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Rafael Obligado





Rafael Obligado


de Jerica desde

pais: Santo Domingo

titulo: Amor

Del cielo callo un lapisero
lleno de tinta negra
preguntale a tu madre
que si quiere ser mi suegra❤




POEMA 5

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.

Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.

Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.


Pablo Neruda




"Las auroras de otoño"


Aquí es donde vive la serpiente, la sin cuerpo.
Su cabeza es aire. En cada cielo, por la noche,
Debajo de su cola se abren ojos que nos miran.

¿O esto es otro culebrear fuera del huevo,
Otra imagen al final de la caverna,
Otra sin cuerpo para la vieja piel?

Aquí es donde vive la serpiente. Éste es su nido,
Estos campos, estas colinas, estas teñidas distancias,
y los pinos encima, ya lo largo y al costado del mar.

Esto es forma engullendo lo informe,
Piel relampagueando hacia desapariciones anheladas,
Y el cuerpo de la serpiente relampagueando sin piel.

Ésta es la altura emergiendo y su base
Estas luces pueden finalmente alcanzar un polo
En la semi cerrada medianoche y encontrar la serpiente allí,

En otro nido, el amo del laberinto
De cuerpo y aire e imágenes y formas,
Inexorablemente en posesión de la felicidad.

Éste es su veneno: que hemos de desconfiar
Incluso de esto. Sus meditaciones en los helechos,
Cuando se movía tan apenas para estar segura del sol,

Nos hizo no menos seguros. Vimos en su cabeza,
Anillada de negro sobre la roca, el animal moteado,
La hierba móvil, el Indio en su claro del bosque.

Wallace Stevens


IDILIO SIDERAL

Como misterios ensortijados de vida,
un eco que se disuelve por el mundo,
un suspiro de polvo y arena,
una transmutación más allá
de todo tiempo corrompido.
Piensa la mente su misma gota de rocío,
un barco que siembra la esperanza renacida,
una paloma destapando calvarios
y misterios luminosos de vida trasnochada,
un evangelio extraviado por la luz.
Amor, seremos ecos que se derrumban,
palmeras sin control abortadas
de sentimientos en fuga.
¡Un adiós en grito de toda elevación!
Cuenta el cuentero que todo pasa,
pasará la luz en viento de ensueño.
¡Una dulce canción, melancolía!
Una vida futura y despoblada.
Atinados de pájaros en la piel del alma.
Una palabra que sonríe a otra palabra muda.
Una antología que conlleva el canto,
un poema, un verso, una palabra en eco de gracia,
deformándose dos aves en el mismo cielo.
Una mirada que otra mirada mira.
Un bien vengas tú, en mí, en ti, en nada.
Una noche anocheciendo otra noche amarga.
Iremos transplantando ilusiones,
confesando abismos, ecos en luz, sueños.
Todas las almas del mundo vivirán
en ti, en mí, en nada.
Somos el principio del hoy,
la loca gruta del mañana.
¡Nada se nos dará sino buscamos el amor.
Todo es concubinato de seres mágicos,
eternos, despoblados corazones y sonrisas.

Alzaremos el sueño, el salmo, la palabra viva;
la vibración del alma nos pertenece a todos!
Nadie se salva sino lo salvamos desde el alma,
todo principio muere y se transforma,
toda creación se crea a sí misma,
todo hombre es el espejo de lo que lleva en el alma.
Nadie engaña a nadie
a menos que nos engañe la vida.
Iré a buscar al mundo mi media unidad
deformada por la lira.
Todo gira, gira, sin sentir el peso de la vida.
Amor, somos eco que se repite
amargamente por esta vida.
Amor, sálvame...
Como yo te salvo
desde la otra vida.

Iván Segarra Báez



A Dorila

Te engañas, mi Dorila,
si juzgas que rendido
de amar sin esperanza
se verá el pecho mío;
que no, no es tan tirano,
cual dicen, el Dios niño,
y sabe aun con las ansias
dar premios exquisitos.
Son necios los amantes
que llaman su dominio
cruel, y que maldicen
sus cadenas y grillos.
Dorila, yo te adoro;
y el ardor en que vivo,
es el premio y la gloria
que el adorarte pido.
Peno ¡ay triste! mas tengo
en tu rostro divino
de mis crueles ansias
un dulce y cierto alivio:
pues aun cuando mi pecho
más agitado miro,
volviendo a ti los ojos
ledo que da y tranquilo.
Y si del rostro amable
el influjo benigno
me es negado, y ausente
mi fuego es más activo,
tu dulce nombre entonces
tiernamente repito,
y un nuevo fuego enciendo,
con que aplaco el antiguo.
¡Ay! de esta suave llama
los amantes deliquios
sólo es dado gozarlos
a quien sabe sentirlos.
Zagala, no te engañes,
que aun el más afligido
pagado está, si logra
dar a tiempo un suspiro.

Jose Maria Blanco




Charles Bukowski

"¿ASÍ QUE QUIERES SER ESCRITOR?" de Charles Bukowski


Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
ó clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.

Si primero tienes que leerlo a tu esposa
ó a tu novia ó a tu novio
ó a tus padres ó a cualquiera,
no estás preparado.

No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
ó hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

 

Charles Bukowski

"ASIDERO EN LA OSCURIDAD" de Bukowski


Estoy ahí sentado
borracho
escuchando las
mismas sinfonías
que me dieron
la voluntad de seguir adelante
cuando tenía 22.

40 años después
ni ellas ni yo tenemos la misma magia
precisamente.

deberías haberme
visto entonces
tan
esbelto
sin
barriga
era
todo nervio
demacrado:
violento, fuerte,
loco.

si me decías
una palabra
fuera de lugar
te partía el alma
allí mismo.

no quería que me
molestara
nada ni
nadie.

parecía estar
siempre de camino a alguna
celda
tras haber sido trincado por
hacer algo
en la avenida o
sus inmediaciones.

ahora estoy aquí sentado
borracho.
soy
una serie de
pequeñas victorias
y grandes derrotas
y estoy tan
asombrado
como cualquier otro
de
haber llegado
desde allí hasta
aquí
sin cometer ningún asesinato
ni haber sido
asesinado;
sin
haber dado con mi huesos en el manicomio.

mientras esta noche
me bebo a solas otra vez
el alma a pesar de todo el sufrimiento
pretérito
gracias a todos los dioses
que no estuvieron
de mi parte entonces.

Charles Bukowski



El comienzo de Wallace Stevens

Así llega al fin el verano hasta estas pocas manchas
Y al óxido y la podredumbre de la puerta por donde ella se fue.

La casa está vacía. Pero es aquí donde ella se sentaba
Para peinar su cabello húmedo de rocío, una luz intangible,

Perpleja por sus más oscuras iridiscencias.
Éste era el espejo donde solía mirar

Al ser momentáneo, sin historia,
La identidad del verano perfectamente percibido,

Y sentir su alegría campestre y sonreír
Yser sorprendida y temblar, mano y labio.

Ésta es la silla de la que recogía
Su vestido, el más esmerado y favorecedor de los tejidos

Al que un tejedor cosió doce campanas ...
El vestido yace, abandonado, sobre el suelo.

Ahora, los primeros tuteadores de tragedia,
Para empezar, hablan con suavidad en los aleros.

Wallace Stevens



Francisco Azuela

EL TREN DE FUEGO

¿Quién camina poeta sobre tus lágrimas?

Lágrima uno

Lleno de sauces el tiempo echa su llanto y su asma;
viejo y tullido echa su cárcel de árboles sobre el mundo,
su tierra de metal y de hambre eléctrica.

El tren lleva el nombre de una estación que nadie sabe,
la piel de cacto emana sangre de muertos
con una nueva especie de dolor.

El cementerio se enraíza,
pinta pálidos en la cara,
el pozo dejó salir el agua;
tumbas sin muertos,
esqueletos sin hueso,
tierra de asentamiento amplio,
largo,
hondo.

Ya saben por qué todos los días
alguien se lleva algo de humano
en la leyenda de las hondas lastimaduras.

Lágrima dos

Era un tren de fuego,
extraño,
legendario,
medidor del frío,
detenido en el sismo;
invierno viejo,
grande de tiempo,
cansado,
donde todos los olores
llevan el ritmo de una esencia desgastada.

Cómo llovía esa vez,
el Reconocedor se echó a dormir,
castigador de hierba,
cadáver recobrado en sus aptitudes,
manchador de agua.

Alguien dijo que la música de los caracoles era perpetua,
el eco,
cuerpo gemidor de almas.

La tierra se ha llenado de arrugas,
el agua hará su revolución,
visitadora de espacios.

El cántaro es un tiempo aglomerado de brujerías,
suspendido del aire,
abofeteador;
no hay vacío en el cántaro,
atrapador de los ruidos;
el día que el nicho sea abandonado por sus rumores,
¿quién podrá resistir la manifestación de claves
aún no descifradas?

La filosofía se cientifíca con la nostalgia de otros dolores,
vieja cárcel de hambre
donde el olor de flores dejó el camino del espíritu.

Si el frío viniera a la intensidad del fuego
y el Tren siguiera el murmullo de las quejas
como oidor de solitarios,
cuya única herencia en horas
depende del motor y el carbón de lumbre.

Si fuera recogiendo lo roto y llorado,
lo amargo,
lo infierno;
si recogiera la viudez de la gente,
de la tierra,
del polvo;
ceniza y pájaro carpintero ya fallecido,
el silbido de fuego llegaría a las ciudades de nieve
y el frío volvería a su antes.

Lágrima tres

Tren de fuego:
pájaro de ala humana injertada de piel,
asoleadora de agua y sal,
nave rompedora de arcos
donde la cicatriz es llamarada de frío.

Algún demonio ha llegado tarde,
triste clepsidra.

El Tren ensancha sus costillas,
rueda sobre dientes de hilo en hojas de pedernal,
la ciega estación se paraliza de soles jóvenes,
ángeles destronados en la guerra.

¿El demonio se dulcifica?,
tirador de astros,
plantas,
árboles,
golpeador trampero del viento;
desvirgador,
violador de espacios.

Lágrima cuatro

El mar abrió sus conchas
donde el sol vomita sus espumas de rabia
y una estrella copula su virginidad
con luces de agua silenciosa.

Se hace la penetración
en la casa desvestida de espejos;
ventanas maternales de luz,
difunto tendido sobre el suelo,
el blasfemo termina la ceremonia cargando el ataúd,
cadáver largo y frío sobre la copa de los árboles;
injertador de ramas en la casa,
hueco de manga ancha,
oculta electricidad de murciélagos,
prisión de ojos.

El tejado manda su agua,
los animales manchan sus alas
con el color de piel que se hincha de aire.

Trotador caballo de cascos,
los caracoles expulsan sus sueños,
gusano de seda,
castillo de fosas.

Lágrima cinco

Inventor de mentiras,
embustero demonio trampero del viento,
trepado en el pico de un pájaro de nieve encendida,
quemador de alas de ángel desnudo de astros,
rama y perro,
mordedores de viejos molinos.

Se putrefactan rancios jinetes,
cabalgaduras de hueso colorado,
la mejilla recobra su río de sangre como un eco,
fusil parador de disparos.

