LUIS G. URBINA, poemas y poesias


PARA MANDAR VUESTRAS POESIAS PINCHA AQUI

Blogs de moda



Poesias Angelita Sevilla Segovia

 

Poesias para las madres


Poesias para los padres


Poesias largas

Poesia curta en português

Caricaturas 

poesias de navidad

fanmania 

Manos Al Arte 

Frases cortas



Frases curtas en português


Buscador de vuelos y hoteles

 

Elsa Pataky

Poesias Miguel de Cervantes

Dibujos

Perder peso

DIBUJOS

Cuentos infantiles

Eurovisión 2013 El sueño de Morfeo

Cuentos populares, cuentos cortos

Los beneficios del té



Dia de San Valentin

Caricaturas profesionales comic
Restauración de antigüedades

Vuelos aeropuerto Murcia


Papel animado Mundo comic

Cuentos populares

Canciones en video para niños


Poesias desde Mexico



Historias cortisimas

Autores


Pablo Neruda

Amado Nervo

Gustavo Adolfo Becquer

Juana de Ibarbourou

Evaristo Ribera Chevremont

Cristobal Castillejo

Salomé Ureña de Henriquez

Lourdes Espínola

Ramón López Velarde

Federico Garcia Lorca

Gabriela Mistral

Salvador Díaz Mirón

Octavio Paz

Manuel Acuña

Nezahualcóyotl

Rosario Castellanos

Humberto Garza

Manuel Gutierrez Nájera

Alfonso Reyes

Juan de Dios Peza

Sor Juana Inés de la Cruz

Lina Zerón

Jorge Cuesta

Jaime Torres Bodet

Rubén C. Navarro

Carlos Pellicer

Manuel José Othon

Manuel Maria Flores

Antonio Plaza

Enrique Gonzalez Martinez

Jaime Sabines

Efrain Huerta

Francisco A. de Icaza

Jose Gorostiza

Rubén Bonifaz Nuño





































0    1   2   3   4   5   6   7    8  9  10   11   12   13   14  15  16  20  21    24    Poesias cortas 2010    Poesias cortas 2010_2    Poesias cortas 2010_3
    Poesias cortas 2010_4    Poesias cortas 2010_5    Poesias cortas 2010_6   Poesias cortas_7    Poesias cortas_8    Poesias cortas_9    Poesias cortas_10    Poesias cortas_11    Poesias cortas_12    Poesias cortas_13    Poesias cortas_14   Poesias cortas_15   Poesias cortas_16   Poesias cortas_17   Poesias largas   Videos de poesias cortas   Poeias Angelita    Poesias largas   Videos de poesias cortas   Poesias Angelita    poesias cortas_18   poesias cortas_19   poesias cortas_20   poesias cortas_21    Adivinanzas    Poetas y poesias dominicanos    poesias cortas 22    poesias cortas 23    Poemas desde New York

LUIS G. URBINA

poemas

 


METAMORFOSIS

Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en agonía.
Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,
se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,
huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso, que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.


PERLAS

Como al fondo del mar baja
el buzo en busca de perlas,
la inspiración baja a veces
al fondo de mis tristezas
para recoger estrofas
empapadas con mis penas.
Y en cada uno de mis versos
viven, con vida siniestra,
mis deseos, mis temores,
mis dudas y mis creencias
¡Qué mucho que yo los ame!
¡Qué mucho que yo los lea,
si son hojas arrancadas
al libro de mi existencia!
Cuando en mi obscura memoria
la frase brillando queda,
como en un jirón de nube
el reflejo de una estrella,
es porque bajó tan hondo
la inspiración a cogerala,
que en esa frase palpita
el corazón del poeta.
Siempre que a soñar me pongo
encantadoras quimeras,
imposibles ideales,
seres de extraña belleza
que habitan en luminosas
arquitecturas aéreas;
formas que flotan aisladas
y diáfanas, y serenas,
como los ángles blancos
de la Divina Comedia,
la realidad de la vida,
inflexible, me despierta,
y quedo confuso y triste
sintiendo angustias supremas,
como esas aves que huyen
en busca de primavera
y en alta mar las sorprende
el furor de la tormenta.
Entonces escribo, escribo
con una ternura inmensa,
que sólo cuando hago versos
el alma llora y se queja,
y la inspiración se hunde
en el mar de las tristezas
para recoger estrofas
empapadas en mis penas.
Y sin embargo, en el fondo,
Cuántos dolores se quedan
sin expresión, tan intensos
que no caben en la idea,
porque son, deseos vagos,
aspiraciones inmensas,
alas que exploran espacios,
sueños de cosas eternas,
nostalgias de extraños mundos,
citas de lo que no llega...
La inspiración es un buzo
que no ha pescado esas perlas.

