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poesia desde México

A LA MADRE DE MIS HIJOS

A LA MADRE DE MIS HIJOS, (Para Nelly Tapia)

• Fuera de todo rencor,
• y de las causas que nos separan,
• sin escribir palabras ofensivas,
• ni reproches, ni de riñas, ni más cosas malas
• quisiera decirte tantas cosas,
• pero me sobran o me faltan las palabras.

• Al comenzar el día, me falta tu sonrisa,
• al llegar la noche, la paz de tu mirada,
• los besos de tus labios todos los días,
• y el decirte cada día,
• los “te quiero” que guardaba.

• Me faltan tus gestos que me hacían reír,
• tus pies, tus manos, tu cuerpo que adorara.
• Hoy ya no tengo más de ti,
• ni tus defectos , ni tus manías que me encantaban,
• ni tus brazos que calor me hacían sentir,
• ni tus sueños por los que luchabas.

• Hay tantas cosas que extraño hoy ti,
• tus errores y fracasos de los que te levantabas,
• Tus lágrimas que hacían que enterraras muy dentro de ti,
• el recuerdo de tu padre y de tu madre,
• personas queridas que a mi mucho me apreciaban.

• Tengo tantas cosas que me quedan de ti,
• y muchas tantas otras que me faltan.
• El amor que todavía siento por ti,
• es más fuerte que el odio y el rencor
• que por mucho hoy me guardas.

• Algo que aunque quieras o no, y lo siento así
• es que si quiero besarte, acariciarte, tocarte y quererte,
• es la extensión que hiciste de mi, “nuestros hijos”,
• que como parte que son de ti y de mi,
• a traves de ellos, y por ellos, por ti y por mi,
• es que siempre y por siempre y para mi
• eternamente serás mi amada.

Silvano Ornelas Gallardo.


poesia desde argentina

Lunerias Lunerí

Si una noche muy oscura
en el cielo no ves nada
que la luna esta enojada

¿Es la misma luna llena
que se mete a mi balcón
la que blanquea los techos
de las casas del JAPÓN?

Cuando en el cuarto creciente
la media luna se ve
me dan ganas de mojarla
en la leche con café

La luna llena parece
un alfajor de vainilla
tal ves que yo pueda alcanzarla
si me paro en una silla

La luna de los astronautas
que un día te visitaron
te quedaste con sus huellas
tus secretos te robaron

En el medio de la frente
la luna tiene un lun
si siguen alunizado
pronto tendrá un centenar...

JULIA CHAKTOURA



Así se ve desde lejos

azul perdido
perdido en el mismo azul que baja y sube
jineteando sobre las medidas calculadas de tu acierto.

Vuelves a mirar y dudas,
ya no puedes ajustar tus ojos
a esa escala que descifra sin saber nada.

Por extraño que parezca,
desconoces todo de momento.
Te es ahora indiferente saber donde es que nace el cielo,
ni donde se precisa la expiración del mar.

Sientes miedo, un miedo a equivocarte.
Suspendes los acertijos que siguen sin aportar algo pero los necesitas
Son ahora sensacionales
sensacionales para ese camino lineal que ahora temes que no lo sea.

Sabes que ha llegado tu turno
y sobre ti
se aproxima la atención de un jurado de ausencia que te examina,
pero tu timidez
no acepta enseñar la ignorancia ante tu propia consideración,
no haces nada por salvarla,
sólo el instinto de aquella idea te entretiene
al tirarla al agua
y que flotando al vacío exclama:
¡ porque sabe,
sabe tan bien como tú,
que junto al azul del cielo,
arrugado también,
ha vivido por siempre el azul del mar.

Fijas tu atención
tratando de descubrir por ti solo
los secretos que te inspiran a mirar las distancias,
acomodas el deseo
y preparas en tus ojos
la conquista de aquel horizonte
que ayer no era más que una línea imaginaria
partiendo en dos la solidez del azul unido.
¿Qué habrá más allá donde se tocan?
Y tu vista se invita sola,
surfeando sobre las crestas,
dejando tras la barba blanca que marca
el camino abstracto de tu pensar voluntario.

... Vamos, vamos…
Escuchas cada vez más el grito de tu curiosidad
impulsándote a seguir y tú no paras.
Así de pronto has avanzado lo suficiente
para no perder la aprensión de tu cuerpo
sobre la línea salpicada de sol y sal que sigue esperando por ti
y que al parecer nunca acabas de llegar a ella.