Lágrima seis

Alguien ha venido a preguntar por sus ojos,
del tiempo de sus ojos,
tránsito largo en una región de hambre.

Le dijeron:
no despiertes al tigre,
no es bueno despertarlo,
¿qué iba a entender sus pecados de soledad?,
amigo de sombras,
largos cuervos pestilentes.

Lágrima siete

Pomona se apareció con sus árboles rotos y fríos
de vientos desechos en ruinas.

Comedor de raicillas blancas,
aves enfermas,
locomotora manca y vieja pule los rieles.

Le dijo al ángel que dejaba la casa,
anochecía en sus dientes
el recuerdo de otra estación,
hierba transplantada en los intestinos,
manchas de azufre,
hormiga y grillos de arena.

Se llenaron los pies de camino
y sal de música intoxicada;
largas carreteras,
angostas y curvas;
con la vista vuelta hacia atrás.

El tigre seguía en el cerebro,
matador de carne.



PREPARA lentamente las alforjas

meterás el orgullo el valor el coraje
la fe de tus ancestros y un puñado
de tierra de la aldea
meterás las canciones que aprendiste de niño
oyéndolas cantar a los hombres del pueblo
al ir a la faena o en los días de fiesta

¿recuerdas? querías ser como ellos llevar sus mismas ropas
aprender sus oficios emular sus conquistas
compartir el aroma a heno y a sudor que desprendían
al regresar cansados
despeinados
contentos

pero tú ahora deseas el rastro de un aroma nunca olido
deseas conquistar otras fatigas
ennoblecer tu rostro en otro oficio
vestir ropas más albas

será un viaje incierto y nada a de faltarte en la osadía
aunque has de andar ligero

mide bien las alforjas

se prudente y escoge

la fe con que creciste
la pasión
la nobleza

repásalo de nuevo
enumera su lista

el alo del recuerdo de tus padres
los sabores más tiernos
esa luz del hogar cuando volvías
túrgido de los juegos
el navegar pausado y tambaleante
por el agua serena de la alberca
de aquel pequeño barco que tallaras
en madera de fresno

mira que nada falte

meterás el dolor que te produjo el paso impetuoso de la muerte

¿y el amor lo olvidabas?

llévalo tatuado en tu antebrazo


Juan Carlos Gomez

 


UNA VEZ, JUNTO AL PACIFICO

Las aguas agitadas con gran fragor rompían.
Y las olas cimeras, al ver las que venían,
hacer algo querían a la costa cercana
que el mar jamás ha hecho a la tierra su hermana.
Bajas e hirsutas eran las nubes en el cielo,
como guedejas sobre unos ojos de anhelo.
Diríase, en verdad, sin poder dar razones,
que agradaba a la costa tener sus farallones,
y a éstos ser sostenidos por todo un continente.
Se acercaba una noche de tiniebla evidente,
y no sólo una noche, sino una época horrible.
Habría que aprestarse contra un furor posible,
pues vendría algo más que olas en algazara
cuando su último ¡Apáguese la luz! Dios decretara.

Robert Frost




Donde la voz parece más del árbol

Donde el hombre es un árbol.
Aquí, donde los ojos de los niños...
Tal vez aquí no puedo decir nada.
Tan cerca estoy de cosas
que están siempre desnudas.
Puede mi tiempo ahora herir la tarde.
Yo vengo de tan lejos y de tantas palabras,
vengo de tantas manos y de carne con precio,
vengo de tantos vientres con inéditos gritos,
que me sube la voz igual que un ojo.
Aquí, donde este hombre
para decirme que no tiene ropa
desentierra los huesos de su sonrisa:
su azucena valiente y definida,
su azucena harapienta.

Manuel del Cabral




LA FUENTE DEL DESIERTO

Adolfo de la fuente



fuentecilla que sin cauce
viertes tus límpidas aguas
en los yertos arenales.

Por más que en dulce murmullo
tus penas digas al aire,
en el espacio perdidos
se extinguirán tus cantares.

Bien desgraciada es tu suerte,
que apenas al mundo naces
consume la ardiente arena
tus cristalinos raudales.

¡Pobre fuente que, ignorada,
de esas yermas soledades
por las inmensas llanuras
te miras vagar errante!

¿De qué te sirven, cuitada,
esos límpidos cristales
que rizan la blanca arena
sobre que emprendes tu viaje?

¿De qué te sirve que puras
broten tus aguas natales
si no llegará a beberías
el sediento caminante?

¿Por qué mientras tú, olvidada,
tus puras aguas esparces,
hay otras fuentes dichosas
que ciñen floridas márgenes;

Que, resbalando tranquilas
por los deliciosos valles,
son espejo de las flores
y encanto son de las aves?

Pero ¡ay! tal vez más dichosa
tu aislada vida resbale
en ese vasto sepulcro
en que se ahogan tus ayes;

que, ajena a falsos placeres
en el retiro en que yaces,
tal vez te agobian deseos,
mas no te matan pesares.

Y no hay una planta impura
que con sucia huella manche
esa clara transparencia
de tus aguas virginales.

¡Dichosa tú que, ignorada
en el retiro en que yaces,
no hay por qué temas del mundo
a los furiosos embates;

y, en tu inocencia escudada,
sin saber de flores ni aves,
tal vez abrigas deseos,
mas no te matan pesares!...



DÉCIMAS de Juan de Tassis

1

A una doncella que dejó de serlo por interés

Un jacinto se quebró,
dicen que tendrá remedio,
que se quebró por el medio
y con oro se soldó.
A fe que lo que costó
precio a mi cuenta es bastante,
mas empeñado un amante
pecho de metales abre,
que sangre en diamante labre
más en virgo que en diamante.

2

Solicita un amante con su dama la suspirada posesión de su deseo

Francelisa, cuyos ojos
arrojan tanto rigor
que pueden al mismo amor
rendir por finos despojos:
Hoy todo lleno de enojos
te hace presente mi pecho,
que en el volcán tan derecho
de mis amantes fatigas
con lo mismo que me obligas
me estimulas a un despecho.

3

Rodriguillo, juro cierto
que me pesa de hablar
porque no digan que es dar
lanzadas en moro muerto.
Pero en campo tan abierto
hasta los mudos obliga
a que, aunque por señas, diga
cada cual lo que sintiere;
y si diere y a quien diere,
San Pedro se la bendiga.

María de Sandalín
en Amberes te parió,
matrona que en Dios creyó
y en su fe como un rocín;
de su maestro Calvín
te dio en leche la doctrina,
y no es cosa peregrina
si un hijo mal enseñado
por los pasos que han andado
por esos mismos camina.

Padre no le confesabas,
ni fue tan buena tu madre
que se le conozca padre,
y así en Flandes le buscabas.
El de acá de las Aldabas,
siendo como no se olía
-¡oh, prudente!- resistía
haciendo al silencio escudo,
en el tiempo que cornudo
tu diligencia le hacía.

Cuantos te han conocido
se están haciendo mil cruces
de ver que, echado de bruces,
hayas tan alto subido;
aunque si es bien advertido,
no es negocio de primor
de pícaro ser señor
en poder y más poder,
porque, si es para caer,
cuanto más alto es peor.

Honrarse fue desatino,
y esa insignia colorada
había de ser naranjada
o de algún aliente sino;
en tu ambición te imagino
mirando al mundo allá abajo,
dando higas al trabajo
y ocasión a todas gentes
para admirar los oyentes
de un Marqués en estropajo.

Y siendo así, es caso llano
que tú y esotro monazo
andabais al venenazo
con todo el linaje humano,
que médico o cirujano
de vida muy prolongada
con papel y sin espada
dio tan mortales heridas,
pues que quitastes más vidas
que una peste moderada.

Cesen ya tus devaneos
y derriba, dando ejemplo,
las columnas de tu templo,
y mueran los filisteos;
cumple los justos deseos
del castellano león,
y si la reformación
por las glorias comienza,
al color de vergüenza
le vendrá su San Antón.

Adiós, título de viento,
caballero pegadizo,
quintaesencia del hechizo,
que hechiza el entendimiento;
haz luego tu testamento,
manda al Rey hacienda tanta,
al verdugo la garganta,
y por últimos despojos
el cuerpo a leña y manojos,
que así tu gloria se canta.

4

A una doncella que se hizo preñada y decía que estaba opilada de comer leche

Si estoy despierto, no sueño;
exceso de leche fue
la dolencia de la que
se ocasionó de un ordeño;
no lo pasa en aguileño,
que a la indiciada fatiga
da otra causa y hay quien diga
(aunque el disimulo es harto)
que los dolores son parto
y la leche de barriga.

 





David Escobar Galindo

Deja que el aire libre se libere...

Deja que el aire libre se libere
más aún, oh Dolor, deja que afine
su transparente fuego Mnemosine
para cantar lo que viviendo muere.

Que así, en lo oscuro, mi estupor inquiere
y en mano abierta el eco se define
ante la espina que la mano hiere.

Deja pues, oh Dolor, que me encamine
hacia la lumbre que mi lumbre quiere,
lenta unidad de noche que termine.

Y así en el blanco oficio que me espere
la vida clara y corporal germine
como si el día sin fronteras fuere.

Juan de Tassis

 

David Escobar Galindo



A la luz de tu sombra conmovida...

A la luz de tu sombra conmovida
deja de escuchar a tantas voces tuyas,
me quedaré desnudo de silencio
cuando me des tu intimidad desnuda.

Los recuerdos que corren por tu sangre
Te han dejado fragante de ternura,
Fuerte eternidad estremecida
Y el color secular que te circunda.

La nostalgia se sube a tus arcadas
Para soñar el sol su ansia madura;
Mientras las ramas verdes te acarician
En el temblor henchido por la lluvia.

Para las sombras de tus corredores
Son mis palabras como sombras mudas
Que quieren saturarse de tus ecos
Y saturan tu paz de albas futuras.

Soneto al patio del Palacio Municipal de La Habana, 1937

Angel Augier



Asombro

Me asombran las hormigas que al ir vienen
tan seguras de sí que me dan miedo
porque están donde van sin más preguntas
y aunque asomos de vida son perfectas
si minúsculas máquinas que saben
el dónde y el adónde que les toca
y a la muerte la ignoran como a nada
si no fuese tan útil instrumento
con que hacer de lo inerme nueva vida.

Pero aunque agrande su minucia viva
el azoro redondo en que las miro
y me apena que no se sepan nunca
tal como son en su afanarse oscuro
ya tan inmemorial como la Tierra

más me asombra mi pena y me convence
de que saberse el ser bien que la vale
aun cuando el precio sea tan alto como
el enorme silencio de allá afuera.


Eliseo Diego





Yosa Buson

Bosque de Bambú

Pasó el ayer,
pasó también el hoy:
se va la primavera.

* * *

La flor del té,
¿es blanca o amarilla?
Perplejidad.

* * *

Melancolía,
más que el año pasado:
tarde de otoño.

* * *

Lluvias de mayo.
Y enfrente del gran río
un par de casas.

* * *

Un aguacero.
Se agarran a las yerbas,
los gorriones.

* * *

Niña muda
convertida en mujer:
ya se perfuma.