 

PUESTA DE SOL

Por la calle solitaria
cuyo término confuso
vagamente se deslíe
en el oro del crepúsculo,
silencioso y pensativo
como siempre, voy sin rumbo
enhebrando fantasías
en el aire azul y puro.
Tranquila está la barriada,
los talleres están mudos,
no se ven las chimeneas
empenachadas de humo,
y, a lo lejos, de las fábricas,
salen, alegres, los últimos
obreros que se atropellan
en caprichoso tumulto,
y cuyas blusas azules
borda el sol de hilos purpúreos.

Yo, callado y pensativo
como siempre, voy sin rumbo.

Mas, de pronto, me detengo,
mis quimeras interrumpo
y las vanas fantasías
del pensamiento sacudo,
para ver curiosamente
a dos chicuelos: un grupo
adorable, que cabría
en una canción de Hugo.-
El la llama, y ella acude,
se hablan bajo, y así juntos,
siéntanse en los escalones
del portón, al pie del muro;
y en una seriedad cómica,
ella grave y él adusto,
principia la confidencia
más deliciosa del mundo.
¡Oh viejo pintor de niños
que andas en busca de asuntos!
mira: la luz pone toques
divinos a este conjunto.
En el fondo, de sillares
ensalitrados y húmedos,
rojos y recién lavados
por la lluvia, se ven puntos
de tan diversos matices
-vivos, opacos, obscuros-
que en el polícromo ambiente
de tonos suaves y crudos,
la pared arlequinesca
que, a trechos, ornan los musgos,
parece lienzo manchado,
traviesamente, con grumos
de color.-Una parásita
en los ladrillos desnudos
hinca su ramaje como
los tentáculos de un pulpo;
y entre la maraña verde
un jugetón rayo súbito
en cada gota la lluvia
prende un rubí diminuto.
Y en la fantasmagoría
de la luz, que hace del muro
inconcebibles mosaicos
y deslumbrantes estucos,
los dos muchachos semejan,
-en medio de tanto lujo-
dos príncipes del oriente
en espera de sus súbditos.

¡Qué tocado de diamantes
en el ceniciento rubio
del cabello de la niña¡
¡Qué reluciente y qué fúlgido
el toisón que arde en el pecho
del rapaz! ¡y qué conjunto
de áureas telas y tisúes
sobre los harapos sucios!
¡Oh buen solo, hábil joyero,
sol de abril, sol moribundo!
¡Andrajosa reinecita
que visitó la luz; y cuyo
corpiño de resplandores
cubre el talle y ciñe el busto!
¡Duquesito del arroyo,
Buckingham que el cielo tuvo
a bien ataviar con sedas
y brocados del crepúsculo!
Tú, ¿qué cuentas? Tú, ¿qué oyes?
Tú, ¿la grave? Tú, ¿el adusto?
Yo me acerco poco a poco
y curiosamente escucho.
La barriada está tranquila;
los talleres están mudos.
¡Bien, muchacho! -Fuiste al bosque
y corriste mucho, mucho,
y flores y mariposas
le traes... ¡lindo tributo!
Tu gorra de saltimbanco
-hecha una criba- es refugio
de caléndulas, de lirios,
y de rosas, donde, ocultos,
se agitan entre los pétalos
los cuepecitos convulsos
de las pobres mariposas
heridas. Hundes los puños,
y narrando tus proezas,
alzas, con heroico orgullo,
tu presente de perfumes
y de alas... Y el tributo,
va cayendo, va cayendo,
del aire sereno y puro
a la falda de la niña
que oye con asombro mudo,
la historia de tu aventura
mientras fijos en un punto,
miran cosas invisibles
sus ojos meditabundos.