Tu pensamiento se adentra precavido en la memoria,
hace trochas,
tambalea,
equilibra sus pasos sobre ese camino enjabonado
que se ensaña en mutilar el proyecto,pero así y todo,
sigues andando por esa brecha avanzada en tus caprichos.
Has navegado lo demasiado para querer volver a la nada,
regresa la vista,
ya no toca la otra línea que apoyaba la salud de tus piernas.
¡Cuan misterio asoma la distancia!

Estás en el justo medio de la medida:
A mitad del litoral, a mitad del horizonte.
Te muestras complacido
y vuelves a surfear las imágenes
sobre aquella facultad anímica que reposa entre el agua
buscando llegar a ese sitio que tiene para ti
reservada tu misma sospecha.

Te sientes parte de lo inmaterial,
de un mundo incognoscible,
donde cualquier idea puede ser aceptada.

Miras sobre tu pelo
y piensas en esa ave que vuela también al horizonte
con la misma meta de tu mirada,
aguardas sobre ella… hasta desvanecerla.

La mancha de peces te adelanta
y por un momento
crees viajar sobre alfombras plateadas de escamas
que empujan tu voluntad hasta el mismo espacio
marcado por tu imaginación.

Vuelas, vuelas… Navegas!
Siempre obstinado en alcanzarlo,
y por fin,
sobre el azul,
una mancha más clara que va nitidando a blanca.
Un paisaje, quizás conocido… y al acercarte,
la advertencia de la misma playa,
'del mismo azul mar- cielo
y un ser de espaldas
que para ti
no parece distinto.

… ¿Será.?..
Y lo bordeas hasta reconocerte:
Eres tu
Es tu propia silueta esperando por tu regreso.

¡Te has encontrado a ti mismo!
Tu mente,
ha sido tu mente
la que ha viajado dando la vuelta al mundo
sin cambiar la posición en tu cuerpo
y ahora
sobre él aparece
y asíiacute; sonríes,
conforme con tu pensamiento…
porque la imaginación es eso,
es amplia,
tan amplia,
como ese horizonte que buscas
y que solo para alcanzarlo,
nada más debes proponértelo
involucrandote en tus miradas.

Violeta


María...

Tal como la nieve
blanca era su cara
y azules sus ojos
como el mar en calma,
rubios sus cabellos
que se iluminaban
con áureos destellos
que el sol envidiara,
y esbelto su talle
igual que una espada.

María se llamaba
aquella muchacha
a la que amé tanto
como ella me amaba.

María se llamaba...

Se murió una tarde
cuando Otoño llueve
sus hojas doradas
y un viento redondo
las lleva en volandas.

María se llamaba...

Al decir su nombre
de mis ojos llueven
lágrimas amargas.

Alfredo Cortés Camacho




Le regalo a papá

le regalo a papa
una sonrisa de plata
que es la que alumbra mi cara
cuando de noche me tapa.

le regalo a papa una colonia fresquita
por no soltarme
cuando me duele la tripita.

le regalo a papa una armadura amarilla
que le proteja del monstruo
que espanta en mis pesadillas.

le regalo a papa el lenguaje de los duendes
por entender lo que digo
cuando nadie mas lo entiende.

le regalo a papa una chistera de mago
en la que quepan mis besos
envueltos para regalo.

valery


Nubes


¡ Ay madre...!

¡Ay madre!
Que no la mirara yo
que por mirarla no tengo
sosiego en el corazón.

Por mi calle ella pasó,
de noche, a primera hora,
y la noche que era oscura
por gracia de su hermosura
se volvió radiante día.

¡Ay madre!
Que no la mirara yo,
que por mirarla yo tengo
malherido el corazón.

Yo la miré...y ella a mí,
toda encendida en rubor.

Era garrida y gentil,
esbelta como una espada,
y en la su mirada había
una luz que acariciaba
pero que a la par, hería.

¡ madre!
Que no la mirara yo.
Yo la miré...y ella a mí.

Y en mi corazón dejó
clavado el dardo sutil
del amor.

Alfredo Cortés Camacho.






Solo tú

oscuro pesamiento de tu abandono
sentir la soledad de tus caricias,
que jamas fueron mías,
quien deba ser la dueña de tus mentiras,
corazón cobarde alma sin vida ,
jugaste a ser mas fuerte
y yo solo te pedí caricias.
puñal fueron tus manos,
que lastimaron mi ser
y hoy te llevas en tus labios
la sangre de mis heridas.
importante ,imponente casi soberbio
así es como hoy te veo...
capaz de destruir en un segundo
todos mis sueños.

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