
Tan lejos como podía ver
Así era la cara que yo miré
Así miró ella misma a la mía.

No le ofrecí ninguna ayuda
Porque la pena era mía
La miseria densa y tan compacta
Tan desesperanzada como divina.

Ninguna se absolvería
Ninguna sería una reina
Sin la otra, de modo que
Aunque reinemos, pereceremos.

 

Como si yo pidiera limosna común
¡Como si yo pidiera limosna común
Y en mi suplicante mano
Un extraño pusiera un reino
Y yo perpleja quedara,
Como si hubiera pedido a Oriente
Que me mandara una mañana
Y que levantara su purpúrea barrera
Y destrozarme con el alba!

 

Cualquiera que desencante
Cualquiera que desencante
A un solo ser humano
Por traición o por irreverencia
Es culpable de todo.

Inocente como un pájaro,
Gráfico como una estrella
Hasta una sugestión siniestra
Que las cosas no son lo que son.

 

Cuando cuento las semillas
Cuando cuento las semillas
Sembradas allá abajo
Para florecer así, lado a lado;

Cuando examino a la gente
Que tan bajo yace
Para llegar tan alto;

Cuando creo que el jardín
Que no verán los mortales
Siega el azar sus capullos
Y sortea a esta abeja
Puedo prescindir del verano sin lamentos.

 

Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar
Cuántas veces estos cansados pies han podido tropezar,
Sólo mi amordazada boca puede decirlo,
Ensaya, trata de mover este horrible remache,
Ensaya, levanta si puedes aldabas de acero.

Acaricia la fría frente, antes ardiente,
Levanta si quieres el deslucido cabello,
Palpa los adamantinos dedos
Que ya nunca usarán dedal.

 

El corazón pide placer primero
El corazón pide placer primero,
Luego excusa del dolor,
Luego los pequeños detalles
Que matan el dolor.

Luego irse a dormir,
Y luego, si tiene que ser
El deseo de su inquisidor,
El privilegio de morir.

 

Él era débil y yo era fuerte
Él era débil y yo era fuerte,
Después él dejó que yo le hiciera pasar
Y entonces yo era débil y él era fuerte,
Y dejé que él me guiara a casa.

No era lejos, la puerta estaba cerca,
Tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
No había ruido, él no dijo nada,
Y eso era lo que yo más deseaba saber.

El día irrumpió, tuvimos que separarnos,
Ahora ninguno de los dos era más fuerte,
Él luchó, yo también luché,
¡Pero no luchamos a pesar de todo!

 

El pasado es una criatura tan extraña
El pasado es una criatura tan extraña
Que mirarla en la cara
Arrobamiento puede producir
O desgracia.

Desarmado si cualquiera la encuentra
Le aconsejo huir,
Si sus desteñidos pertrechos
Aún pueden responder.

 

Hay una languidez de la vida
Hay una languidez de la vida
Más inminente que la pena,
Es sucesora de la pena
Cuando el alma ha sufrido
Todo lo que puede.

Una somnolencia difusa,
Un ofuscamiento como neblina
Envuelve tu conciencia,
Una neblina que conduce a un despeñadero.

El cirujano no se inmuta ante el dolor,
Su hábito es severo,
Pero él sabe que ha cesado de sentir
La criatura que yace ahí.

Y te dirá que la técnica tardó,
Que alguien más poderoso que él
Ha oficiado antes
Y ya no hay vitalidad.

 

La sortija ya no estaba
En mi dedo tenía una sortija.
La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido, bello.
Y me quedé dormida sobre la suave hierba.

Al despertar miré sobresaltada
Mi mano pura en aquella tarde clara.
La sortija entre mis dedos ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
Es sólo un recuerdo de color dorado.

 

La ventaja de la desesperación
La ventaja de la desesperación se logra
Sufriendo desesperación
De estar asistido por reveses,
Uno tiene que haber conocido el revés.

El valor de sufrir como
El valor de la muerte,
Se conoce probándolo,
No lo puede otra boca;

De salvadores, volvednos conscientes
Como nosotros mismos hemos compartido
La aflicción nos parece impalpable
Hasta que a nosotros mismos nos hiere
En lo más profundo.

 

Morir sin morir
Morir sin morir
Y vivir sin la vida
Es el más arduo milagro
Propuesto por la fe.

 

Mucha locura es juicio divino
Mucha locura es juicio divino
Para el ojo más sagaz
Mucho juicio, la más estricta locura
Para la mayoría;
En esto y en todo, prevalece
Asiente, y entonces eres normal,
Disiente y eres directamente peligroso
Y manejado con cadenas.

 

Ningún cepo puede torturar mi alma en libertad
Ningún cepo puede torturar
Mi alma en libertad,
Pues detrás de este esqueleto mortal
Se teje uno de más valor.

No puedes horadar con un serrucho
Ni traspasar con una cimitarra
Dos cuerpos, por lo tanto perdura,
Amarra uno y el otro vuela libre.

El águila no se despoja
De su nido y, sin embargo,
Gana el cielo
Más fácilmente que tú.