Cuando mi presencia notan,
ella inquieta, y él ceñudo,
parecen decirme: -¡vamos,
nos estorbas, vete, intruso!
Y yo me alejo sin pena
porque dejar solo es justo
a Buckingham de siete años
con Ana de Austria de un lustro.
Ypienso: Yo también tuve
aventuras, y di muchos
presentes de alas y flores,
y fui amado y tuve orgullo.
Di ilusiones, esperanzas,
fe, ternuras, con el único
placer de posar los labios
en unos cabellos rubios.
Un coloquio de chiquillos
fue mi amor... Y taciturno,
solitario pensativo
como siempre, voy sin rumbo
por la calle silenciosa
cuyo término confuso
vagamente se deslíe
en el oro del crepúsculo.

 

LA CONFIDENCIA

¡Pobre galleguito, rubio y candoroso,
que a América vino sin ir a la escuela!
Tiene torpes andares de oso
y apacible mirar de gacela.

Su ademán es brusco, pero ¡qué sincero!
Su palabra es ruda, pero ¡qué leal!
Tiene el galleguito corpachón de acero
y alma de cristal.

¡Madera de santo, carne de héroe... pero
será "bodeguero",
ganará dinero,
y hará capital.

Una vez nos vimos, y simpatizamos:
y en el "bar" humilde, muertos de calor,
charlamos, charlamos,
con los codos puestos sobre el mostrador.

Y pasan los días, y siempre le digo,
después de probar
mi vaso de "Láger":
-Si ustged viera, amigo,
qué linda mi tierra; qué bueno mi hogar!

Y él me dice: -Señor, qué delicia
es sentarse a cuidar el rebaño
a la sombra de un viejo castaño
o a la vera de un río, en Galicia!

Y así vamos, el hombre y el niño,
viendo, viendo...: él, la sierra; yo, el valle;
su aldea, él; yo, mi calle;
yo, mi lago; él su Miño.

Y así enmudecemos, casi aletargados,
atisbando el recuerdo que vuela
por frente a mis ojos, negros y cansados,
por frente a sus grises ojos de gacela.

Lo que yo te digo, lo que tú me dices,
de mi hermosa tierra, de tu ancha campiña,
abre y emponzoña nuestras cicatrizes...
¡pobre galleguito, somos infelices!
¡Yo tengo nostalgia; tú tienes morriña!"

 

DONES

Mi padre fue muy bueno: me donó su alegría
ingenua; su ironía
amable: su risueño y apacible candor.
¡Gran ofrenda la suya! Pero tú, madre mía,
tú me hiciste el regalo de tu suave dolor.

Tú pusiste en mi alma la enfermiza ternura,
el anhelo nervioso e incansable de amar;
las recónditas ansias de creer; la dulzura
de sentir la belleza de la vida, y soñar.

Del ósculo fecundo que se dieron dos seres
-el gozoso y el triste- en una hora de amor,
nació mi alma inarmónica; pero tú, madre, eres
quien me ha dado el secreto de la paz interior.

A merced de los vientos, como una barca rota
va, doliente, el espíritu; desesperado, no.
La placidez alegre poco a poco se agota;
mas sobre la sonrisa que me dio el padre, brota
de mis ojos la lágrima que la madre me dio.

 

LA AGONÍA BLANCA

Blanca como esta noche no he visto cosa alguna:
ni el mármol, ni la nieve, ni el armiño. Semeja
el cielo, un gran abismo de plata, que refleja
su luz, en otro abismo de cristal: la laguna.

Sólo, de tarde, en tarde, pasa, pequeña y bruna,
la góndola, que efímero surco ondulante deja;
y cuando, hacia las brumas rutilantes, se aleja,
todo es latir de astros; todo, fulgor de luna.

¿Donde están los colores? En uno se han fundido.
El negro huyó a esconderse. El azul se ha dormido.
El blanco, puro y virgen, sus imperios rescata.

Y en silencio vasto, sideral y profundo,
parece que esta noche se va a morir el mundo
con una inmensa muerte de cristal y de plata.

