El Arcipreste de Hita, poemas


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El Arcipreste de Hita



Oraçión

Esta es oraçión qu'el Açipreste fizo a Dios quando començó este libro suyo

Señor Dios, que a los jodíos, pueblo de perdiçión,
sacaste de cabtivo del poder de Faraón,
a Danïel sacaste del poço de Babilón:
saca a mí, coitado, d'esta mala presión.

Señor, tú diste gracia a Ester la reína,
ante el rey Asüero ovo tu graçia digna.
Señor, dame tu graçia e tu merçed aína,
sácame d'esta lazeria, d'esta presión [... ina].

Señor, tú que sacaste al profecta del lago,
de poder de gentiles sacaste a Santiago,
a santa Marina libreste del vientre del drago:
libra a mí, Dios mío, d'esta presión do yago.

Señor, tú que libreste a santa Susaña
del falso testimonio de la falsa conpaña,
líbrame tú, mi Dios, d'esta coita tan maña,
dame tu misericordia, tira de mí tu saña.

A Jonás el profecta, del vientre de la ballena,
en que moró tres días dentro en la mar llena,
sacástelo tú sano así como de casa buena:
Mexías, tú me salva sin culpa e sin pena.

Señor, a los tres niños de muerte los libreste,
del forno del gran fuego sin lisión saqueste:
de las ondas del mar a sant Pedro tomeste:
Señor, de aquesta coita saca al tu Açipreste.

Aún tú, que dixiste a los tus servidores
que con ellos serías, ante reys dezidores,
e les darias palabras que fablasen mejores:
Señor, tú sey comigo, guárdame de traidores.

El nombre profetizado fue grande Hemanuel,
Fijo de Dios muy alto, salvador de Israel;
en la salutaçión el ángel Grabïel
te fizo çierta d'esto, tú fueste çierta d'él.

Por esta profeçía e por la salutaçión,
por el nombre tan alto, Hemanuel, salvaçión,
Señora, dame tu gracia e dame consolaçión,
gáname del tu fijo graçia e bendiçión.

Dame graçia, Señora de todos los señores,
tira de mí tu saña, tira de mí rencores,
faz que todo se torne sobre los mescladores:
¡ayúdame, Gloriosa, Madre de pecadores.

 

Aquí dize de cómo el Açipreste rogó a Dios que le diese graçia que podiese fazer este libro

Dios Padre e Dios Fijo e Dios Spíritu Santo,
el que nasçió de virgen esfuérçenos de tanto,
que sienpre lo loemos en prosa e en canto;
sea de nuestras almas cobertura e manto.

El que fizo el çielo, la tierra e la mar,
Él me done su graçia e me quiera alunbrar,
que pueda de cantares un librete rimar,
que los que lo oyeren puedan solaz tomar.

Tú, Señor e Dios mío que el onme formeste,
enforma e ayuda a mí, el tu açipreste,
que pueda fazer libro de buen amor aqueste,
que los cuerpos alegre e a las almas preste.

Si queredes, señores, oír un buen solaz,
escuchad el romanze, sosegadvos en paz;
non vos diré mentira en quanto en él yaz,
ca por todo el mundo se usa e se faz.

E porque mejor sea de todos escuchado,
fablarvos he por trobas e por cuento rimado:
es un dezir fermoso e saber sin pecado,
razón más plazentera, fablar más apostado.

Non creades que es libro neçio, de devaneo,
nin tengades por chufa algo que en él leo:
ca, segund buen dinero yaze en vil correo,
ansí en feo libro está saber non feo.

El axenuz, de fuera negro más que caldera,
es de dentro muy blanco más que la peñavera;
blanca farina está so negra cobertera,
açúcar dulçe e blanco está en vil cañavera.

So la espina está la rosa, noble flor,
so fea letra está saber de grand dotor;
como so mala capa yaze buen bevedor,
ansí so mal tabardo está el buen amor.

E porque de todo bien es comienço e raíz
la Virgen Santa María, por ende yo, Joan Royz,
Açipreste de Fita, d'ella primero fiz
cantar de los sus gozos siete, que ansí diz:

 

Gozos de Santa María (1)

¡O María
luz del día,
tú me guía
toda vía!

Gáname gracia e bendiçión
e de Jhesú consolaçión,
que pueda con devoçión
cantar de tu alegría.

El primero gozo queAs lea:
en çibdad de Galilea,
Nazarec creo que sea,
oviste mensajería

del ángel que a ti vino,
Grabïel santo e digno;
tróxote mensaz divino,
díxote: ¡Ave María!

Tú, desque el mandado oíste,
omilmente lo resçebiste,
luego virgen conçebiste
al fijo que Dios enbía.

En Belem acaesçió
el segundo quando nasçió
e sin dolor aparesçió
de ti, Virgen, el Mexía.

El tercero cuentan las Leyes
quando venieron los reyes
e adoraron al que veyes
en tu braço do yazía.

Ofreçiól mirra Gaspar,
Melchior fue ençienso dar,
oro ofreçió Baltasar
al que Dios e omne seía.

Alegría quarta e buena
fue quando la Madalena
te dixo goço sin pena,
que el tu fijo vevía.

El quinto plazer oviste
quando al tu fijo viste
sobir al Çielo e diste
graçias a Dios ó subía.