Excepto tú mismo tal vez nadie pueda ser
Tu enemigo,
Cautividad es conciencia
Y también es libertad.

 

No era la muerte, pues yo estaba de pie
No era la muerte, pues yo estaba de pie
Y todos los muertos están acostados,
No era de noche, pues todas las campanas
Agitaban sus badajos a mediodía.

No había helada, pues en mi piel
Sentí sirocos reptar,
Ni había fuego, pues mis pies de mármol
Podían helar un santuario.

Y, sin embargo, se parecían a todas
Las figuras que yo había visto
Ordenadas para un entierro
Que rememoraba como el mío.

Como si mi vida fuera recortada
Y calzada en un marco
Y no pudiera respirar sin una llave
Y era como si fuera medianoche.

Cuando todo lo que late se detiene
Y el espacio mira a su alrededor
La espeluznante helada, primer otoño que llora,
Repele la apaleada tierra.

Pero todo como el caos,
Interminable, insolente,
Sin esperanza, sin mástil
Ni siquiera un informe de la tierra
Para justificar la desesperación.

 

No sabemos el tiempo que perdemos
No sabemos el tiempo que perdemos,
El momento es horrible
Y toma su lugar fundamental
Entre las certidumbres;
Una firme apariencia aún distiende
El naipe, la suerte, el amigo,
El espectro de la estabilidad
Cuya sustancia es arena.

 

Nunca me sentí en mi casa aquí
Nunca me sentí en mi casa aquí
Y en el cielo radiante
No me sentiré en mi casa, lo sé,
No me gusta el Paraíso.

Porque es domingo todo el tiempo,
El recreo nunca llega,
En el Edén serán tan solitarias
Las brillantes tardes del miércoles.

Si Dios pudiera hacer una visita
O dormir una siestita
Para no vernos, pero dicen
Que él mismo es un telescopio

Perenne que nos mira,
Yo huiría de él
Y de todo lo demás,
Sí, ¡pero está el día del Juicio Final!

 

Para siempre a su lado caminar
Para siempre a su lado caminar,
Lo más pequeño de nosotros dos.
Cerebro de su cerebro
Y sangre de su sangre,
Dos vidas y un solo ser.

Para siempre probar este destino,
Si es dolor, la mayor parte,
Si es dicha, entregar mi parte
Por ese anhelado corazón.

Toda una vida para conocernos el uno al otro,
A quien nunca podremos conocer,
Y de vez en cuando un cambio
Llamado cielo,
Raptos confraternizados de hombres
Sólo para descubrir lo que nos perturbaba,
Sin palabras.


Porque yo no podía detener la muerte
Porque yo no podía detener la muerte,
Bondadosa se detuvo ante mí
En el carruaje cabíamos sólo nosotras
Y la inmortalidad.

Lentamente avanzamos, sin apuro,
Yo puse de lado
Mi labor y mi ocio
Por cortesía hacia ellas.

Pasamos por la escuela, donde jugaban
En el recreo del patio los niños.
Pasamos por los serenos pastos del campo,
Pasamos por la puesta de sol.
O, más bien, él nos pasó.

El rocío caía trémulo y frío,
Y sólo de gasa era mi vestido,
Mi esclavina sólo de tul.

Nos detuvimos ante una casa que parecía
Una protuberancia de la tierra,
El techo apenas visible,
La cornisa casi en el suelo.

Desde entonces siglos pasaron, y aún
Me parece más corto que aquel día
En que por vez primera intuí
Que las cabezas de los caballos
Apuntaban a la eternidad.

 

Que yo siempre amé
De que yo siempre amé
Te traigo la prueba,
Que hasta que amé
Yo nunca viví bastante.

Que yo amaré siempre
Te lo discutiré,
Que amor es vida
Y vida inmortalidad;

Esto, si lo dudas, querido,
Entonces yo ya no tengo nada que mostrar
Salvo el calvario.

 

Renunciación es una penetrante virtud
Renunciación es una penetrante virtud,
Es dejar que se vaya lo presente
Por una expectativa,
No ahora,
Retirar los ojos
Al amanecer,
No sea que el día,
El gran progenitor,
Sobreviva.

Renunciación es elegir
En contra de ti mismo
Para justificarte
A ti mismo,
Cuanto más grande es el acto
Hace que parezca más pequeña
La oculta visión aquí.

 

Repetir en nosotros renovados deleites
Repetir en nosotros
Renovados deleites
Es como un asesinato
Omnipotente, agudo.

No soltamos el puñal
Porque amamos la herida,
Ese puñal conmemora
Memorias que nos van matando.

 

Si tus nervios te delatan
Si tus nervios te delatan
Vive por encima de tus nervios,
Ellos pueden apoyarse sobre la tumba
Si temen desviarse.

Es una postura segura,
Que no se dobla,
Sostenida por brazos de bronce
Que el mejor gigante hizo.

Si tu alma vaciló,
Levanta la puerta carnal,
El miedoso pide oxígeno,
No pide nada más.

 

 

 

 

 

 

"Tres cerditos", con dibujos originales de Pedro Vidal