 

NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS

Yo tenía una sola ilusión: era un manso
pensamiento: el río que ve próximo el mar
y quisiera un instante convertirse en remanso
y dormir a la sombra de algún viejo palmar.

Y decía mi alma: turbia voy y me canso
de correr las llanuras y los diques saltar;
ya pasó la tormenta; necesito descanso,
ser azul como antes y, en voz baja cantar.

Y tenía una sola ilusión, tan serena
que curaba mis males y alegraba mi pena
con el claro reflejo de una lumbre de hogar.

Y la vida me dijo: ¡Alma ve turbia y sola,
sin un lirio en la margen ni una estrella en la ola,
a correr las llanuras y perderte en el mar!

 

MAÑANA DE SOL

Palpitan como alas de pájaros en fuga
las velas que sacude la brisa matinal,
y el aire, a flor de onda, menudamente arruga
la seda azul, tramada de estambres de cristal.

De la dorada costa la palidez subyuga,
y tiene el viento puro delicadeza tal,
que al refrescarme el rosotro parece que me enjuga
las lágrimas pueriles el beso maternal.

Una bandada de aves por los espacios sube;
decora la brillante blancura de la nube
y la marcha del inviolado zafir de la extensión.

Y en la solemne calma de estas horas divinas,
esparcen a lo lejos dos voces femeninas,
quién sabe qué ternura que moja el corazón...

 

EN EL CIELO

El cielo y yo quedamos frente a frente.
Y era como un tropel de informes canes
persiguiendo una fuga de titanes
las nuebes milagrosas del Poniente.

En el fondo de púrpura candente,
los forzados y altivos ademanes
erguíase en coléricos afanes
y vaguedad de sueño... De repente
se iluminó de sol el friso oscuro,
y el oro interno, sideral y puro,
rompió en deslumbramientos de escarlata,
resplandeció con palidez la luna,
y lentamente se deshizo en una
apacible visión de ópalo y plata.

 

ASÍ FUE

Lo sentí; no fue una
separación, sino un desgarramiento;
quedó atónita el alma, y sin ninguna
luz, se durmió en la sombra el pensamiento.

Así fue; como un gran golpe de viento
en la serenidad del aire. Ufano,
en la noche tremenda,
llevaba yo en la mano
una antorcha con que alumbraba la senda,
y que de pronto se apagó: la oscura
acechanza del mal y el destino
extinguió así la llama y mi locura.

Ví un árbol a la orilla del camino,
y me senté a llorar mi desventura.
Así fue, caminante
que me contemplas con mirada absorta
y curioso semblante.

Yo estoy cansado, sigue tú adelante;
mi pena es muy vulgar y no te importa.
Amé, sufrí, gocé, sentí el divino
soplo de la ilusión y la locura;
tuve la antorcha, la apagó el destino,
y me senté a llorar mi desventura
a la sombra de un árbol del camino.


A ERIGONE

Deja que llegue a ti, deja que ahonde
como el minero en busca del tesoro,
que en tu alma negra la virtud se esconde
como en el seno de la tierra el oro.

¡Alma sombría, ayer inmaculada!
Tu caída me asombra y me entristece.
¿Qué culpa ha de tener la nieve hollada
si el paso del viajero la ennegrece?

No mereces castigo ni reproche;
entre los vicios tu virtud descuella;
que en el pliegue más negro de la noche
brilla más para la lejana estrella.

La mano aleve que al rosal arranca
su flor más bella, y luego la deshoja;
la que manchó tu vestidura blanca,
la que en los brazos del placer te arroja;

la que apagó en tu frente de azucena
la llama del pudor y la alegría,
y ornó tu sien, marchita por la pena,
con las deshechas flores de la orgía,

es la que al verte desvalida y sola,
te empuja hacia el abismo, sin aliento;
la que tu amor y tu pureza inmola
por el amargo pan del sufrimiento.

Me admiran tus heroicos sacrificios;
me admira que no temas, que no dudes,
y que en la árida roca de los vicios
puedan colgar su nido las virtudes.