Madre, el tu gozo sesto:
quando en los disçípulos, presto,
fue Spíritu Santo puesto
en tu santa conpañía.

Del septeno, Madre santa,
la Iglesia toda canta:
sobiste con gloria tanta
al çielo quana ý avía.

Reinas con tu fijo quisto,
nuestro Señor Jhesu Christo:
por ti sea de nós visto
en la gloria sin fallía.

 

Gozos de Santa María (2)

Virgen, del Çielo reína,
e del mundo melezina,
quiérasme oír,
que de tus gozos
escriva yo prosa digna
por te servir.

Dezirte he tu alegría
rogándote toda vía,
yo pecador,
que a la grand culpa mía
non pares mientes, María,
mas al loor.

Tú siete gozos oviste:
el primero, quando resçebiste
Salutaçión
del ángel, quando oíste
¡Ave, María; conçebiste
Dios, salvaçión.

El segundo fue conplido
quando fue de ti nasçido
e sin dolor;
de los ángeles servido,
fue luego conosçido
por Salvador.

Fue el tu gozo terçero
quando vino el luzero
a demostrar
el camino verdadero
a los reyes, conpañero
fue en guiar.

Fue tu quarta alegría
quando te dixo, María,
el Grabïel
que el tu fijo vevía
e por señal te dezía
que viera a él.

El quinto fue de grand dulçor:
quando al tu fijo Señor
viste sobir
al çielo, a su Padre Mayor,
e tú fincaste con amor
de a él ir.

Non es el sesto de olvidar:
los discípulos vino alunbrar
con espanto;
tú estavas en ese lugar,
del çielo viste ý entrar
Spíritu Santo.

Este septeno non ha par:
quando por ti quiso enbïar
Dios tu padre,
al çielo te fizo pujar,
con él te fizo assentar
como a Madre.

Señora, óy al pecador,
que tu fijo, el Salvador,
por nós diçió
del çielo, en ti morador;
el que pariste, blanca flor,
por nós murió.

Pecadores non aborrescas,
pues por ellos ser merescas
Madre de Dios;
ant'él connusco parescas,
nuestras almas le ofrescas,
ruégal por nós.

 

Aquí fabla de cómo todo omne entre los sus cuidados se debe alegrar e de la disputaçión que los griegos e los romanos en uno ovieron

Palabra es del sabio e dízela Catón,
que omne a sus coidados, que tiene en coraçón,
entreponga plazeres e alegre razón,
que la mucha tristeza mucho pecado pon.

E porque de buen seso non puede omne reír,
avré algunas bulras aquí a enxerir:
cada que las oyeres non quieras comedir
salvo en la manera del trobar e dezir.

Entiende bien mis dichos e piensa la sentençia;
non me contesca contigo como al doctor de Greçia
con el ribal romano e su poca sabiençia,
quando demandó Roma a Grecia la çïençia.

Ansí fue que romanos las leyes non avién,
fuéronlas demandar a griegos que las tenién;
respondieron los griegos que non las meresçién
nin las podrian entender, pues que tan poco sabién.

Pero que si las querién para por ellas usar,
que ante les convenia con sus sabios disputar
por ver si las entendrién e las meresçian levar:
esta respuesta fermosa davan por se escusar.

Respondieron romanos que les plazia de grado:
para la disputaçión pusieron pleito firmado;
mas, porque non entendrién el lenguaje non usado,
que disputasen por signos e por señas de letrado.

Pusieron día sabido todos por contender;
fueron romanos en coita, non sabian qué se fazer
porque non eran letrados nin podrían entender
a los griegos doctores nin al su mucho saber.

Estando en su coita, dixo un çibdadano
que tomasen un ribaldo, un vellaco romano;
segund Dios le demostrase fazer señas con la mano
que tales las feziese: fueles consejo sano.

Fueron a un vellaco muy grand e muy ardid;
dixiéronle: ¡Nós avemos con griegos nuestro conbit
para disputar por señas; lo que tú quisieres pit
e nós dártelo hemos; escúsanos d'esta lid!

Vistiéronle muy ricos paños de grand valía,
como si fuese doctor en la filosofía;
subió en alta cáthreda, dixo con bavoquía:
¡D'oy mais vengan los griegos con toda su porfía!

Vino aý un griego, doctor muy esmerado,
escogido de griegos, entre todos loado;
sobió en otra cáthreda, todo el pueblo juntado,
e començó sus señas como era tractado.

Levantóse el griego, sosegado, de vagar,
e mostró sólo un dedo que está çerca del pulgar,
luego se assentó en ese mismo lugar;
levantóse el ribaldo, bravo, de malpagar.

Mostró luego tres dedos contra el griego tendidos:
el polgar con otros dos que con él son contenidos,
en manera de arpón los otros dos encogidos;
assentóse el neçio, catando sus vestidos.

Levantóse el griego, tendió la palma llana
e assentóse luego con su memoria sana;
levantáse el vellaco con fantasía vana,
mostró puño cerrado: de porfía avia gana.

A todos los de Greçia dixo el sabio griego:
¡Meresçen los romanos las leys, non gelas niego.
Levantáronse todos con paz e con sosiego;
grand onra ovo Roma por un vil andariego.

Preguntaron al griego qué fue lo que dixiera
por señas al romano e qué le respondiera.
Diz: ¡Yo dixe que es un Dios; el romano dixo que era
uno en tres personas, e tal señal feziera!