* * *

Incluso mi esposa
actúa como una forastera,
esta mañana de primavera.



Soneto

Si lo que el alma me reuela, quando,
Filis, contemplo la diuina y rara
beldad al mundo más que el cielo clara,
que adoro ardiendo y reuerencio amando,

con el acento doloroso y blando
que me quexo de ti, significara,
parara el Sol, las fieras humillara,
arrebatara el cielo contemplando.

Mas como el rayo de tus bellos ojos
otras tinieblas amanece agora
en el que fué mi ocaso escurecido,

silencio eterno esconde el que te adora,
a quien los rayos de tu Oriente rojos
encubren nubes de perpetuo oluido.

Soneto

La fatal influencia que recibo
del mouimiento de las dos estrellas
al cielo más diuinas, y más bellas
al mundo que de Febo el rayo viuo;

la escura nube del desdén altiuo
impide que resulte agora dellas
bien a mi mal, aliuio a mis querellas,
fin al dolor y fin al llanto esquiuo,

Suspiro de contino y, suspirando,
apenas desminuyo la cerrada
niebla que esconde mi diuina lumbre.

Venus, si agrauios mueuen tu hijo blando,
assegura tu Reyno y de passada
haz que pierdan altiuos gloria y cumbre.

Francisco de la Torre





La chola lo vistió

con algodón nativo
sembrado por sus manos
en el huerto;
hiló la fibra blanca
con los gruesos cordones
de sus dedos,
y en el telar de cañas
entretejió los hilos
amarillos y espesos
para hacer el calzón
y la camisa
de su hombre... el labriego;
y luego con la gracia
de su alma hecha de aromas
y gorjeos,
le adornó la pechera
y los puños
y el cuello
con puntadas de cruz,
simulando avecillas
y ramajes... y aleros.

El cuero de la bestia
que pateó la sabana
y se hartó de potreros,
le sirvió para hacerse
las cutarras
que defienden sus plantas
de la brasa candente
de su suelo;
y la mochila
que sesgó en su hombro
para guardar la pipa y la merienda,
junto con el "brillante"
que cubre su cabeza,
forman del orejano
la agreste vestimenta.

Ana Isabel Illueca


Earle Birney

From the Hazel Bough

Desde la Rama del Avellano

Conocí a una señorita
en una calle casi desierta
ojos de avellana
y pequeños pies de algodón

sus piernas nadaban cercanas
como una amorosa trucha
sus ojos eran árboles
donde los muchachos se recostaban

manos en la oscuridad y
un río por el costado
rodean pechos turgentes
con los dedos de la marea

ella era morrudita como un pinzón
y como un salmón ella era vivaracha
jugetona como la seda y
orgullosa como un Brahma

nos guiñamos un ojo cuando nos conocimos
y reímos al despedirnos
nunca hubo tiempo
para el desencanto
de corazones lastimados

pero ningún hombre ve
dónde reposa la trucha en este momento
o qué es lo que está recostado
sobre la rama del avellano
(traducido por el autor)





poemas

PLAYERA

Baje a la playa la dulce niña,
perlas hermosas buscaré,
deje que el agua durmiendo ciña
con sus cristales su blanco pie . . .

Venga la niña risueña y pura,
el mar su encanto reflejará
y mientras llega la noche oscura
cosas de amores le contará.

Cuando en levante despunte el día
verá las nubes blanco tul
- como los cisnes de la bahía -
rizar serenos el cielo azul.

Enlazaremos a las palmeras
la suave hamaca y en su vaivén
las horas tristes irán ligeras
y sueños de oro vendrán también.

Y si la luna sobre las olas
tiende de plata bello cendal,
oirá la niña mis barcarolas
al son del remo que hiende el mar,

mientras la noche prende en sus velos
broches de perlas y de rubí,
y exhalaciones cruzan los cielos
lágrimas de oro sobre el zafir!

El mar velado con tenue bruma
te dará su hálito arrullador,
que bien merece besos de espuma
la concha nácar, nido de amor.

Ya la marea, niña, comienza,
ven que ya sopla tibio terral,
ven y careyes tendrá tu trenza
y tu albo cuello rojo coral.

La dulce niña bajó temblando,
bañó en el agua su blanco pie,
después, cuando ella se fue llorando,
dentro las olas perlas hallé.

poesias Justo Sierra

 



EL VELERO BLANCO

Desde que era niño siempre tuvo un sueño,
se lo dio un barquito hecho de papel,
y fue desde entonces que quiso ser dueño
de un velero blanco y bogar en él,
no por los paisajes de un mundo lejano
cubierto por islas de hermoso coral
él solo soñaba sentarse en su barco
y por una brisa dejarse llevar.

Al pasar el tiempo se quedó en un sueño
como tantos sueños, su sueño de mar
nunca dijo nada, pues siempre temía
que si alguien sabía se fuera a burlar.

Hoy que ya está viejo, y nadie le ofrece
por sus pocas fuerzas un trozo de pan,
agarra la silla, esa que se mece,
y se va hasta el patio, buscando soñar,
en la vieja silla se siente en el barco,
cerrando los ojos escucha la mar
y hasta hay una brisa...
que baja a sus labios
olas muy pequeñas...
con sabor...
a sal...

Ramón de Almagro




Oración de un desocupado

Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
de "Violín y otras cuestiones"

Juan Gelman



QUIÉN SABE

Indio que asomas a la puerta
de esa tu rústica mansión:
¿Para mi sed no tienes agua?
¿Para mi frío cobertor?
¿Parco maíz para mi hambre?
¿Para mi sueño, mal rincón?
¿Breve quietud para mi andanza?

-¡Quién sabe, señor!

Indio que labras con fatiga
tierras que de otro dueño son:
¿Ignoras tú que deben tuyas
ser por tu sangre y tu sudor?
¿Ignoras tú que audaz codicia
siglos atrás te las quitó?
¿Ignoras tú que eres el amo?

-¡Quién sabe, señor!

Indio de frente taciturna
y de pupilas de fulgor:
¿Qué pensamiento es el que escondes
en tu enigmática expresión?
¿Qué es lo que buscas en tu vida?
¿Qué es lo que imploras a tu dios?
¿Qué es lo que sueña tu silencio?

-¡Quién sabe, señor!

¡Oh, raza antigua y misteriosa,
de impenetrable corazón,
que sin gozar ves la alegría
y sin sufrir ves el dolor:
eres augusta como el Ande,
el Grande Océano y el Sol!
Ese tu gesto que parece
como de vil resignación,
es de una sabia indiferencia
y de un orgullo sin rencor...

Corre por mis venas sangre tuya,
y, por tal sangre, si mi Dios
me interrogase qué prefiero
-cruz o laurel, espina o flor,
beso que apague mis suspiros
o hiel que colme mi canción-,
responderíale diciendo:
-¡Quién sabe, señor!

José Sanchez


Ella



Viene despacio
entra
tropieza con mi tos
con mi costumbre de dejar la nuca
en cualquier parte
viene despacio
ordena mis silencios
desata las palabras necesarias
recibe la correspondencia de mis ojos
viene despacio
a tender sus manteles de ternura
viene despacio
apenas hecha humo para no despertarme
se abre paso entre vasos arrojados al día
retratos de mujeres
noches de bronca y noches de ginebra
viene despacio
con su enchape celeste subiéndose a mis mástiles
viene despacio
entra
se arrodilla al borde de mi alma
y junta los fragmentos de mi risa
después... se vuela azul como la tarde.

Jorge Boccanera

ÍNTIMA

¿Qué soledad, Dios mío, qué soledad es ésta?
He derrochado en vano mi bondad y cariño,
como quien echa flores a un arroyo que pasa;
he puesto el corazón ante todas mis cosas,
como escudo, y lo han roto con violencia los golpes;
he querido tener una casa en las nubes,
donde abrir una puerta, fuese ver una estrella;
y el viento se ha llevado las nubes y los astros…
Y sin embargo tengo, como todos, un alma.

¿Qué soledad, Dios mío, qué soledad es ésta?
No encuentro quien me quiera; ¿no es cierto que parece
una frase tan sólo para la poesía?
Y es la verdad: no encuentro…Yo he visto la mirada
celeste del cariño; pero la he visto siempre
como se ve una estrella caer sobre la tierra
y que nunca desciende donde estamos nosotros…
He observado caricias que extenuaban dos manos;
y he oído palabras que eran besos con nombre,
como unos pajaritos que iban para otra selva…
Y sin embargo tengo, como todos, un alma.

¿Qué soledad, Dios mío, qué soledad es ésta?
Y la vida se vuela, y la paso diciendo
lo que dicen: - ¡ qué hueco!- En silencio me marcho.
La maldad y el desprecio, las vilezas y el odio,
no han sido mis torturas; tú, sólo, Indiferencia,
cual hija de la nada, me cerraste la vida
con tu puerta de mármol, a donde tantas veces
como una aldaba inquieta golpeó mi corazón…

Tú, sorda, no sabías lo que yo te decía,
y te pusiste el dedo en los labios: - Silencio -…
Te pedí: - Deja que entre a la vida. Yo busco
quien me quiera…- No oías y cerraste la puerta…
Y me he quedado solo, así como esos perros
que vagan por las calles, rogando con sus ojos
humanos, que los lleven al calor de un hogar…
Y me he quedado solo, como una hoja mustia
barrido por el viento, en una primavera…
Y sin embargo tengo, como todos, un alma.

Pedro Miguel Obligado

DIBUJO

Suaviza el sol que toca su blancura,
disminuye la sombra y la confina
y no tuerce ni quiebra su figura
el ademán tranquilo que la inclina.

Resbala por la piel llena y madura
sin arrugarla, la sonrisa fina
y modela su voz blanda y segura
el suave gesto con que se combina.

Sólo al color y la exterior fragancia
su carácter acuerda su constancia
y su lenguaje semejanza pide;

como a su cuerpo no dibuja y cuida
sino la música feliz que mide
el dulce movimiento de su vida.


Jorge Cuesta


Estudio de desnudo

Esa línea que nace de tus hombros,
Que se prolonga en brazos, después mano,
Esos círculos tangentes, geminados,
Cuyo centro en cono se resuelve,
Agudamente erguidos hacia los labios
Que ansiosos de los tuyos se desprenden.

Esas dos parábolas que te encierran
En el quebrar ondulado de cintura,
Las calipigias cicloides superpuestas
Al trazo de las columnas invertidas:
Tibios muslos de líneas envolventes,
Torneada espiral que no se extingue.

Esa curva tan suave que dibuja
Sobre tu vientre un arco reposado,
Ese triángulo oscuro que fulgura,
Camino y sello de la puerta de tu cuerpo,
Donde el estudio que de desnudo hago
Se transforma en cuadro terminado.

Saramago


Primera voz

Las ondas tienen vaga armonía,
Las violetas suave olor,
brumas de plata la noche fría,
luz y oro el día, yo algo mejor;
¡yo tengo Amor!


Segunda voz

Aura de aplausos, nube radiosa,
ola de envidia que besa el pie.
Isla de sueños donde reposa el alma ansiosa.
¡Dulce embriaguez la Gloria es!