Por eso llego a ti ¿no lo imaginas?
A ver surgir, cual gratas ilusiones,
luz entre sombras, flores entre ruinas,
¡amor entre los muertos corazones!

Vengo a cubrirte de brillantes galas,
a ser tu protección y tu consuelo,
y a desatar tus poderosas alas
¡para que puedas ascender al cielo!

 

A SOLAS

Yo soy muy pobre, pero un tesoro
guardo en el fondo de mi baúl:
una cajita color oro
que ata un brillante listón azul.
La abro ¿qué tiene?.... Hojas de rosas,
secas reliquias de un viejo amor,
alas sin polvo, de mariposas,
mirtos, gardenias y tuberosas.....
¡Muchos recuerdos en cada flor!

El amuleto que ató a mi cuello
mi santa madre cuando marché;
el blondo rizo de aquel cabello
que tantas veces acaricié.
¡Cómo me alegra la fecha escrita
en esta opaca cruz de marfil!
¡Ah, virgen mía, mi virgencita,
aquí conservo la margarita
que deshojaste pensando en mi!

¡Cuántos recuerdos de lo pasado!
¡Cuántas escenas miro volver!
Me siento joven y enamorado,
feliz y bueno como era ayer.
¡Veo mis bosques y mis colinas,
mi triste pueblo, mi pobre hogar,
y hasta el enjambre de golondrinas
que hizo sus nidos en las ruinas
de la parroquia de mi lugar!

Si alguna oculta pena me agobia
leo las cartas que guardo allí;
las de mi madre, las de mi novia;
dos almas buenas que ya perdí.
Sus torpes lazos mi fe desata,
y entonces oigo –¡dulce ilusión!–
cantos de ángel, música grata,
suaves preludios de serenata,
ruido de alas en mi balcón!

Mientras su duro rigor no ablande
la suerte impía, negra y fatal,
yo no conozco dicha más grande
que la que siento con recordar.
Ser consolado ¡qué gran anhelo!
Entre tinieblas soñar con luz,
pisar abrojos y ver el cielo,
sentir dolores y hallar consuelo
en las memorias de la juventud!

Están ya secas las tuberosas
como está seco mi corazón,
y desteñidas las mariposas
como las alas de la ilusión.
Y sin embargo, sonrío y lloro
si miro el fondo de mi baúl,
y allí contemplo mi gran tesoro:
una cajita color de oro
que ata un brillante listón azul.

A THAIS

Beso tus ojos tristes como suele
sus reliquias besar, en tanto reza,
una anciana piadosa. Y tu cabeza
que a perfumadas liviandades huele,

beso, porque mi beso te consuele,
mi beso que es unción y que es tristeza,
mi beso que está limpio de impureza,
mi beso que no mancha y no duele.

Yo bien sé que es romántica locura
besarte así, con beso que no alcanza
a encender la pasión sensual e impura;

mas gusto de juntar, en suave alianza,
mi aspiración de amor y de ternura
a tu ideal de ensueño y esperanza.

 

ANTIFONA

En mi angustia, callada y escondida,
sé tú como enfermera bondadosa,
cuya mano ideal viene y se posa,
llena de suave bálsamo, en la herida.

Ríe en mi tedio –sepulcral guarida–
como un rayo de sol en una fosa;
perfuma, como un pétalo de rosa,
el fango y la impureza de mi vida.

Del corazón en el silencio, canta;
entre las sombras de mi ser, fulgura;
mi conturbado espíritu levanta;

enciende la razón en mi locura,
¡tengo hambre y sed de bien!... Dame una santa
limosna de piedad y de ternura.....

 

¡AVE CESAR!

Herido voy, herido; no me alienta
la muchedumbre que en el circo clama,
y entona canto a la verde rama
que allí en la sien del vencedor se ostenta.

La misma multitud es la que afrenta
al que en la lucha desigual, se inflama,
y al fin sucumbe, sin honor ni fama,
la espada rota y la cerviz sangrienta.

Yo entré a la lid intrépido y gozoso.
"Los muertos te saludan", dije al mundo.
Miré a las fieras; me sentí coloso:

luché; me hirió la duda en lo profundo,
y entre el polvo del carro victorioso,
ya ruedo por la arena, moribundo.