Yo dixe que era todo a la su voluntad;
respondió que en su poder tenié el mundo, e diz verdad.
Desque vi que entendién e creyén la Trinidad,
entendí que meresçién de leyes çertenidad.

Preguntaron al vellaco quál fuera su antojo;
diz: ¡Díxome que con su dedo que me quebrantaria el ojo!
D'esto ove grand pesar e tomé grand enojo,
respondíle con saña, con ira e con cordojo

que yo le quebrantaría ante todas las gentes
con dos dedos los ojos, con el pulgar los dientes;
díxorne luego após esto que le parase mientes,
que me daria grand palmada en los oídos retinientes.

Yo le respondí queAl daría a él una tal puñada,
que en tienpo de su vida nunca la vies vengada;
desque vio que la pelea tenié mal aparejada,
dexóse de amenazar do non gelo preçian nada.

Por esto diz' la pastraña de la vieja ardida:
¡Non ha mala palabra si non es a mal tenida;
verás que bien es dicha si bien es entendida:
entiende bien mi libro e avrás dueña garrida.

La bulra que oyeres non la tengas en vil;
la manera del libro entiéndela sotil;
que saber bien e mal, dezir encobierto e doñeguil,
tú non fallarás uno de trobadores mill.

Fallarás muchas garças, non fallarás un uevo;
remendar bien non sabe todo alfayate nuevo:
a trobar con locura non creas que me muevo;
lo que buen amor dize, con razón te lo pruevo.

En general a todos fabla la escriptura:
los cuerdos con buen sesso entendrán la cordura;
los mançebos livianos guárdense de locura:
escoja lo mejor el de buena ventura.

Las del buen amor son razones encubiertas:
trabaja do fallares las sus señales çiertas;
si la razón entiendes o en el sesso açiertas,
non dirás mal del libro que agora refiertas.

Do coidares que miente dize mayor verdat:
en las coplas pintadas yaze grant fealdat;
dicha buena o mala por puntos la juzgat,
las coplas con los puntos load o denostat.

De todos instrumentos yo, libro, só pariente:
bien o mal, qual puntares, tal diré ciertamente;
qual tú dezir quisieres, ý faz punto, ý tente;
si me puntar sopieres, sienpre me avrás en miente.

 

Aquí dize de cómo segund natura los omes e las otras animalias quieren aver conpañía con las fenbras

Como dize Aristótiles, cosa es verdadera,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por aver mantenençia; la otra cosa era
por aver juntamiento con fenbra plazentera.

Si lo dexiés de mío, sería de culpar;
dizelo grand filósofo, non só yo de rebtar:
de lo que dize el sabio non devemos dubdar,
ca por obra se prueva el sabio e su fablar.

Que diz verdat el sabio clarame[n]te se prueva:
omnes, aves, animalias, toda bestia de cueva
quieren segund natura conpaña sienpre nueva,
e quanto más el omne que toda cosa queAs mueva.

Digo muy más el omne que toda creatura:
todas a tienpo çierto se juntan, con natura;
el omne de mal seso todo tienpo, sin mesura,
cada que puede quiere fazer esta locura.

El fuego sienpre quiere estar en la çeniza,
comoquier que más arde quanto más se atiza;
el omne quando peca bien vee que desliza,
mas non se parte ende ca natura lo enriza.

E yo, como só omne como otro, pecador,
ove de las mugeres a las vezes grand amor;
provar omne las cosas non es por ende peor,
e saber bien e mal, e usar lo mejor.

 

De cómo el Arçipreste fue enamorado

Assí fue que un tienpo una dueña me prisso,
de su amor non fui en ese tienpo repiso:
sienpre avía della buena fabla e buen riso,
nunca ál fizo por mí nin creo que fazer quiso.

Era dueña en todo e de dueñas señora;
non podía ser solo con ella una ora:
mucho de omne se guardan allí do ella mora,
más mucho que non guardan los jodíos la Tora.

Sabe toda nobleza de oro e de seda,
conplida de todos bienes, anda mansa e leda;
es de buenas constunbres, sossegada e queda,
non se podria vençer por pintada moneda.

Enbiél esta cantiga, que es deyuso puesta,
con la mi mensajera, que tenía enpuesta;
dize verdat la fabla que ¡la dueña conpuesta,
si non quiere el mandado, non da buena repuesta.

Dixo la dueña cuerda a la mi mensajera:
¡Yo veo otras muchas creer a ti, parlera,
e fállanse ende mal; castigo en su manera,
bien como la rapossa en agena mollera!

 

Enxienplo de cómo el león estava doliente e las otras animalias lo venían a ver

Diz que yazié doliente el león de dolor;
todas las animalias vinieron ver su señor;
tomó plazer con ellas e sentióse mejor:
alegráronse todas mucho por su amor.

Por le fazer serviçio e más le alegrar,
conbidáronle todas queAl darian a yantar;
dixieron que mandase quáles quisiese matar;
mandó matar al toro, queAl podría abastar.

Fizo echán al lobo e mandó que a todos diese;
él apartó lo menudo para el león, que comiese,
e para sí la canal, la mejor que omne viese;
al león dixo el lobo que la mesa bendixiese.