Tercera voz

Ascua encendida es el tesoro,
sombra que huye la vanidad.
Todo es mentira: la gloria, el oro.
Lo que yo adoro sólo es verdad;
¡la Libertad!
Así los barqueros pasaban cantando

la eterna canción
y al golpe del remo
saltaba la espuma y heríala el sol.
¿Te embarcas?, gritaban,
y yo sonriendo les dije al pasar:
Yo ya me he embarcado;
por señas que aún tengo
la ropa en la playa tendida a secar.

G. Adolfo Becquer





A VINCENT

Comprendes cómo te
nombro,
con mente quieta y silenciosa
me escucho
cuando no me escuchan,
escribo tu nombre
con el borde de la lengua,
rodando el filo vacío de los labios.
Y te extiendes luchando
en la humedad de mi deseo,
en la resonancia del silencio.
Te aíslo y separo de los otros
sucesivamente incierto,
tiemblas dentro en la garganta,
te atrapo y fortalezco;
como símbolo fresco
te hago mío.
Envuelvo tu nombre en mi contacto,
cuerda vocal que busca su instrumento.
Te estanco en el sonido de mi aliento,
te resistes,
te rindes:
te he nombrado.

De repente, te tropiezo,
te abres hacia mí
y desde el desván del alma
ese papel, esa escritura
indócil me avasalla
y me pierdo a mí misma
en el pequeño orbe de tu carta.
Suspendida en la hoja, gota a gota
salto hacia ti, escafandra en mano,
y me ciño la ropa de los tibios años.
Estoy en todas partes y en ninguna:
fantasmagórica y real,
me seduces y ahogas.
En el beso mortal
con olor a tus manos
me deshaces en caos.
Vuelvo a mi ordenado mundo,
cierro el sobre.

Pero cómo recobrar los gestos del amor,
las olvidadas trampas, las miradas
que se nutren en los ojos del otro.
Cómo despertar a mi dormido cuerpo,
despojado de noches,
amortajado en sueños,
en ardid de silencios.
Cual válvula escondida
hará correr la sangre
para entibiar rincones
e innombrables nostalgias.
Mis manos desperezan
la boca entumecida
que nutriéndose
va de tus palabras.
Apenas ya recuerdo
los ritos,
los gemidos.
Hilvanando memorias
antiguas, aprendidas,
empezará a girar
mi aliento entre tus manos.
Apenas recordando,
ensayando de nuevo las palabras.

Eres nube, eres mar,
eres olvido.
Eres también aquello
que has perdido
Jorge
Luis Borges

No estás al alba,
el diamante de la memoria
sella miradas
y mi silencio acuña tu silencio.
Espejos vienen reflejando
en mi pupila lo que fue
del amor atrevido,
del callado que respirando va
en nuestra garganta
y súbito y audaz ya nos atrapa.
El vino rojo de memorias
nos inunda y nos baña
este silencio, este tímpano sordo de tus cartas,
esas claves secretas en tus libros,
esa manzana roja que mordimos,
esos susurros,
esas noches.

Vamos a considerar todas las cosas:
tu mirada empapada de otras noches,
tus manos de semilla
a punto de plantarse en mi costado,
y sobre todo tu fuego, que crea tanto
y temo me destruya;
y también
la puntual muerte del amor,
como me hablaste.
Pero mejor, no consideremos nada
y
extiende
el ramillete de nervios de mi tacto,
sólo para que Dios
no me encuentre dormida.

Insomne en soledades,
las estaciones de mi cuerpo callan,
esperando dormidas en los fuegos.
Al regresar de conquistadas noches,
náutica en fábulas y abismos,
astro demente del amor.
Soy quemante espectro.
Frente a ti,
la piel brillante al aire,
desnuda de los pies hasta el alma
y tú ni te das cuenta,
todavía.

Extraño ritual al tacto,
reconocer el libro con tu nombre:
respiras entrelíneas
y muerdes,
en las marcas de los márgenes.
Las páginas leídas
tornadas grises por tus dedos
son palabras con olor a tus poros,
amoldados, tibios, a tus manos.
La azul tapa cosquillea
cada nervio extendido de mi mano,
al tropezar luego sorprendida
con la doblada página
elegida,
la que resume alientos
y me habla.

A veces en silencio
te nombro con la urgencia de mi desesperanza.
Mi ropa son mis ansias
y están atadas a mi piel,
con esa falta de todo lo que llenas.
Respiro en tus papeles,
al borde de tu cama,
cual desnudo invisible que la sombra acompaña.
Hoy sientes en la tarde
que espejos transparentes
te devuelven mi cara.
Mis pupilas cansadas
mecidas en tus manos
te muerden cada dedo,
vedados como abismos de frutos prohibidos.
Cierro la puerta,
grito,
llamando ese rincón
poblado de tu savia.

Manos abriéndose, como interrogación no terminada
en enigma de opaco crucigrama.
Mirar el rostro y luego...
tus pies nudosos y descalzos,
blancos en la espuma de un mar
que no nos permitió vernos.
Transparencia.
¿Cuál pupila reflejará el verde o el azul?
El antiguo cuervo de tu pelo
batirá sus alas,
sacudiendo mi punto de recuerdo
en el horizonte de la tarde.

Insomnes caminantes, ya caemos,
distraídos casi, en transparencias:
con prodigioso amor
y demoliendo duras cáscaras viejas, carcomidas.
Fulminante resurrección:
así clavada
sencillamente a éste tu costado,
vuelvo
salada de naufragios,
de fantasmas
implacables, tardíos desatinos.
(y me deslizo despacio
de esta isla,
alargándome apenas en tus alas).

Desvelado vives
en los nervios insomnes de mis noches
o en el libro que guardo con tu nombre.
(Redondo y suave tacto
como alas).
Ángel de fuego,
tocas y destrozas las angustias,
asfixias y temores,
enloqueciendo mi médula en secreto.
Inventaste la creación entera
y no existía;
ángel, arcángel, espuma, alas,
antes
de que tu lengua me tocara.
Terciopelo de labios,
caracola,
húmedo, caliente,
tu aliento entre mis manos.

Y cómo contestar
esa confidencia,
de amores enredados, de azoradas esquinas,
de tardes compartidas.
Diciéndote, mi amigo,
que antes te esperaba,
que te espero,
que quisiera enredarme en tus amores,
mantenerte despierto,
que me pienses al alba.
En tu lista de amores,
azares, confidencias,
estoy aquí esperando,
respiro entre tus sábanas
llamándote, mi amigo.


Louis Aragón

Cántico a Elisa

(Obertura)

Te toco y veo tu cuerpo y tú respiras,
ya no es el tiempo de vivir separados.
Eres tú; vas y vienes y yo sigo tu imperio
para lo mejor y para lo peor.
Y jamás fuiste tan lejana a mi gusto.

Juntos encontramos en el país de las maravillas
el serio placer color de absoluto.
Pero cuando vuelvo a vosotros al despertarme
si suspiro a tu oído
como palabras de adiós tú no las oyes.

Ella duerme. Profundamente la escucho callar.
Ésta es ella presente en mis brazos, y, sin embargo,
más ausente de estar en ellos y más solitaria
de estar cerca de su misterio,
como un jugador que lee en los dados
el punto que le hace perder.

El día que parecerá arrancarla a la ausencia
me la descubre más conmovedora y más bella que él.
De la sombra guarda ella el perfume y la esencia.
Es como un sueño de los sentidos.
El día que la devuelve es todavía una noche.

Zarzales cotidianos en que nos desgarramos.
La vida habrá pasado como un viento enfadoso.
Jamás saciado de esos ojos que me dan hambre.
Mi cielo, mi desesperación de mujer,
trece años habré espiado tu silencio cantando.

Como las madréporas inscriben el mar,
embriagando mi corazón trece años, trece inviernos,
trece veranos;
habré temblado trece años sobre un suelo de quimeras,
trece años de un miedo dulce amargo,
y conjurado peligros aumentados trece años.

¡Oh niña mía!, el tiempo no está a nuestra medida
que mil y una noche son poco para los amantes.
Trece años son como un día y es fuego de pajas.
El que quema a nuestros pies malla por malla
el mágico tapiz de nuestra soledad.

Versión de: María Dolores Sartorio



El pueblo
A Regina Igel

Lo sueño, lo entresueño, lo persigo.
Para su acceso no hay más que el recuerdo.

Faltan los ojos puros, la inocencia.
Faltan los pies pequeños.

La calle larga, de calzada roja,
de la casa dormida en el silencio,

está en aquel lugar, acaso idéntica,
bajo idéntico cielo.

La que entreveo no es la misma calle
y se esfumina y se me pierde, lejos.

La casa del zaguán siempre cerrado
y oscuro de misterio;

la casa de la parra prodigiosa
de racimos que asedian los insectos

no existe ya. Lo sé. Ya es otra casa.
Ha cambiado de dueños:

La habitan hoy ancianas como brujas
horribles de vejez y de ojos ciegos.

Acaso el pueblo es pura fantasía.
O un pueblo en que conozco a los espectros,

pero en el que los vivos son extraños
que nunca conocieron a mis muertos.

Pero lo sueño siempre, lo persigo,
y si jamás lo encuentro y recupero

para mirarlo, allí, palpable y vivo
como se ven, palpables, otros pueblos,

es porque es invisible, por llevarlo
adentro, adentro, demasiado adentro.




LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!
Sus pescuezos eran finos y sus ancas
relucientes y sus cascos musicales...

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

¡No! No han sido los guerreros solamente,
de corazas y penachos y tizonas y estandartes,
los que hicieron la conquista
de las selvas y los Andes:

Los caballos andaluces, cuyos nervios
tienen chispas de la raza voladora de los árabes,
estamparon sus gloriosas herraduras
en los secos pedregales,
en los húmedos pantanos,
en los ríos resonantes,
en las nieves silenciosas,
en las pampas, en las sierras, en los bosques y en los valles.

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

Un caballo fue el primero,
en los tórridos manglares,
cuando el grupo de Balboa caminaba
despertando las dormidas soledades,
que de pronto dio el aviso
del Pacífico Océano, porque ráfagas de aire
al olfato le trajeron
las salinas humedades;

y el caballo de Quesada, que en la cumbre
se detuvo viendo, en lo hondo de los valles,
el fuetazo de un torrente
como el gesto de una cólera salvaje,
saludo con un relincho
la sabana interminable...
y bajó con fácil trote,
los peldaños de los Andes,
cual por unas milenarias escaleras
que crujían bajo el golpe de los cascos musicales...

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

Y aquel otro, de ancho tórax,
que la testa pone en alto
cual queriendo ser más grande,
en que Hernán Cortés un día
caballero sobre estribos rutilantes,
desde México hasta Honduras
mide leguas y semanas entre rocas y boscajes,
es más digno de los lauros
que los potros que galopan
en los cánticos triunfales
con que Píndaro celebra
las olímpicas disputas
entre el vuelo de los carros y la fuga de los aires

Y es más digno todavía
de las odas inmortales
el caballo con que Soto, diestramente,
y tejiendo las cabriolas como él sabe,
causa asombro, pone espanto, roba fuerzas,
y entre el coro de los indios,
sin que nadie haga un gesto de reproche,
llega al trono de Atahualpa y salpica con espumas
las insignias imperiales.