 

EN MEMORIA DE MI PERRO

Del raído jergón en que yacía
mi perro moribundo, alzó la testa,
la gran testa escultórica, orgulloso
y altivo, como un dios agonizante.
En sus ojos, profundos y febriles,
súbitamente se encendió un relámpago
de amor inmenso. Mi tristeza entonces
quiso asomarse a mis pupilas para
dar un adiós a aquel amor sublime.

La bestia, estremecida con temblores
de ternura, miró caer mi llanto,
y con un rudo y soberano gesto
de angustia y de dolor -¡Gracias!- me dijo.
Después, con lentitud doliente y grave,
tras la fatiga del supremo empuje,
como en un cabezal, reclinó el perro
la gran testa escultórica en el muro.
Pero sus ojos tristes, triste, tristes,
me siguieron hablando:

Es la primera
vez que no te obedezco, no me llames,
ya te voy a dejar, amado mío.

"Viví por ti, por ti, para atraerme
todas las emociones de tu alma,
tus goces, tus pesares y tus sueños;
para buscarte en todo, porque eras
mi única aspiración. A una caricia
de tu mano, a un acento, a una apacible
mirada, se dormían mis instintos,
y un ser inteligente, amable, dócil,
generoso, leal, siempre dispuesto
al sacrificio, fui, bajo el encanto
de tu voz, tu caricia o tu mirada.
¿Quién te amó más que yo, sin un instante
de duda, de desdén o de abandono;
sin una gratitud, sin un olvido,
sin dejar de ser tuyo, siempre tuyo?
Fui el compañero insomne de tus penas,
un guardia en el peligro. Fui tu siervo
en el placer, tu amigo en el quebranto,
tu jovial camarada en la alegría.
Acuérdate: se fueron los efímeros
amores, la ilusión y la esperanza;
cantando se alejó la nave de oro
y nos dejó en la orilla oscura y sola.
¿Qué te quedó del universo, oh pobre
soñador de remotos ideales?
Arriba, mucho cielo, el impasible;
abajo, mucha tierra, la infecunda.
Y yo que era la piedad; un átomo
de vida unido a ti por misteriosos
enlaces. Y marchamos. ¿Hacia dónde?
¿al bien? ¿al mal? No importa; íbamos juntos.
Yo fui el festejador de tus sonrisas,
el cantor de tus negras soledades,
yo vigilé tus tristes pensamientos,
yo comí el pan mojado con tus lágrimas.
En el silencio del hogar sin lumbre
yo consolé tus noches de delirio,
y clavando mis ojos en los tuyos
te pregunté ¿qué tienes? ¿por qué lloras?
Ya ves, me voy, te dejo; me entristece
pensar en que ya no habrá quien te acompañe
por el camino, como yo, besando
tus huellas en el polvo del sendero.
Te quedas con los hombres, los que olvidan,
los que traicionan, los que engañan, solo,
mirando hacia los cielos impasibles,
en pie sobre la tierra despiadada.
Mi muerte no es la tuya; tú sucumbes,
y, transformado, asciendes a otros mundos;
yo fui materia que te amó, no tengo
alma con que esperarte en otra vida.
Tú eres inmortal; sueñas que, errante,
por ese mar azul y luminoso,
buscarás, de astro en astro, la imposible
quimera de tu espíritu. Yo vuelvo
a pudrirme en el fango del que salen
el monstruo y el reptil, flores y estrellas.
Mas ....cree en el amor, existe; mira,
soy una prueba de que existe: toma
aliento y fe de mi postrer mirada...."

Y un último relámpago en sus ojos
el amor encendió. –Gracias, le dije,
y me incliné a besar la moribunda
cabeza de aquel dios agonizante.

Los tardíos luceros de la noche
se desleían; un helado viento
como un soplo de muerte, recorría
la llanura en tinieblas; y en el fondo,
tras un alcor, un árbol se agitaba
como dedo que niega.

Lentamente,
sobre el negro ataúd del horizonte,
un crespón blanco apareció en la sombra
y se extendió como triunfal bandera
por el contorno azul de la montaña.