¡Señor! diz, tú estás flaco, esta vïanda liviana
cómela tú, señor, que te será buena e sana;
para mí e a los otros, la canal, que es vana.
El león fue sañudo, que de comer á gana.

Alçó el león la mano por la mesa santiguar,
dio grand golpe en la cabeça al lobo por castigar:
el cuero, con la oreja, del caxco le fue arrancar;
el león a la raposa mandó la vïanda dar.

La gulpeja con el miedo, e como es muy artera,
toda la canal del toro al león dio entera,
para sí e a los otros todo lo menudo era:
maravillóse el león de tan buena egualadera.

El león dixo: ¡Comadre! ¿quién vos mostró a fazer partiçión
tan buena, tan aguisada, tan derecha con razón?
Ella dixo: ¡En la cabeça del lobo tomé yo esta liçión,
en el lobo castigué qué fezíese o qué non!

¡Por ende yo te digo, diçia mas non mi amiga,
que jamás a mí non vengas nin me digas tal nemiga,
si non yo te mostraré cómo el león santigua,
que el cuerdo e la cuerda en mal ageno castiga.

E segund diz Jhesu Christo, non ay cossa escondida
que, a cabo de tienpo, non sea bien sabida:
fue la mi poridat luego a la plaça salida,
la dueña muy guardada fue luego de mí partida.

Nunca desde esa ora yo más la pude ver;
enbïóme mandar que punase en fazer
algún triste ditado que podiese ella saber,
que cantase con tristeza, pues la non podía aver.

Por conplir su mandado de aquesta mi señor,
fize cantar tan triste como este triste amor;
cantávalo la dueña, creo que con dolor:
más que yo podría ser d'ello trobador.

Diz el proverbio viejo: ¡Quien matar quier su can,
achaque le levanta porque non le dé del pan!
Los que quieren partirnos, como fecho lo han,
mescláronme con ella e dixiéronle de plan

que me loava d'ella como de buena taça,
e profaçava d'ella como si fuese caraça.
Diz la dueña, sañuda: ¡Non ay paño sin raça
nin el leal amigo non es en toda plaça.

Como dize la fabla: ¡Quando a otro someten,
qual palabra te dizen, tal coraçón te meten!
Posiéronle gran saña, d'esto se entremeten.
Diz la dueña: ¡Los novios non dan quanto prometen!

Como la buena dueña era mucho letrada,
sotil e entendida, cuerda e bien messurada,
dixo a la mi vieja, que le avia enbïada,
esta fabla conpuesta, de Isopete sacada.

Diz: ¡Quando quier casar onme con dueña mucho onrada,
promete e manda mucho! Desque la ha cobrada,
de quanto le prometió o da poco o da nada;
faze como la tierra quando estava finchada.

 

Enxienplo de quando la tierra bramava

Ansí fue que la tierra començó a bramar:
estava tan finchada, que quería quebrar;
a quantos la oyén podié malespantar;
como dueña en parto, començós de coitar.

La gente que bramidos atán grandes oía,
coidavan que era preñada, atanto se dolía,
pensavan que grand sierpe o grand bestia pariría,
que a todo el mundo conbrié e estragaría.

Quando ella bramava, pensavan de foír,
e desque vino el día que ovo de parir,
parió un mur topo: escarnio fue de reír;
sus bramuras e espantos en burla fueron salir.

E bien ansí acaesçió a muchos e a tu amo:
prometen mucho trigo e dan poca paja, tamo;
çiegan muchos con el viento, vanse perder con mal ramo;
vete, dil que me non quiera, que no'l quiero ni'l amo.

Omne que mucho fabla faze menos a vezes;
pone muy grant espanto, chica cosa es dos nuezes;
las cosas mucho caras alguna ora son rafezes,
las viles e las refezes son caras a las de vezes.

Tomé por chica cosa aborrençia e grand saña,
arredróse de mí, fizome el juegomaña;
aquel es engañado quien coida que engaña,
d'esto fize una troba de tristeza tan maña.

Fiz luego estas cantigas de verdadera salva,
mandé que gelas diesen de noche o al alva;
non las quiso tomar; dixe yo: ¡Muy mal va;
al tiempo se encoje mejor la yerva malva!

 

De cómo todas las cossas del mundo son vanidat, si non amar a Dios

Como dize Salamón, e dize la verdat,
que las cosas el mundo todas son vanidat,
todas son pasaderas, vanse con la hedat,
salvo amor de Dios, todas son liviandat.

E yo, desque vi la dueña partida e mudada,
dixe: ¡Querer do non me quieren, faría una nada,
responder do non me llaman es vanidad provada!
Partíme de su pleito, pues de mí es redrada.

Sabe Dios que aquesta dueña e quantas yo vi,
sienpre quise guarda[r]las e sienpre las serví;
si servir non las pude, nunca las deserví:
de dueña mesurada sienpre bien escreví.

Mucho seria villano e torpe pajez
si de la muger noble dixiese cosa refez,
ca en muger loçana, fermosa e cortés,
todo bien del mundo e todo plazer es.

Si Dios, quando formó el omne, entendiera
que era mala cosa la muger, non la diera
al omne por conpaña nin d'él non la feziera;
si para bien non fuera, tan noble non saliera.

Si omne a la muger non la quisiesse bien,
non ternia tantos presos el amor quantos tien;
por santo nin por santa que seya, non sé quién
non cobdiçie conpaña, si solo se mantién.