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

El caballo del beduino
que se traga soledades.
El caballo milagroso de San Jorge,
que tritura con sus cascos los dragones infernales.
El de César en las Galias.
El de Aníbal en los Alpes.
El Centauro de las clásicas leyendas,
mitad potro, mitad hombre,
que galopa sin cansarse,
y que sueña sin dormirse,
y que flecha los luceros,
y que corre como el aire,
todos tienen menos alma, menos fuerza, menos sangre,
que los épicos caballos andaluces
en las tierras de la Atlántida salvaje,
soportando las fatigas,
las espuelas y las hambres,
bajo el peso de las férreas armaduras,
cual desfile de heroísmos,
coronados entre el fleco de los anchos estandartes
con la gloria de Babieca y el dolor de Rocinante.

En mitad de los fragores del combate,
los caballos con sus pechos arrollaban
a los indios, y seguían adelante.
Y, así, a veces, a los gritos de "¡Santiago!",
entre el humo y e fulgor de los metales,
se veía que pasaba, como un sueño,
el caballo del apóstol a galope por los aires

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

Se diría una epopeya
de caballos singulares
que a manera de hipogrifos desolados
o cual río que se cuelga de los Andes,
llegan todos sudorosos, empolvados, jadeantes,
de unas tierras nunca vistas,
a otras tierras conquistables.
Y de súbito, espantados por un cuerno
que se hincha con soplido de huracanes,
dan nerviosos un soplido tan profundo,
que parece que quisiera perpetuarse.
Y en las pampas y confines
ven las tristes lejanías
y remontan las edades
y se sienten atraídos
por los nuevos horizontes:
Se aglomeran, piafan, soplan, y se pierden al escape.

Detrás de ellos, una nube,
que es la nube de la gloria,
se levanta por los aires.

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

José Sánchez Chocano




Arder

Cuando nos besamos trituramos un ángel.
Su última voluntad será nuestro deseo.
Tiempo habrá para escupir sus vidrios de colores,
su sombrero de plumas,
barajas manoseadas por tahúres y ahora

hay que hacerlo entrar,
ofrecerle licor (que él viene de morirse),
acercarle una silla (que lee en la oscuridad).

Dirá sus baratijas,
su forma de guiarnos al secreto de la vieja
estación.
Dirá que el vino está hecho de hojas secas,
que puede hacer un fuego con tu rostro y el mío.
(Ni un centavo de luz a su trabajo).

Cuando nos besamos desollamos un ángel,
un condenado a muerte que va a resucitar en
otras bocas.
No tengas lástima por él, sólo hay que hincar el
diente
y triturar al ángel.
Abrir tus piernas blancas y darle sepultura.

Jorge Boccanera




José Manuél Caballero

A batallas de amor, campo de plumas

Ningún vestigio tan inconsolable
como el que deja un cuerpo
entre las sábanas
y más
cuando la lasitud de la memoria
ocupa un espacio mayor
del que razonablemente le corresponde.

Linda el amanecer con la almohada
y algo jadea cerca, acaso un último
estertor adherido
a la carne, la otra vez adversaria
emanación del tedio estacionándose
entre los utensilios de la noche.

Despierta, ya es de día, mira
los restos del naufragio
bruscamente esparcidos
en la vidriosa linde del insomnio.

Sólo es un pacto a veces, una tregua
ungida de sudor, la extenuante
reconstrucción del sitio
donde estuvo asediado el taciturno
material del deseo.

Rastros
hostiles reptan entre un cúmulo
de trofeos y escorias, amortiguan
la inerme acometida de los cuerpos.
A batallas de amor campo de plumas.


Carilda Oliver

Adiós

Adiós, locura de mis treinta años,
besado en julio bajo la luna llena
al tiempo de la herida y la azucena.
Adiós, mi venda de taparme daños.

Adiós, mi excusa, mi desorden bello,
mi alarma tierna, mi ignorante fruta:
estrella transitoria que se enluta,
esperanza de todo por mi cuello.

Adiós, muchacho de la cita corta;
adiós, pequeña ayuda de mi aorta,
tristísimo juguete violentado.

Adiós, verde placer, falso delito;
adiós, sin una queja, sin un grito.
Adiós, mi sueño nunca abandonado.


Tania Tomé desde Mozambique

"Y donde el sol nace, crece una palabra devorando lentamente

las metáforas en un gesto iniciado de luz y vida

Existe un tortuoso laberinto por entre las sílabas lleno de brillo

por donde brotan los ríos y los labios en el mismo momento de partida

Pero amarlas bien deprisa, bien despacito debe ser el camino

Y la puntuación se eleva en la sutileza de los versos,

de la métrica, de la rima, en la esencia del silencio

Y hay un deseo insano de desfigurar la blanca página,

Con color de la mirada que se desplaza intensa hacia el otro lado del espejo

donde acontece en el mundo su estrella bailante

Y dentro de las palabras hay melodía,

colgándose sobre las aristas del verso

y danzando los murmullos constantes del vuelo de las aves".

 


Javier del Granado

LA MONTAÑA

Flagela el rayo la erizada cumbre,
el huracán en sus aristas choca,
y arranca airado con la mano loca
su helada barba de encrespado alumbre.

Rueda irisado de bermeja lumbre
el turbión que en cascada se disloca,
y hunde a combazos la ventruda roca,
para que el oro en su oquedad relumbre.

Bate el cóndor tajantes cimitarras
y arremetiendo al viento de la puna,
estruja al rayo en sus sangrientas garras.

Reverberan de nieve las pucaras,
y soplando el pututo de la luna
se yerguen en la cima los aimaras.



EN LA RIBERA

Ven, sigue de la mano
S al que te amó de niño;
ven, y juntos lleguemos hasta el bosque
que está en la margen del paterno río.

¡Oh, cuánto eres hermosa,
mi amada, en este sitio!
Sólo por ti, y a reflejar tu frente,
corriendo baja el Paraná tranquilo.

Para besar tu huella
fue siempre tan sumiso,
que, en viéndote llegar hasta la playa
manda sus olas sin hacer ruido.

Por eso, porque te ama,
somos grandes amigos;
luego, sabe decirte aquellas cosas
que nunca brotan de los labios míos.

El año que tú faltas,
la flor de sus seibos,
como cansada de esperar tus sienes,
cuelga sus ramos de carmín marchitos.

Por la tersa corriente,
risueños y furtivos,
como sueltas guirnaldas, no navegan
los verdes camalotes florecidos.

Sólo inclinan los sauces
su ramaje sombrío,
y las aves más tristes en sus copas
gimiendo tejen sus ocultos nidos.

Pero llegas..., y el agua,
el bosque, el cielo mismo,
es como una explosión de mil colores,
y el aire rompe en sonorosos himnos.

Así la Primavera,
del trópico vecino
desciende, y canta, repartiendo flores,
y colgando en las vides los racimos.

¡Cuál suenan gratamente,
acordes, en un ritmo,
del agua el melancólico murmullo
y el leve susurrar de tu vestido!

¡Oh, si me fuera dado
guardar en mis oídos
para siempre, esta música del alma,
esta unión de tu ser y de mis ríos!...

Si al borde de los dulces
raudales argentinos,
naturaleza levantó mil grutas
de pasionarias y silvestres tilos;

Si de un árbol en otro,
cruzando entretejidos,
cual hamacas indianas, los zarzales
al aire entregan sus flotantes hilos:

¡Es que el amor es dueño
de todo Paraíso!
¡Es que toda belleza de la tierra
es un fragmento del Edén perdido!

Por eso eres más bella,
mi amada, en este sitio
y es más blanda tu voz, y más radiante
la lumbre de tus ojos pensativos.

¡Ámame, no me olvides,
ámame con delirio;
bésame con el beso de tus labios,
como la esposa del cantar divino!

Yo guardaré el secreto,
lo guardará este asilo,
donde, ingenuas, se besan las palomas
ante la augusta majestad del río.

Rafael Obligado

José Gerardo desde México

titulo: PRESIENTO

¡ Presiento
que tu mejilla,
esquiva
el roce de mis manos;
que se sonroja
tan solo con mirarle
¡ Qué de malo tiene
rozar ,
el fulgor
de tu avenida,
el candor
de tu herida,
y la razón
de tu corazón,
injusto amor,
llama sin apagar

José Gerd.

José Gerardo desde Mexico

titulo: VOY A PERDERME

Voy a perderme,
no
volverte a ver;
salir,
sin que tú
lo sepas,
sin darte cuenta;
sin tregua,
sin hostigar la sangre,
voy a escapar
de la paciencia
de mi corazón;
para ir,
y fundirme,
en la pradera
de otros
versos,
sedientos
de imaginación .


José Gerd.


José Rito Rubio Cárdenas


pais: México

titulo: Golondrina


Golondrina, que de Uruachi ligera volaras
y en el balcón, tu nido solito quedara;
con tu canto dime si algún día volverás;
mi corazón marchito, aquí te esperar.

En tu vuelo encontrarás
lluvias y temporales;
busca un nido donde la pasarás
y retoma el vuelo por todos los anchos mares.

Golondrina de ojos suaves,
que das vueltas en el jardín;
eres reina de las aves,
pedacito de jazmín.

En las casonas de antaño,
de sus balcones floridos,
ahí te veremos cada año
al encontrarnos tu nido.

Y esos polluelos que a grito
te piden alimento,
vienes y les das su probadita al pico,
para luego retirarte, dejándolos un momento.

Ya con esta me despido,
buscando mi golondrina.
¡ Dónde te hallas, que te espera aquí tu nido,
pedazo del alma mía !


Ernesto Cardenal


ORACIÓN POR MARILYN MONROE

Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!


Jose rito Rubio Cardenas

pais: Mexico

El Puente

En el puente te encontré,
en el puente te perdí,
¿ cuando de nuevo te veré ?
Puentecito,
qué grande es tu epopeya,
¡ay! Cuanto quisiera
juntarme yo con ella.
Todas las mañanas vengo muy pendiente,
pues siempre me cruzo contigo
a la altura de este puente.
Que bonitos son los días
y la mañana muy linda,
para leerte estos versos,
mi encantadora Lucinda.
Adiós puentecito de madera
construido,
cuándo volverá a pasar,
para escuchar tus crujidos.


Poesía de Antonio desde España


Sol brillante

Eres como el sol brillante
que acaricia el oro del campo
con la estela de tu manto
que es aurora llameante.

Humedeces como el agua
quemas fuerte como el fuego
acaricias como un juego
que pasa sin manchar nada

Si tu conocieras mi amor
no cansaria de gloriarme
de que mi amada, es un sol.

Con gusto quisiera asarme
en el fuego abrasador
que eres tu.......

