Fernando Ruiz Granados
poesias de Fernando Ruiz Granados
poemas
--Fernando Ruíz Granados
poemas
 
ARENA
Nada hay aquí que se hermane con la piedra
  De los templos enclavados en la roca viva 
  Cuya edificación comenzaba -relata Herodoto-
  El día diez del segundo mes egipcio
  Cuando las sagradas aguas del Nilo lo inundaban todo
  De las pirámides orientadas hacia los cuatro Puntos Cardinales
  Que erigieron cien faraones durante tres mil años
  Con los bloques monumentales de las canteras de Arabia
  Y que transportaron innumerables hombres
  Sobre las hirvientes arenas del desierto
  De los altos accesos y dinteles
  De las columnas de augusto mármol
  De los pasillos bajos que rendían reverencia a los reyes
  En el Valle de los Muertos
  De las tres pesadas compuertas que velaban
  El sueño eterno del Faraón cuya cabeza descansaba
  Hacia el Norte de la Tierra
  De las hermosas piedras de granito rosa-siena
  De la arenisca roja de Heliópolis
  De las puertas de acacia laminadas en bronce
  En cuyos símbolos reales se auguraba la eternidad
  De los siglos insondables hoy perdidos en el tiempo
  Nada hay aquí que se hermane con la piedra
  Sólo este puñado de blanca arena
  Que un día –bajo el signo de Ra-
  Dominara el mundo
TAUBE
Esta paloma no conoce diluvios
  No sabe de Arcas
  Ni de altares de piedra y holocaustos
  Esta paloma ignora el naufragio de la luz
  La imposibilidad de la palabra
  Los signos escritos y borrados por el viento
  Los pasos perdidos de la arena
  Sabe de los raudales de claridad del día
  De las espumosas ondas del mar
  Que dicen su nombre
  Cuando sopla el aire fresco
  De la lluvia que vacía las populosas plazas
  De los portales semioscuros de la tarde
  Esta paloma como el mundo
  Surge de la penumbra
  Del albor de sus alas
  Amanecen las blancas ciudades del día
  Han pasado siglos
  Y no ha faltado tierra
  Donde descansar su vuelo
 
DINTEL
The eternal seeks, and find, the temporal. 
  Theodore Roethke
  La piedra eternal busca lo temporal
  La esbelta columna que sostiene 
  El claro techo del cielo
  El frontispicio del templo
  Donde la luz de oro anima
  Las figuras pétreas de los Dioscuros
  La cóncava piedra de la clepsidra
  Que guarda en su mano los instantes
  Del inasible tiempo
  El atezado bloque de granito
  De las murallas imperiales
  Que cubrirá la hierba
  El diáfano estanque
  Que contempla los jardines
  Y cuya agua habrá de pervertirse
  El poema que olvida
  Los himnos y los trenos
  El epitafio borrado por el limo
  El cántaro roto de la sed
  La sencilla piedra
  Bajo la catedral del árbol
Restauración 
  Soy el árbol de tu huerto
  El árbol del invierno
  Cuyas desnudas ramas
  Tienen por fronda
  El intermitente follaje
  De las nubes
  Soy el árbol de tu huerto
  El árbol sin fruto
  Que espera paciente
  La estación propicia
  El tiempo de la restauración
  De todas las cosas
  Soy el árbol de tu huerto
  El árbol erguido sobre la tierra
  Que aguardará paciente
  Todas las tormentas
  BITÁCORA DE VIAJE
He visto los barcos
  Anclados en los muelles
  Los ojos convulsos de los peces
  Todo resplandor sobre las olas
  He visto el árbol en el bosque
  En el río detenida la corriente
  En la tarde todos los ocasos
  He visto en la noche
  Ciudades encendidas
  En la poesía el relámpago que dura
  En el tiempo la palabra del silencio
LA MANZANA
Desprender el fruto
  La roja manzana del Paraíso
  El perfecto fruto que pendió 
  De la rama más alta del jardín
  Morderla
  No para gustar de su sabor
  Que contenta los sentidos
  Probar del fruto para alcanzar
  Su ardiente centro
  Su ignorada esencia
  Para vislumbrar el umbral del Comienzo
  El corazón del fuego
  Y volver al dulce calor 
  De la semilla
  Para encontrar en lo minúsculo
  La puerta al mundo
  ENSAYO DE UN ÁRBOL
Ensayar un árbol en el poema
  Asentar su raíz en el fondo blanco
  De la hoja
  Sembrarlo a la plenitud del día
  Ensayar un árbol en cada poema
  Orientar sus ramas
  Hacia los cuatro puntos cardinales
  Al Norte la rama del sentido
  La segunda al Sur el rumbo
  Al que emigran todos los pájaros
  La tercera hacia el Este
  El territorio donde nace la luz
  Y soplan los vientos del solsticio
  La última rama hacia el Oeste
  El punto hacia donde fluye todo esplendor
  El sitio en el que crece la noche
  Y se confunden todos los árboles
  Los árboles del mundo y los de la palabra
 
 
JARDÍN
En este lugar fue construido un jardín
  En este lugar la luz levantó sus bóvedas
  En este lugar fue sembrado el árbol
  Cuya forma une al cielo con la tierra
  En este lugar brotó la primera fuente
  En este lugar nació el río de cuatro brazos
  Que se extiende por los cuatro rumbos de la tierra
  En este lugar todas las semillas rindieron fruto
  En este lugar empezó todo
  En este lugar el hombre nombró todas las cosas
  A los peces del mar
  A las aves del cielo
  A las bestias de la tierra
  En este lugar la mano desprendió el fruto
  Si descansas tu oído sobre la tierra
  Alcanzarás a oír sus antiguos murmullos
  Si descansas tu oído sobre la tierra
  Escucharás el vuelo del primer pájaro
  Si descansas tu oído sobre la tierra
  Escucharás tus pasos
  AGUA DE PIEDRA
Todo quiere seguir siendo lo que es 
  El río que transcurre y que no cesa
  El paciente viento que labra la montaña
  La noche callada que no desgastará la eternidad
  La mañana que madura como un fruto
  El árbol que erige su antigua figura en los jardines
  La desgastada arena de cuyo polvo se construye todo
  El fuego dormido en la ceniza
  La nube de oro que enciende la fragua del ocaso
  La inscripción de piedra labrada por el poeta
  Los territorios de sombra desgajados por el rayo
  La nieve eterna que aguarda el despertar de la luz
  La solitaria luna
  El ojo del lobo que atisba la tiniebla
  El sol que asciende desde la honda oscuridad
  El paisaje que funda la mirada
  El Universo entero que se hace y se deshace
  El pájaro que escribe sus signos en la arena
  Las letras que el viento escribe y borra