Yo, arrodillado en el jergón raído
en que mi perro agonizaba, estuve
por instantes sin fin, absorto en una
honda meditación. Un gran misterio
rodeábame.....

Y uno de mis niños
se asomó a la ventana de la alcoba
y me gritó: Papá ¡muy buenos días!

HECHICERA

No sentí cuando entraste; estaba oscuro,
en la penumbra de un ocaso lento,
el parque antiguo de mi pensamiento
que ciñe la tristeza, cual un muro.

Te vi llegar a mí como un conjuro,
como el prodigio de un encantamiento,
como la dulce aparición de un cuento:
blanca de nieve y blonda de oro puro.

Un hálito de abril sopló en mi otoño;
en cada fronda reventó un retoño;
en cada viejo nido, hubo canciones;

y, entre las sombras de jardín –errantes
luciérnagas– brillaron, como antes
de mi postrer dolor, las ilusiones.

 

MADRIGAL EFUSIVO

Déjame amar tus claros ojos. Tienen
lejanías sin fin, de mar y cielo,
y sus fulgores apacibles vienen
hasta mi corazón como un consuelo.

Deja que con tus ojos, se iluminen
mis viejas sombras y se vuelvan flores;
deja que con tus ojos se fascinen,
como aves de leyenda, mis dolores.

Que vea en ellos astros errabundos,
que en ellos sueñe inexplorados mundos
que en ellos bañe mi melancolía...
Son tristes, luminosos y profundos,
como puestas de sol, amada mía.....

 

MARIPOSAS DE ENERO

Un día de invierno gris y opaco. Tienen,
el jardín pereza, modorra las flores,
cansancio las aguas, que apenas sostienen
erguidos los chorros de los surtidores.

No hay aves que trinen; no hay voces que suenen;
y en la anemia de la luz y los verdores,
dos mariposillas que van y que vienen
sacuden las alas de flavos colores.

¡Buscáis miel, ilusas! La miel ya no existe,
y un tropo me asalta, muy viejo y muy triste:
las dos ilusiones de mi vida entera.

(¡Amar! ¡Ser amado!) son dos mariposas
en un jardín mustio que no tiene rosas....
son dos rezagadas de la primavera.

 

REDENCIÓN

Te quiero porque en tu alma vive el germen
de ternura infinita,
como diáfana gota de rocío
sobre una flor marchita;

te quiero porque he visto doblegarse
tu espléndida cabeza;
porque sé bien que en medio de la orgía
te invade la tristeza;

porque has pasado por la senda estrecha
en los grandes zarzales de la vida,
sin desgarrar tus blancas vestiduras,
sin hacerte una herida;

porque has ido pidiendo por el mundo,
con el candor de un niño,
a cada corazón a que has tocado,
un poco de cariño;

porque indica profundo sufrimiento
tu pálida mejilla;
porque en tus ojos que placer irradian
también el llanto brilla.

Te quiero; nada importa que cansado
tu espíritu se aduerma;
yo lo habré de animar, yo daré aliento
a tu esperanza enferma.

¡Mariposa que fuiste entre las flores
dejando tus bellezas y tus galas,
yo volveré a poner el polvo de oro
sobre tus leves alas!




Mas que moda

Novedades moda, blogs





DIBUJOS

Gustavo Adolfo Bécquer, poemas

Recordando a Rabindranath Tagore y otros



Manosalarte Poesiascortas



poesias de mexico

Manuel Acuña





Adivinanzas



A Margarita Debayle, Rubén Dario













Cuentos colombianos

Mandanos tus Poesías

Nombre :  

   eMail : 

Pais:   

Titulo (si quieres ponerlo):   

Quieres recibir aviso newsletter
cuando se publique tu poesia:
SI NO

Escribenos tu poesia o tus sugerencias:



Poesias cortas




Gustavo Adolfo Bécquer, poemas   fanmania.net

Poesias cortas de Mexico   



© 2011, manosalarte.com Poesias Cortas


Los derechos de estos escritos son de sus autores, aquí se publican en calidad de cita,pero si alguien siente vulnerado su derecho, con su petición a este email, eliminaremos las referencias que nos citen. calledos@gmail.com