El rebelde

Si había reclamado ante Vuestra Puerta
Vida sobre la Tierra,
y, escondido entre las almas que esperan,
fui arrojado de repente al nacimiento-
incluso entonces, entonces incluso, con trampas y cepos
en mi camino esparcidos,
Señor, me he burlado de Vuestros atentos cuidados
antes de unirme a la Muerte.
¿Pero ahora? ...Bajo Vuestra Mano estaba
antes aún de que los planetas se formaran.
Y ahora -aunque los planetas pasen-, permanezco
en donde sé de Vuestra vergüenza. rudyard kipling

Poesía de JOSE RITO RUBIO CARDENAS desde MEXICO


EL ADIOS


Adiós, me dijo con voz entrecortada,
sin importar la tristeza
que dejaba, en mi mente acongojada.
En mi pecho se clavaba aquel dolor,
y mis ojos se nublaban,
de lágrimas de amor.
Con paso lento se alejaba,
perdiéndose en el tiempo,
y lleno de tristeza, solito me quedaba.
¿ Volver? me preguntaba,
pero solo el viento,
con su soplo contestaba.
Con mi pensamiento dije adiós,
porque nunca más, estarémos
los dos???

José Rito Rubio Cárdenas.
Uruachi, Chih.
Adios???


Poésia de Julián del Casal


Ruego

Déjame reposar en tu regazo
el corazón, donde se encuentra impreso
el cálido perfume de tu beso
y la presión de tu primer abrazo.

Caí del mal en el potente lazo,
pero a tu lado en libertad regreso,
como retorna un día el cisne preso
al blando nido del natal ribazo.

Quiero en ti recobrar perdida calma
y rendirme en tus labios carmesíes,
o al extasiarme en tus pupilas bellas,

sentir en las tinieblas de mi alma
como vago perfume de alelíes,
como cercana irradiación de estrellas.

Poesía de A Asuncion


Manuel Acuña


Mire usted, Asunción: aunque algún ángel
Metiéndose envidioso,
Conciba allá en el cielo el mal capricho
De venir por la noche a hacerle el oso
Y en un acto glorioso
Llevársela de aquí, como le ha dicho
No sé qué nigromante misterioso,
No vaya usted, por Dios, a hacerle caso,
Ni a dar con el tal ángel un mal paso;

Estese usted dormida,
Debajo de las sábanas metida,
Y deje usted que la hable
Y que la vuelva a hablar y que se endiable,
Que entonces con un dedo
Puesto sobre otro en cruz, ¡afuera miedo!
No vaya usted a rendirse
Ante el ruego o las lágrimas y a irse…
Que donde usted nos deje
Por seguir en el vuelo a su Tenorio,
Después irá a llorar al purgatorio
Sin tener quien la mime, aunque se queje…

Conque mucho cuidado
Si siente usted un ángel a su lado,
Que yo, como su amigo,
Con tal que usted, Asunción, me lo permita,
Le aconsejo y le digo
Que después de Rosario y Margarita
No admita usted más ángeles consigo.
Estese usted con ellas
Compartiendo delicias e ilusiones
Todas las horas tienen que ser bellas;
Viva usted muchos años
(Como un humilde criado le diría)
Y mañana que sola o entre extraños
Se encuentre por desgracia en este día,
Si busca usted una alma que la ame,
Llame usted a mi pecho, y conque llame,
Si no estoy muerto encontrará la mía.

La lluvia

Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto

patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.

Jose Luis Borges


LA GOTA DE AGUA
José Pedroni



Oh gota musical que se separa
de la inmortalidad y oye mi oído
caer continuamente en el olvido
de mi honda penumbra, oh gota clara!

Una estrofilla de infantil dulzura,
sólo en la fuente alguna vez oída,
me ejecuta en el alma la caída
inmaterial de aquella gota pura.

De un agua fresca como cisterna,
mi pozo espiritual colma la gota;
y sin querer tengo una voz remota
y a todas horas la mirada tierna.

Oh gota de agua dulce que te estancas
en mi profundidad, de cuyo hueco
interminable sube un eco
que es como un vuelo de palabras blancas.

Oh gota musical que me deparas
el milagro ideal de tu caída,
cáeme siempre, siempre, que mi vida
vive en el canto de tus notas claras.

(A Lucila, antes de ir a un duelo)


De pesar una lágrima sentida
No brote, no, de tus hermosos ojos:
¿Por qué llorar mi muerte si mi vida
Era un erial de espinas y de abrojos?
No puede ser mi luz el dulce brillo
Que derrama en efluvios tu pupila,
Y es mi infierno el que irradia del anillo
Que otro en tu mano colocó, Lucila.
¿Qué iba a hallar este pobre peregrino
A un desierto sin término lanzado?
¡Adelfas y cicuta en su camino?
¡Oh, no las hay en el sepulcro helado!
En el mar proceloso de la vida
El amor es el puerto de bonanza;
¿Y a dónde guiar mi nave combatida
Si mi amor es amor sin esperanza?
¡Venga el rayo de plomo, que hoy por suerte
Sobre mi frente, amenazante oscila;
Y en la mansión oscura de la muerte
La paz recobre el corazón, Lucila!
Estanislao del Campo
Jerry Méndez desde México

Creando Pestes

Caminando por la selva de concreto
sembrada de edificios nauseabundos,
me encontré con florales de cemento,
¡ engreídos, altaneros, presumidos !

saturados de basura y de excremento,
obra maestra de hombres malnacidos
que robaron su entidad a la floresta,
transformando su habitad en abertales
sin asumir que nuestro aire se indigesta
con sus dañinas vecindades verticales
sembradas sin razón hasta en la cuesta
por negligentes prosapias sin abriles.


Deambulando por la jungla de cristales
impregnada de ilusiones y de sombras,
me tropecé con muñecos anormales
atrapados en las garras de unas cimbras,
construidas, ¡ sin pensar que eran letales !
por humanos obcecados con sus zambras...
arrancando sus colores naturales
y usurpando sus aromas inherentes
con plasticos, ¡ nuevos sementales !
que copulan maliciosos e insolentes
por encima de jardines y frutales...
creando pestes en la vida con las muertes.



Cristofer Ros desde España

A MI VERA

Siéntate a mi vera
siéntate conmigo morena
siéntate a mi vera

Siéntate a mi vera
y no te vayas
que quiero verte cerca
quiero ver tus ojos morena

Sienta a mi vera
y dame la mano
quiero sentir
sentir el latir de tu ALMA

EL LOCO POETA

Angelica desde España

Del cielo

Del cielo cayó una rosa
pintada de mil colores
en el medio estabas tu
dibujando corazones.

Pan es pan
vino es vino
tu te fuiste
y otro vino.

Verdad siempre

Vicente Aleixandre

A Manuel Altolaguirre

Sí, sí, es verdad, es la única verdad;
ojos entreabiertos, luz nacida,
pensamiento o sollozo, clave o alma,
este velar, este aprender la dicha,
este saber que el día no es espina,
sino verdad, oh suavidad. Te quiero.
Escúchame. Cuando el silencio no existía,
cuando tú eras ya cuerpo y yo la muerte,
entonces, cuando el día.

Noche, bondad, oh lucha, noche, noche.
Bajo clamor o senos, bajo azúcar,
entre dolor o sólo la saliva,
allí entre la mentira sí esperada,
noche, noche, lo ardiente o el desierto.


Cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve...

Cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve,
cómo será así extraño,
cuando tú ya no estés,
la catedral del día,
el claustro que condensa la gran edad de la luz
y el carácter de las tormentas.

Amor mío, amor mío, tú sin día para ti,
enjambrado entre espejos y entre las cosas malas,
muerta la plata trascendental
y las ya antiguas anémonas de égloga,
muerta esta versión, que ahora oscuro, y declino, para leerla, más joven.

Amor mío de nunca, afiebrado y pacífico,
versos para el pequeño pulpo de la muerte,
versos para la muerte rara que hace la travesía de los teléfonos,
para mi mente debelada versos, para el circuito del violín,
para el circuito de la garza,
para el confín del sur, del sueño,
versos que no me asilen ni sean causa de vida,
que no me den la dulce serpiente umbilical
ni la sala glucosa del útero.

Blanca Andreu

Poesía de Luis Llorens


Alta mar

Para asomarme, desde mi alma, al mundo
Ábrete y serás tú la única puerta.
Ábrete en un amor tan ultrahumano
Que se salga del caso de la tierra.
Ábrete en el temblor de la mirada
Que más en tu alma que en tus ojos tiembla,
Y en el rocío de sangre de lucero
Que te untas en los labios cuando besas.
Ábrete en el incendio del dorado
Enjambre que en tus rizos se desmiela,
Y en las dos zarcas aves que en la paja
De tus pestañas a sonar se echan.
Ábrete en un amor tan ultrahumano,
Que haga polvo el cristal de tus caderas,
Y que tan dulce el corazón me endulce,
Que al morirme lo piquen las abejas.

Luis Llorens


Helen desde perú

poesia


En el cole aprendí dos y dos son cuatro
y en este dia te daré miles de besos
y dos millos de abrasos,
no se contar hasta ese numero
tu llevas la cuenta, te amooo


Flores blancas en la niebla

Sábanas grises de la escarcha
cubrían el bancal de los almendros;
pero llegaron lluvias como máscaras
y la hierba borró los espejos del frío.
En la invernal mirada un aire cálido
comenzaba a mentir
a aquellas alas grises
de pájaros erráticos en árboles desnudos.
En una sola noche de tibieza
con reflejos de sombra en el espejo,
los almendros se abrieron en sus flores.
Tú llegaste también
en un tiempo de frío y soledad:
El amor fue la brisa
sobre la escarcha gris. Las flores olvidadas
extendían olor a primavera
en el ámbito helado, nieve cálida
de breves flores blancas. Con tristeza
las recuerdo durante aquel invierno
que en una sola noche las heló. Juan Margarit

A una mujer cosmopolita

Nueva, impoluta, pura,
compañera de mañaneras risas,
lejana madre-niña, fuente de la ternura,
ancla de nuestras lágrimas y mutuo desvarío.
Así quisiera verte.
Mitad ardilla en medio de los sueños,
hembra fundamental, valerosa argonauta,
¿cuántas veces llevaste la tristeza a calles
cenicientas
fundiéndote en la noche con la ciudad de llanto?
Volver, volver a ti, quisiera.
Encendida matriz de rebeldes destellos,
cuajada soledad que ni los gritos rompen,
pirámide aislada, taciturna y urbana.
Ante tu recia rosa se estrella la nostalgia.
Mas así no te quiero.
Quisiera verte nueva, lavada por el alba.
Limpia tu alma de hollín cosmopolita,
como en la mañana verde que se pierde en
el trópico,
donde el amor ya juega y la ternura nace.
Así, así quisiera verte.
Oh antigua capitana de mi bajel vagante
déjame que te conduzca a la escondida rada.
Oh niña ardilla que una vez fuiste mía:
déjame que cure tus heridas noctámbulas.

Y entonces, quizás, una vez más te vea
-tus antiguas formas vuelvan poco a poco a mis
manos-
nueva, impoluta, pura... colmada de esperanza.

fg desde londres

la vida no es solo de color rosa

Flor de un día

Yo di un eterno adiós a los placeres
cuando la pena doblegó mi frente,
y me soñé mujer, indiferente
al estúpido amor de las mujeres.

En mi orgullo insensato yo creía
que estaba el mundo para mí desierto,
y que en lugar de corazón tenía
una insensible lápida de muerto.

Mas despertaste tú mis ilusiones
con embusteras frases de cariño,
y dejaron su tumba las pasiones,
y te entregué mi corazón de niño.