Una fabla lo dize que vos digo agora,
que ¡una ave sola nin bien canta nin bien llora;
el mástel sin la vela non puede estar toda ora
nin las verças non se crían tan bien sin la noria.

E yo, como estava solo, sin conpañía,
codiçiava tener lo que otro para sí tenía:
puse el ojo en otra, non santa mas sentía;
yo cruiziava por ella, otro la avié valdía.

E, porque yo non podia con ella ansí fablar,
puse por mi mensajero, coidando recabdar,
a un mi conpañero; sóporne el clavo echar:
él comió la vïanda e a mí fazié rumiar.

Fiz con el gran pessar esta troba caçurra;
la dueña que la oyere por ello non me aburra:
ca devriénme dezir neçio e más que bestia burra,
si de tan grand escarnio yo non trobase burla.

 

De lo que contesció al Arçipreste con Ferrand Garçía, su mensajero

Mis ojos non verán luz,
pues perdido he a Cruz.
Cruz cruzada, panadera,
tomé por entende[de]ra,
tomé senda por carrera
como [....] andaluz.

Coidando que la avría,
díxielo a Ferrand Garçía
que troxiése la pletesía
e fuese pleités e duz.

Díxome queAl plazia de grado,
e fizose de la Cruz privado:
a mí dio rumiar salvado,
él comió el pan más duz.

Prometiól por mi consejo
trigo que tenía añejo
e presentól un conejo,
el traidor falso, marfuz.

¡Dios confonda mensajero
tan presto e tan ligero!
¡Non medre Dios tal conejero
que la caça ansí aduz!

 

Aquí fabla de la constelaçión e de la planeta en que los omnes nasçen, e del juizio que los çinco sabios naturales dieron en el nasçemiento del fijo del rey Alcarez

Los antiguos astrólogos dizen en la çïençia
de la astrología, una buena sabiençia,
qu'el omne, quando nasçe, luego en su naçençia,
el signo en que naçe le juzgan por sentençia.

Esto diz Tholomeo e dízelo Platón,
otros muchos maestros en este acuerdo son:
qual es el asçendente e la costelAlaçión
del que naçe, tal es su fado e su don.

Muchos ay que trabajan sienpre por clerezía,
deprenden grandes tienpos, espienden grant quantía;
en cabo saben poco, que su fado les guía:
non pueden desmentir a la astrología.

Otros entran en orden por salvar las sus almas,
otros toman esfuerço en querer usar armas,
otros sirven señores con las sus manos amas,
pero, muchos de aquestos dan en tierra, de palmas.

Non acaban en orden nin son más cavalleros,
nin han merçed de señores nin heredan sus dineros;
porque puede ser esto, creo ser verdaderos,
segund natural curso, los dichos estrelleros.

Porque creas el curso d'estos signos atales,
dezirt'é un juïzio de çinco naturales,
que judgaron un niño por sus çiertas señales,
dieron juïzios fuertes de acabados males.

Era un rey de moros, Alcaraz nonbre avía;
nasçióle un fijo bello, más de aquél non tenía;
enbïó por sus sabios, dellos saber quería
el signo e la planeta del fijo queAl nasçía.

Entre los estrelleros queAl vinieron a ver,
vinieron çinco dellos de más conplido saber;
desque tomaron el punto en que ovo de nasçer,
dixo el un maestro: ¡Apedreado ha de ser!

Judgó el otro e dixo: ¡Éste ha de ser quemado!
El terçero dize: ¡El niño ha de ser despeñado!
Diz el quarto: ¡El infante ha de ser colgado!
Dixo el quinto maestro: ¡Morrá en agua afogado!

Quando oyó el rey juïzios desacordados,
mandó que los maestros fuesen muy bien guardados;
fizolos tener presos en logares apartados:
dio todos sus juïzios por mitrosos provados.

Desque fue el infante a buena hedat llegado,
pidió al rey su padre que le fuese otorgado
de ir a correr monte, caçar algún venado;
respondióle el rey que le plazia, de grado.

Cataron día claro para ir a caçar;
desque fueron en el monte, óvose a levantar
un revatado nublo, començó de agranizar,
e a poca de ora començó de apedrear.

Acordóse su ayo de cómo lo judgaron
los sabios naturales que su signo cataron;
¡Señor! diz, ¡acojámonos, que los que a vós fadaron
non sean verdaderos en lo que adevinaron!

Pensaron mucho aína todos de se acojer;
mas como es verdat e non puede fallesçer
que lo que Dios ordena en cómo ha de ser,
segund natural curso, non se puede estorçer:

façiendo la grand piedra, el infante aguijó,
pasando por la puente, un grand rayo le dio,
foradóse la puente, por allí se despeñó,
en un árbol del río de sus faldas se colgó.

Estando ansí colgado, a do todos lo vieron,
afogóse en el agua, acorrer non lo podieron:
los çinco fados dichos todos bien se conplieron,
los sabios naturales verdaderos salieron.

Desque vido el rey conplido su pessar,
mandó los estrelleros de la presión soltar;
fízoles mucho bien e mandóles usar
de su astrología, en que non avié que dubdar.

Yo creo los estrólogos verdad naturalmente;
pero, Dios, que crió natura e açidente,
puédelos demudar e fazer otramente:
segund la fe cathólica yo desto só creyente.

