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Cuentos infantiles

Autores Mexicanos


Autora: Elizabeth Segoviano

Nuestro agradecimiento a su autora por permitir que su obra siga siendo leida por muchos miles de niños.

El hada de las aves

¿ De dónde venimos las aves? –le preguntó un gorrioncillo a un abeto–.
-  ¿Acaso no lo sabes tú que eres un ave?
- No, no lo recuerdo … sólo sé que tenía muchas ganas de volar … volar sin detenerme.
- ¿ De dónde vienen las aves? –le preguntó un abeto al viento–.

- De entre las nubes … eso creo.

- ¿De dónde vienen las aves? –le preguntó el viento a las nubes–.
- De las montañas … eso creemos.

Y el viento emprendió un largo viaje hacia las más altas montañas, y preguntó : ¿de dónde vienen las aves? Pues sé que las aves mismas no lo recuerdan, y no vienen de los árboles, ni de las nubes, ni de mí.
- ¡ Ah! –suspiraron las montañas– las aves vienen de muy lejos, de otro mundo, uno que sólo existe en la mente de una hermosa hada llamada Liana.
- ¡ Cuéntenme montañas la leyenda de esta hada!

Y  así las montañas comenzaron la historia: ocurrió hace muchas eras, cuando aún no existía el tiempo, allá lejos en un secreto templo de antiguos dioses ahora olvidados, que un rey de nombre Onir se sentía muy solo, anhelaba una hija, una princesa que lo heredaría todo, y una noche el rey no pudo más y se fué al templo a pedir un milagro, a cambio daría lo que fuera si tan sólo le concedieran a su pequeña.

Aquella noche los antiguos dioses se reunieron, sabían que el rey era un hombre bueno y decidieron conceder su deseo, por entre las estrellas y detrás de la luna viajaron los dioses y regresaron con una niña de sonrisa de cristal y mirada azul que el rey nombró Liana, la niña era el sol del palacio, protegida por los dioses y bendecida por todas las constelaciones, largos años hizo feliz a su padre, pero sucedió que un día el rey Onir paseaba por los confines de su reino, distraído sin cuidar a donde lo llevaban sus pies y por accidente cayó, y cayó con rumbo hacia la nada, y cuando los dioses se percataron no permitieron que muriera, lo conviertieron en basto océano,verdes prados, poblados bosques de frondosos árboles, ardientes desiertos, solitarias islas, inmensas masas de hielo, exhuberantes junglas, altísimas montañas y el más azul de los cielos.

  Al escuchar lo acontecido la princesa Liana rogó que regresaran a su padre al palacio, pero los dioses no podían hacer tal cosa, pues al caer a la nada no podrían regresarlo a salvo; entonces la princesa volvió al palacio pensando que estaba llena de dones, no en valde era un hada y algo debía hacer para contactar a su padre.
Fué así que el hada Liana comenzó a imaginar bellas y delicadas criaturas que pudieran viajar y cantarle a su padre como sólo ella sabía hacerlo, el hada princesa no tenía más que imaginar en su mente los bellos colores y elegantes formas  para que de su mente y sus ojos brotaran estas criaturas y las nombró a todas, había gorriones, calandrias, pinzones, palomas, gaviotas, cisnes, grullas, canarios, jilgueros, pelícanos, quetzales, tucanes, faisanes, águilas, un fénix y cientos … quizá miles más; y cuando salían de la mente del hada Liana hacia el mundo real, ella les enseñaba canciones para deleitar a su padre, ¡vuelen! –decía la princesa- a la tierra, por doquier, no dejen un espacio sin surcar, acaricien el aire, los cielos, el agua y la tierra por igual, decidle al rey Onir, mi padre, que su hija siempre piensa en el, que el aleteo de sus alas son mis caricias en su rostro, vuelen, vuelen lejos de mi, cerca de él, él será su hogar y así una parte de mí permanecerá siempre a su lado.
Así han nacido las aves querido viento –decían las montañas– yo soy la tierra, fuí alguna vez el rey Onir y doy hogar a los dulces pensamientos de mi niña, el hada Liana, el hada de todas las aves, el hada que no me olvida … ahora que ya lo sabes, viento … quisera pedirte un favor.

- Lo que tu ordenes mi señor.

- Vuela alto muy alto allá donde sólo tú podrás llegar, conviertete en un ave fugaz, un ave de ráfagas intrépidas y ve al palacio, cruzando el olvidado templo y dale a mi niña un beso en la mejilla y dile que su padre … la tierra, siempre la recuerda entre las estrellas; y cuando regreses, si encuentras en tu camino un ave cuéntale como es que ha sido creada.

Desde aquel día el viento acompaña a las aves en su larga travesía contándoles la leyenda de su ama, el hada Liana, y cómo son mensajeros alados de un amor tan puro y real que ni todas las arenas del tiempo pueden enterrar.

Fin

Autora: Elizabeth Segoviano

Nuestro agradecimiento a su autora por permitir que su obra siga siendo leida por muchos miles de niños.




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