No extraño que quisieras provocarme,
ni extraño que lograras encenderme;
porque fuiste capaz de sospecharme,
pero no eres capaz de comprenderme.

¿Me encendiste en amor con tus encantos,
porque nací con alma de coplero,
y buscaste el incienso de mis cantos?...
¿me crees, por ventura, pebetero?

No esperes ya que tu piedad implore,
volviendo con mi amor a importunarte;
aunque rendido el corazón te adore,
el orgullo me ordena abandonarte.

Yo seguiré con mi penar impío,
mientras que gozas envidiable calma;
tú me dejas la duda y el vacío,
y yo, en cambio, mujer, te dejo el alma.

Porque eterno será mi amor profundo,
que en ti pienso constante y desgraciado,
como piensa en la vida el moribundo,
como piensa en la gloria el condenado.

Antonio Plaza


A D. PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA
Con ocasión del segundo centenario de su muerte

Para tu luz y armonía
ni ojos ni oídos habrá.
ZORRILLA.

¡Calderón! Genio profundo,
cuyos títulos de gloria
llenan del Arte la historia
y los ámbitos del mundo.
Si algún rival iracundo
quiso con torpes anhelos
de joya tal de los cielos
menguar la gigante fama,
que son, su intento proclama,
El mayor monstruo, los celos.

Es quien al genio deprime
El Pintor de su deshonra,
como El médico de su honra,
quien llega así a lo sublime.
En vano la envidia gime
y, el mal ajeno por guía,
manchar una gloria ansía,
que el remedio mejor es
Dar tiempo al tiempo, y después
Mañana será otro día.

Pudo su ingenio tan sólo
ganarle de gente en gente
alto nombre y a su frente
ceñir El laurel de Apolo.
Desde un polo al otro polo
su prez con el tiempo medra;
la envidia mordaz se arredra
ante el general concento,
que supo ablandar su acento
La fiera, el rayo y la piedra.

De su ingenio peregrino
el audaz, gigante vuelo
supo dar ejemplo al suelo
de lo humano y lo divino.
Allanó con fe el camino
de la existencia enojosa
dando a su musa grandiosa
virtud y creencia aliento,
y fue del mundo el portento
La margarita preciosa.

Ya lo divino humaniza
en pos de santa enseñanza;
de su mente la pujanza
ya lo humano diviniza.
En esta suprema liza
no pudo encontrar iguales:
dijo en versos inmortales
Primero soy yo, y con creces
lo demostraron cien veces
sus autos sacramentales.

De una rica inspiración
al sacro, encendido fuego
mostró a todos desde luego
Cuál es mayor perfección.
Tuvo por noble misión
preconizar la virtud,
de un recto juicio a la luz
Saber del mal y del bien
y hacer de su fe sostén
La devoción de la Cruz.

Siempre por lema el honor,
en su doctrina ejemplar
no pudo tener lugar
El acaso y el error.
Más que erigirse en censor
del feo vicio, procura
ensalzar la virtud pura,
y así, en tan noble tarea,
para cautivar emplea
Las armas de la hermosura.
Su mente es puro crisol
que a la vil escoria acusa:
La hija del aire es su musa,
su genio El hijo del sol.
De la aurora el arrebol,
de amor las blandas cadenas,
del bien las horas serenas
tal pinta que en dulce calma
parece que surca el alma
El golfo de las Sirenas.

En cuanto ensayó su numen
llevó la palma su ingenio:
rey se erigió del proscenio
sin que sus lides le abrumen.
De todas galas resumen
su drama caballeroso,
el diálogo primoroso,
la intriga feliz y amena,
le proclaman de la escena
El mágico prodigioso.

Pintor fiel de las costumbres
de una edad de galanteos,
en los mismos devaneos
hay de la virtud vislumbres.
Del arte escaló las cumbres,
y en la farsa celebrada
dicha «de capa y espada»
da todo su ingenio y sigue
dueño de él, y así consigue
Darlo todo y no dar nada.

De la sociedad altiva
de aquellos días espejo,
son sus dramas fiel reflejo
de la pasión que la aviva.
Da al pecho llama más viva
el negro manto en la faz,
y al alma roba la paz
Fineza contra fineza
Cuando a provocar empieza
Duelos de amor y lealtad.

Y tales los lances son
de sus cien comedias base,
que se hizo vulgar la frase
de «lances de Calderón».
Que cautiva el corazón
del pueblo que audacias ama,
y por sus leyes proclama
Amor, honor y deber,
ver a un galán sostener:
Antes que todo es mi dama.

Con tales dotes el cielo
quiso adornar su persona,
que obtuvo triple corona
por sus tres vidas del suelo:
de sacerdotes modelo,
soldado fiel y valiente,
poeta el más eminente,
tiene hoy mayor nombradía
que alcanzó en su fantasía
La Sibila del Oriente.

No hallando ponderación
su ingenio en humana boca,
Basta callar si se invoca
el nombre de Calderón.
Si débil fue la opinión
durante su vida, hoy fuerte
que no admite duda advierte,
y en su entusiasmo profundo
impone el precepto al mundo
de Amar después de la muerte.

Que al que debe excelsa gloria
justo es que rinda homenaje,
y fuera la duda ultraje
a tan augusta memoria,
y contradicción notoria
que al poeta y sabio al par
levante España un altar
en el templo de la ciencia
y quepan en su conciencia
Agradecer y no amar.

Porque en la existencia varia
del alma presa de afectos
de una causa dos efectos
son consecuencia ordinaria.
Y obligación necesaria
que gratitud y amor una
el pueblo que le dio cuna,
cuyos hijos por tal vida
el orbe entero apellida
Los hijos de la Fortuna.

Busca en la lucha inclemente
de este mundo baladí
Cada uno para sí
remedios al mal que siente.
Quien encontrarlos intente,
bien seguro de su acierto,
de Calderón tenga abierto
cualquier libro ante los ojos,
que ha de ser a sus enojos
El mejor amigo el muerto.

Amigo amante y leal
a cuyo dulce consuelo
puede exclamar sin recelo
El triste: Bien vengas, mal.
Que hasta el penoso arenal
de la vida, en que el desmayo
causa del dolor el rayo,
hacen senda deleitosa
La púrpura de la rosa,
Mañanas de abril y mayo.

Hablar de los suaves goces
que el alma sedienta apura
en su sabrosa lectura
sería El secreto a voces.
Y, aunque los hados veloces
extingan con cruda saña
vida que la gloria baña,
es su recuerdo tan fuerte
que hará siempre de su muerte
El postrer duelo de España.

Debió mi numen vulgar
ante tu numen ser mudo,
que, del pobre ingenio escudo,
No hay cosa como callar.
Pero un hecho singular
a mi osadía abrió paso:
hoy hicieron del Parnaso
en tu honor libre la entrada
y sigo en esta jornada
Los empeños de un acaso.

No tienen noble abolengo
mis versos, y en este lance
sólo me evite un percance
decir: Con quien vengo, vengo.
Sé que títulos no tengo
para publicar en plazas
glorias que tú solo abrazas;
pero, en tal trance metido,
de tus frases me he valido,
que Hombre pobre todo es trazas.

Sirva a mi canto de excusa
que la admiración le inspira:
mejor sonara mi lira
si fuera mejor mi musa.
Mas nunca el genio rehúsa
humilde aplauso leal,
que es poco la vida real
al que es de la gloria dueño,
porque, al fin, La vida es sueño
ante la gloria inmortal.




A Victoria Pueyrredón

¡Patio de aromas fuertes,
terco en mi pensamiento,
con estival murmullo
de siestas de febrero!

Si de un vivir mentido
voy a un vivir auténtico,
te recupero intacto
con tu color y aliento.

Muchos viajes, muchos
tumultos de otros pueblos,
y, sobre todo, muchos
derrumbes en el tiempo,

me hacen soñar dormido,
me hacen soñar despierto,
en tu lejano y verde
y mágico silencio.

A ti regreso, patio,
cuando en la vida, pierdo.
La sombra de tu parra
me hace sentir más bueno.

En ti me purifico,
me curo y recupero.
No importa que hoy no existas
más que en mis hondos sueños.

En ellos no estoy solo.
Hay alguien que es tu dueño.
Si este alguien nunca muere,
patio, serás eterno.
Hugo Rodriguez


alondra desde republica dominicana

el amor

El amor es bueno
cuando existe sinceridad
pero cuando existen mentiras
se puede convertir en soledad


ALCIBIADES CASTELO BRANCO desde BRASIL

POETA

El verdadero poeta
no tiene mujer fija
ni hijos...
Su musa es la luna,
su casa es la calle.
sus hijos son:
sus versos,
sus canciones,
su poesia...!






Justo F Velasquez desde Honduras

POR. TI

Por ti muevo la luna con los ojos,
Me propongo universos imposibles,
Deshago con la idea la dureza del viento,
Cambio el curso del río.
Encuaderno las nubes para escribirte versos.

Presto al sol mi calor y formo con mis lágrimas lagos, mares, océanos.
Acorto la distancia de una estrella con otra
Y grabo en cada pétalo disperso
Las letras de tu nombre.

Justo F Velasquez de Honduras

Como necesitan amor, pan,abrigo.
Como solicitan bondad y comprensión.
Como lloran de hambre y tiemblan de frío.
Cuanto urgen del mundo consideración.

Como los envuelve la noche profunda.
Por virtud nos muestran el alma desnuda.
Que duro el destino con estas criaturas.
Aun, viven la vida con mucha pasión.

maric lisbel desde republica dominicana

poesias para el 14 de febrero

quisiera ser las estrellas
para alumbrarte el camino
y no te pierdas

«Caperucita roja» que se nos fué

¡Ah, si volvieras!... ¡Cómo te extrañan mis hermanos!
La casa es un desquicio: ya no está la hacendosa
muchacha de otros tiempos. ¡Eras la habilidosa
que todo lo sabías hacer con esas manos...!

El menor de los chicos, ¡pobrecito!, te llama
recordándote siempre lo que le prometieras,
para que le des algo... Y a veces -¡si lo oyeras!-
para que como entonces le prepares la cama.

¡Como entonces! ¿Entiendes? ¡Ah, desde que te fuiste,
en la casita nuestra todo el mundo anda triste!
y temo que los viejos enfermen, ¡pobres viejos!

Mi madre disimula, pero a escondidas llora
con el supersticioso temor de verte lejos...
Caperucita roja, ¿dónde estarás ahora?

Evaristo Carriego




Y es como si un cangrejo me recorriera el pecho
y me fuera arañando todo mi interior
en silencio y muy despacio, hasta instalarse en mi espalda
sin decir nada, pero haciendo daño, oprimiendo
y se me coloca atrás como en una mochila
no puedo sacarlo de allí, aunque lo intento,
mi cara se me va transformando y me lo notan
no me ocurre nada... estoy bien, estoy bien,
pero no lo estoy, y el cangrejo sigue trabajando en mi cuerpo
en mi espalda que cada vez tiene más peso,
y cuando ya no puedo aguantarla
me acuesto a tratar de descansar y dormir, a alejarme del peso,
pero se que no lo conseguiré, porque sé a lo que me enfrento
conozco al cangrejo, es un viejo conocido, más de un año
y seguimos caminando juntos, hasta que Dios quiera
y me libere de la carga o me mande a la tierra.