En creer lo de natura non es malestança,
e creer muy más en Dios con firme esperança;
porque creas mis dichos e non tomes dubdança,
pruévotelo brevemente con esta semejança:

çierto es que el rey en su regno ha poder
de dar fueros, e leyes e derechos fazer:
d'esto manda fazer libros e quadernos conponer,
para, quien faze el yerro, qué pena deve aver.

Acaesçe que alguno faze grand traïçión,
ansí que por el fuero deve morir con raçón;
pero, por los privados, que en su ayuda son,
si piden merçed al rey, dale conplido perdón;

O si, por aventura, aqueste que lo erró,
al rey en algund tienpo atanto le servié,
que piedat e serviçio mucho al rey movió,
por que del yerro fecho conplido perdón le dio.

E ansí como por fuero avía de morir,
el fazedor del fuero non lo quiere consentir;
dispensa contra el fuero e déxalo bevir:
quien puede fazer leyes puede contra ellas ir.

Otrosí puede el papa sus decretales far,
en que a sus súbditos manda çierta pena dar;
pero, puede muy bien contra ellas dispensar,
por graçia o por serviçio toda la pena soltar.

Veemos cada día pasar esto de fecho,
pero, por todo eso las leyes y el derecho
e el fuero escripto non es por ende desfecho,
ante es çierta çïençia e de mucho provecho.

Bien ansí Nuestro Señor Dios, quando el cielo crió,
puso en él sus signos e planetas ordenó,
sus poderíos çiertos e juïzios otorgó,
pero, mayor poder retuvo en sí que les non dio.

Ansí que por ayuno e limosna e oraçión
e por servir a Dios con mucha contriçión,
non ha poder mal signo nin su costelAlaçión:
el poderío de Dios tuelle la tribulaçión.

Non son por todo aquesto los estrelleros mintrosos,
que judgan segund natura por sus cuentos fermosos;
ellos e la çïençia son çiertos e non dubdosos,
mas non pueden contra Dios ir, nin son poderosos.

Non sé astrología nin só ende maestro,
nin sé astralabio más que buey de cabestro;
mas porque cada día veo pasar esto,
por aqueso lo digo; otrosí veo aquesto:

muchos nasçen en Venus, que lo más de su vida
es amar las mugeres, nunca se les olvida;
trabajan e afanan mucho, sin medida,
e los más non recabdan la cosa más querida.

En este signo atal creo que yo nasçí:
sienpre puné en servir dueñas que conoscí;
el bien que me feçieron non lo desagradesçí:
a muchas serví mucho que nada non acabesçí.

Comoquier que he provado mi signo ser atal
¡en servir a las dueñas punar e non en ál!
pero, aunque omne non goste la pera del peral,
en estar a la sonbra es plazer comunal.

Muchas noblezas ha en el que a las dueñas sirve:
loçano, fablador, en ser franco se abive;
en servir a las dueñas el bueno non se esquive,
que, si mucho trabaja, en mucho plazer bive.

El amor faz sotil al omne que es rudo,
fázele fablar fermoso al que antes es mudo;
al omne que es covarde fázelo muy atrevudo,
al perezoso faze ser presto e agudo;

al mançebo mantiene mucho en mançebez
e al viejo faz perder mucho la vejez;
faze blanco e fermoso del negro como pez,
lo que non vale una nuez amor le da grand prez.

El que es enamorado, por muy feo que sea,
otrosí su amiga, maguer que sea muy fea,
el uno e el otro non ha cosa que vea
que tan bien le paresca nin que tanto desea.

El bavieca, el torpe, el neçio e el pobre
a su amiga bueno paresçe e rico?onbre,
más noble que los otros; por ende todo onbre,
como un amor pierde, luego otro cobre.

Ca, puesto que su signo sea de tal natura
como es este mío, dize una escriptura
que ¡buen esfuerço vençe a la mala ventura
e a toda pera dura grand tienpo la madura.

Una tacha le fallo al amor poderoso,
la qual a vós, dueñas, yo descobrir non oso;
mas, porque non me tengades por dezidor medroso,
es ésta: que el amor sienpre fabla mentiroso.

Ca segund vos he dicho en la otra conseja,
lo que en sí es torpe con amor bien semeja,
tiene por noble cosa lo que non vale una arveja:
lo que semeja non es, oya bien tu oreja.

Si las mançanas sienpre oviesen tal sabor
de dentro, qual de fuera dan vista e color,
non avrié de las plantas fructa de tal valor;
mas ante pudren que otra, pero dan buen olor.

Bien atal es el amor, que da palabra llena,
toda cosa que dice paresçe mucho buena:
non es todo cantar quanto rüido suena;
por vos descobrir esto, dueñas, non aya pena.

Diz: ¡Por las verdades se pierden los amigos,
e por las non dezir se fazen desamigos.
Ansí entendet sano los proverbios antiguos,
e nunca vos creades loores de enemigos.

 

De cómo el Açipreste fue enamorado e del enxienplo del ladrón e del mastín

Como dize el sabio, cosa dura e fuerte
es dexar la costunbre, el fado e la suerte;
la costunbre es otra natura, çiertamente:
apenas non se pierde fasta que viene la muerte.

E porque es constunbre de mançebos usada
querer sienpre tener alguna enamorada,
por aver solaz bueno del amor con amada,
tomé amiga nueva, una dueña ençerrada.

Dueña de buen linaje e de mucha nobleza,
todo saber de dueña sabe con sotileza,
cuerda e de buen seso, non sabe de vilAleza,
muchas dueñas e otras, de buen saber las veza.

De talla muy apuesta e de gesto amorosa,
loçana, doñeguil, plazentera, fermosa,
cortés e mesurada, falaguera, donosa,
graçiosa e donable, amor en toda cosa.

Por amor d'esta dueña fiz trobas e cantares,
senbré avena loca ribera de Henares;
verdat es lo que dizen los antiguos retráheres:
¡Quien en el arenal sienbra non trilla pegujares!

Coidando la yo aver entre las benditas,
dávale de mis donas, non paños e non çintas,
non cuentas nin sartal nin sortijas nin mitas,
con ello estas cantigas que son deyuso escriptas.

Non quiso reçevirlo, bien fuxo de avoleza,
fizo de mí bavieca; diz: ¡Non muestran pereza
los omnes en dar poco por tomar grand riqueza;
levadlo e dezidle que malmercar non es franqueza!

Non perderé yo a Dios nin al su paraíso
por pecado del mundo, que es sonbra de aliso;
non soy yo tan sin seso, que si algo he priso,
quien toma dar deve, dízelo sabio enviso.

Ansí conteçió a mí con la dueña de prestar,
como conteçió al ladrón que entrava a furtar,
que falló un grand mastín; començóle de ladrar;
el ladrón, por furtar algo, començóle a falagar.

Lançó medio pan al perro, que traía en la mano:
dentro ivan las çaraças, varruntólo el alano;
diz: ¡Non quiero mal bocado, non serié para mí sano;
por el pan de una noche non perderé quanto gano!

Por poca vïanda que esta noche çenaría,
non perderé los manjares nin el pan de cada día;
si yo tu mal pan comiese, con ello me afogaría,
tú furtarias lo que guardo e yo grand traiçión faría.

Al señor que me crió non faré tal falsedat,
que tú furtes su thesoro que dexó en mi fealdat:
tú levarías el algo, yo faría grand maldat;
¡vete de aquí, ladrón, non quiero tu poridad!

Començó de ladrar mucho, el mastín era mazillero;
tanto siguió al ladrón que fuyó de aquel çillero.
Así conteçió a mí e al mi buen mensajero
con aquesta dueña cuerda e con la otra primero.

Fueron dares valdíos, de que ove manzilla;
dixe: ¡Uno coida el vayo e otro el que lo ensilla!
Redréme de la dueña e creí la fablilla
que diz: ¡Por lo perdido non estés mano en mesilla!

Ca, segund vos he dicho, de tal ventura seo
que, si lo faz mi signo o si mi mal asseo,
nunca puedo acabar lo medio que deseo:
por esto a las vegadas con el Amor peleo.

 

De cómo el Amor vino al Arçipreste e de la pelea que con él ovo el dicho Arçipreste

Dirévos una pelea que una noche me vino,
pensando en mi ventura, sañudo e non con vino:
un omne grande, fermoso, mesurado, a mí vino;
yo le pregunté quién era; dixo: ¡Amor, tu vecino!

Con saña que tenía, fuilo a denostar;
díxel: ¡Si Amor eres, non puedes aquí estar:
eres mentiroso falso en muchos enartar;
salvar non puedes uno, puedes çient mill matar!

Con engaños e lisonjas e sotiles mentiras,
enpoçonas las lenguas, enervolas tus viras;
al que mejor te sirve, a él fieres quando tiras,
párteslo del amiga al omne que aíras.

Traes enloqueçidos a muchos con tu saber,
fázesles perder el sueño, el comer y el bever,
fazes a muchos omes tanto se atrever
en ti fasta que el cuerpo e el alma van perder.

Non tienes regla çierta nin tienes en ti tiento:
a las vegadas prendes con grand arrevatamiento,
a vezes poco a poco con maestrías çiento:
de quanto yo te digo, tú sabes que non miento.

Desque los omnes prendes, non das por ellos nada,
tráeslos de oy en cras en vida muy penada;
fazes, al que te cree, lazar en tu mesnada,
e, por plazer poquillo, andar luenga jornada.

Eres tan enconado que, do fieres de golpe,
non lo sana mengía, enplasto nin xarope;
non sé fuerte nin reçio, que se contigo tope,
que noAl debatas luego, por mucho que se enforçe.

De cómo enflaquezes las gentes e las dapñas,
muchos libros ay d'esto, de cómo las engañas
con tus muchos doñeos e con tus malas mañas;
sienpre tiras la fuerça, dízenlo en fazañas:

 

Enxienplo del garçón que quería cassar con tres mugeres

Era un garçón loco, mançebo bien valiente,
non quería cassarse con una solamente,
sinon con tres mugeres: tal era su talente;
porfiaron en cabo con él toda la gente.

Su padre e su madre e su hermano mayor
afincáronle mucho que ya, por su amor,
con dos, que se cassase: primero con la menor
e, dende a un mes conplido, casase con la mayor.

Fizo su cassamiento con aquesta condiçión;
el primer mes ya pasado, dixiéronle tal razón:
que al otro su hermano con una e con más non
quisiese que le casasen a ley e a bendiçión.

Respondió el cassado que esto non feçiesen,
que él tenía muger en que anbos a dos oviesen
casamiento abondo e d'esto le dixiesen;
de casarlo con otra non se entremetiesen.

Aqueste omne bueno, padre de aqueste necio,
tenía un molino de gran muela de preçio;
ante que fuese casado el garçón atán reçio,
andando mucho la muela, teniala con el pie quedo.

Aquesta fuerça grande e aquesta valentía,
ante que fuese casado, ligero la fazía;
el un mes ya pasado que casado avía,
quiso provar como ante e vino allí un día.

Provó tener la muela como avía usado:
levantóle las piernas, echólo por mal cabo.
Levantóse el neçio, maldíxole con mal fado,
diz: '¡Ay, molino rezio, aún te vea casado!'

A la muger primera él tanto la amó
que a la otra donzella nunca más la tomó;
non provó más tener la muela, sól non lo asomó:
ansí tu devaneo al garçón loco domó.

Eres padre del fuego, pariente de la llama,
más arde e más se quema qualquier que te más ama;
Amor, quien te más sigue, quémasle cuerpo e alma,
destrúyeslo del todo, como el fuego a la rama.

Los que te non provaron, en buen día nasçieron;
folgaron sin cuidado, nunca entristeçieron;
desque a ti fallaron, todo su bien perdieron:
fueles como a las ranas, quando el rey pidieron.

 

Enxienplo de las ranas en cómo demandavan rey a Don Júpiter

Las ranas en un lago cantavan e jugavan,
cosa non les nuzía, bien solteras andavan;
creyeron al dïablo, que del mal se pagavan,
pidieron rey a Don Júpiter, mucho gelo rogavan.

Enbïóles Don Júpiter una viga de lagar,
la mayor que él pudo, cayó en ese lugar:
el grand golpe del fuste fizo las ranas callar,
mas vieron que non era rey para las castigar.

Suben sobre la viga quantas podian sobir;
dixieron: 'Non es éste rey para lo nós servir.'
Pidieron rey a Don Júpiter como lo solian pedir;
Don Júpiter, con saña, óvolas de oír.

Enbióles por su rey çigüeña manzillera;
çercava todo el lago, ansí faz la ribera,
andando pico abierta; como era vente[r]nera,
de dos en dos las ranas comía bien ligera.

Querellando a Don Júpiter, dieron boçes las ranas:
'¡Señor, Señor, acórrenos, tú que matas e sanas;
el rey que tú nos diste por nuestras bozes vanas,
danos muy malas tardes e peores las mañanas!

'¡Su vientre nos sotierra, su pico nos estraga!
De dos en dos nos come, nos abarca e nos traga!
¡Señor, tú nos defiende, Señor, tú ya nos paga;
danos la tu ayuda, tira de nós tu plaga!'

Respondióles don Júpiter: 'Tened lo que pidistes;
el rey tan demandado, por quantas bozes distes,
vengue vuestra locura, ca en poco tovistes
ser libres e sin premia; reñid, pues lo quesistes.'

Quien tiene lo que al cunple, con ello sea pagado;
quien podiere ser suyo non sea enajenado;
el que non toviere premia non quiera ser apremiado:
libertat e soltura non es por oro conprado.

Bien ansí acaesçe a todos tus contrallos:
do son de sí señores, tórnanse tus vasallos;
tú, después, nunca piensas sinon por astragallos
en cuerpos e en almas: así todos tragallos.

Queréllanse de ti, mas non les vales nada,
que tan presos los tienes en tu cadena doblada,
que non pueden partirse de tu vida penada;
responde a quien te llama, ¡vete de mi posada!

Non quiero tu conpaña, ¡vete de aquí, varón!
Das al cuerpo lazeria, trabajo sin razón;
de día e de noche eres fino ladrón:
quando omne está seguro, fúrtasle el coraçón.

En punto que lo furtas, luego lo enajenas:
dasle a quien non le ama, torméntasle con penas;
anda el coraçón sin cuerpo en tus cadenas,
pensando e sospirando por las cosas ajenas.

Fázeslo andar bolando como la golondrina,
rebuélveslo a menudo, tu mal non adevina:
oras coida en Susaña, oras en Merjelina;
de diversas maneras tu quexa lo espina.

En un punto lo pones a jornadas trezientas,
anda todo el mundo quando tú lo retientas;
déxasle solo e triste con muchas sobervientas;
a quien noAl quiere niAl ama sienpre gela mientas.

Varón, ¿qué as conmigo? ¿Quál fue aquel mal debdo
que tanto me persigues? Viénesme manso e quedo,
nunca me aperçibes de tu ojo nin del dedo:
dasme en el coraçón, triste fazes del ledo.

Non te puedo prender, tanta es tu maestría,
e maguer te presiese, crey que te non mataría;
tú, cada que a mí prendes, tanta es tu orgullía,
sin pïedat me matas de noche e de día.

Responde: ¿qué te fiz? ¿Por qué me non diste dicha
en quantas que amé, nin de la dueña bendicha?
De quanto me prometié, luego era desdicha;
en fuerte punto te vi: la ora fue maldicha.

Quanto más aquí estás, tanto más me assaño,
más fallo que te diga, veyendo quánto dapño
sienpre de ti me vino con tu sotil engaño:
andas urdiendo sienpre, cobierto so mal paño.