Cándido Valcárcel



Aztecal VIII

En este poema de muertos
se te murió tu padre,
se murieron tu abuelo y tu siembra
y se acabó la tarde en una mirada.

En este poema de muertos
se murió el amor de tus antiguos,
se murieron tus pájaros
y se calló la estrella de tu frente
como un puñado de rosas enfermas.

En este poema de muertos
se te murió la vida,
y por segunda vez se te murió la patria
cuando tú te quedaste mirando
como un arco iris sin color.

En este poema de muertos
se te partió la sangre en dos ríos azules,
y un esqueleto de sombras
en tus ojos de nieve
busca a pesar de todo, la libertad de tu pueblo.

 


PENSAMIENTO

A bañarse en la gota de rocío
Que halló en las flores vacilante cuna,
En las noches de estío
Desciende el rayo de la blanca luna.
Así, en las horas de celeste calma
Y dulce desvarío,
Hay en mi alma una gota de tu alma
Donde se baña el pensamiento mío.

Rafael Obligado

Richard desde Colombia



richard

Tiene el corazón roto
ella no se enamora ???

Poesía corta desde España

Empiezo cada mañana
con una sonrisa inerte
conforme pasa el día
mi sonrisa resplandece
porque veo a mi gente
a mi lado todo el rato
porque se que ellos me quieren

Poesí enviada por Kpy

Poesía corta desde Perú

Mi bohemia
Empieza un nuevo día,
empieza mi bohemia...
Ya todos los pájaros traen
en su canto encendido
el presagio del alba;
y una rosa, junto a una espiga,
viven juntos, en armonía,
su idílico delirio de amor...
Ya me levanto, pongo mis pies en tierra,
camino hacia la puerta, c
ojo el cerrojo, lo giro levemente, jalo...
Y la mañana, con un rayo de luz refulgente,
me da la bienvenida,
con una caricia caliente, entre mis mejillas,
y llena mis pupilas con el fulgor de una estrella candente.

Poesía corta enviada por Miguel

Poesía corta desde España

Ya estamos en primavera
El sol ilumina las calles.
Las flores, con mil colores
Asoman por los balcones

Poesía enviada por Rosa desde España

Poesía corta desde Argentina

Marcelo Santiago Rojas desde Argentina.

Te Vas.

Te vas, con ansias de ir y sin esperanza de volver.
Un nuevo lugar, otro idioma,nuevos brazos que te abracen,

un cuerpo que en las noches , de tributo con su calor a tus pies fríos.

Pateo las calles de nuestra ciudad, hoy ajena para ti.
Me aventuro en la búsqueda de aquel perfume que decoraba tu cuerpo,
con él recuerdo las tardes y las noches que vivimos, aquí,
en estas cuatro paredes, hoy llenas de penumbra y vacías de amor.

Tú, que desafías el temple de estas palabras, que sin tu existencia son nada.
Tú, que has llevado el ego a su punto infinito.
Tú, que muerdes la mano de quién te alimenta, a ti te digo.
Por este escritor, que aún contempla tu sonrisa,
aún cree en tu mirada, pobre iluso, tu sufres por él.

Autor: Rojas Santiago.

Poesía corta desde Ecuador

MelanyYar desde Ecuador

Te amo más que hace un segundo

Te amo más que hace un segundo
Te amo mas, que hace un segundo
con infinito amor creciente
es mi corazón una fuente
de cristalino amor profundo

Te amo mas, que hace un segundo
amor radiante, poderoso y diferente
amor alegre, armonioso y elocuente
marejada de amor del que me inundo

te amo mas y mas a cada instante
amor tan tierno y apasionado
del lucero mas nítido y brillante

amor dulce mágico y extasiado
amor incontenible y desbordante
te amo mas que el segundo pasado


EUGENIO DE NORA

Adiós



¿Recuerdas? Era así. Césped de alfombra
florecía en colores dulcemente,
y en la vibrante y tibia y clara sombra
era verdad tu cuerpo adolescente.

Dorados, rosas, blancos, tus vestidos:
gaviotas de aquel cielo, extenuadas
por adioses inmensos, sólo oídos
en mis remotas playas deslumbradas.

¡Adiós, amor! Tu fuego ya en mi pecho.
¿Dónde el mundo y su forma, luz gozosa?
¡Huye, cintura breve, astro deshecho,

opaca ya en tu piel la luz hermosa!
Nada quedaba, boca. Así fui hecho
a la furia: besar un ascua rosa.



Poesía corta

Amour Fou Rafael Espejo

Apaguemos la vela y en silencio
hagamos el amor palpando sombras.
Que crujan de placer nuestros desnudos.

Que las ondas de aliento entrecortado
te rosen el fulgor de los pezones.
Probemos de esta miel la noche toda.

Luego me marcharé sin despertarte:
no dejaré ningún beso dormido
sobre tus labios blandos y entreabiertos.

Y olvidaré las calles que desande,
por si vuelve a surgirnos la ocasión
de querernos como desconocidos.

De "El vino de los amantes" Hiperión, 2001



Poesía corta enviada por Arandy desde Venezuela



mi futuro


mi futuro fue muy bueno,
y la poesía llega


Poesía corta, Anyeli desde republica dominicana


Mi pasado fué muy triste
Mi futuro no lo se
Mi presente es que te quiero
y no te puedo perder

Poesía corta de Eduardo Carranza

A veces cruza mi pecho dormido...

A veces cruza mi pecho dormido
una alada magnolia gimiendo,
con su aroma lascivo, una campana
tocando a fuego, a besos,
una soga llanera
que enlaza una cintura
una roja invasión de hormigas blancas,
una venada oteando el paraíso
jadeante, alzado el cuello
hacia el éxtasis,
una falda de cámbulos
un barco que da tumbos
por ebrio mar de noche y de cabellos,
un suspiro, un pañuelo que delira
bordado con diez letras
y el laurel de la sangre,
un desbocado vendaval, un cielo
que ruge como un tigre,
el puñal de la estrella fugaz
que sólo dos desde un balcón han visto,
un sorbo delirante de vino besador
una piedra de otro planeta silbando
como la leña verde cuando arde,
un penetrante río que busca locamente
su desenlace o desembocadura
donde nada la Bella Nadadora,
un raudal de manzana y roja miel
el arañazo de la ortiga más dulce
la sombra azul que baila en el mar de Ceilán,
tejiendo su delirio,
un clarín victorioso levantado hacia el alba
la doble alondra del color del maíz
volando sobre un celeste infierno
y veo, dormido, un precipicio súbito
y volar o morir...
A veces cruza mi pecho dormido
una persona o viento,
un enjambre o relámpago,
un súbito galope:
es el amor que pasa en la grupa de un potro
y se hunde en el tiempo hacia el mar.


Baldomero Fernández

Acabo de pasar, amor, por el correo....

Acabo de pasar, amor, por el correo,
-chisporrotea el lacre, oscila la balanza-
es como un girasol de oro mi deseo
y como una ramita de espliego mi esperanza.
Aquí estoy con tu carta, al sesgo, en una mano
emboscado en esta sombría callejuela....
Tu carta, que es la última rosa de mi verano.
Déjame que la palpe, la sopese y la huela.



El anauco


Irrite la codicia
por rumbos ignorados
a la sonante Tetis
y bramadores austros;
el pino que habitaba
del Betis fortunado
las márgenes amenas
vestidas de amaranto,
impunemente admire
los deliciosos campos
del Ganges caudaloso,
de aromas coronado.
Tú, verde y apacible
ribera del Anauco,
para mí más alegre,
que los bosques idalios
y las vegas hermosas
de la plácida Pafos,
resonarás continuo
con mis humildes cantos;
y cuando ya mi sombra
sobre el funesto barco
visite del Erebo
los valles solitarios,
en tus umbrías selvas
y retirados antros
erraré cual un día,
tal vez abandonando
la silenciosa margen
de los estigios lagos.
La turba dolorida
de los pueblos cercanos
evocará mis manes
con lastimero llanto;
y ante la triste tumba,
de funerales ramos
vestida, y olorosa
con perfumes indianos,
dirá llorando Filis:
«Aquí descansa Fabio» .
¡Mil veces venturoso!
Pero, tú, desdichado,
por bárbaras naciones
lejos del clima patrio
débilmente vaciles
al peso de los años.
Devoren tu cadáver
los canes sanguinarios
que apacienta Caribdis
en sus rudos peñascos;
ni aplaque tus cenizas
con ayes lastimados
la pérfida consorte
ceñida de otros brazos.


Samira Silva Nieves desde Colombia

Qué paso? preguntas....

Noches tristes y angustiosas
paso día tras día a solas,
temo que he perdido mi sonrisa
y también mis alegrías;
qué paso? preguntas, qué paso?
todo funcionaba y de pronto,
puffff, se desvaneció.

Tristezas van y vienen
y no deja de pasar
este circulo de anomalías,
que deseo se vallan ya

duele? preguntas, si duele?
claro que duele en mi interior ,
el dolor es un terrible sentir
que no deja de existir
mientras te he querido sufro
y no dejo de sufrir

Mi amor es bueno, si lo es
no comprendo que paso,
mi amor era puro y grande
siento que se acabo;
qué paso? preguntas qué paso?

El tiempo fue pasando
y la llama del amor se apagó
la nostalgia invade recuerdos
y el olvidarte quisiera yo:

se que no es apego
quizas no hay amor,
lo cierto es que ya no siento
como realmente quisiera yo;
es que ni llorar consigo
Dios dame tu perdón
es que el corazón ya ni siente
o es que este se cerró.

calma, dices, calma!
El amor no murió
tampoco es pasajero
de pronto es la pasión;
la pasión es sofocante
fuego y chispas sin control

Calla dices calla!
dejame expresar
que realmente quiero yo
amarte de a de veras
sin penas ni dolor.
ser la reina de tu vida
la dueña de tu corazón

Que paso? preguntas que paso?
no quiero sobras ni migajas,
quiero completo amor
sentirte mio por completo
disfrutarte a montón.

que me des tiempo del bueno
que enciendas mi pasión
que se que fuego tengo
para encender hasta el colchón.


El Oso en una calle de Delhi

Irreal alto como un mito
por una calle pasaba un oso himalayo
va golpeando el aire transparente
con sus retorcidos brazos
Sobre él dos hombres desnudos
flacos como saltamontes
Uno tira de un anillo
de la enorme y suave nariz Su compañero
azota azota con una vara
sobre los ojos bamboleantes
Ellos no lo trajeron hasta aquí
desde las fabulosas montañas
hasta esta yerma y extraña planicie
y el ruidoso mundo para matar
Ellos son dos pacíficos estos enjutos
hombres de Cachemira y el oso
vivo es su subsistencia también
si lejos sobre el camino de Delhi
a su alrededor ellos danzan para estimularlo
esto es puramente para vestirse vestirse
de su peludo cuerpo el enajenado
desea para siempre estar
solo un oso de caminar lento y despreocupado
un cuadrúpedo sobre rojas bayas del bosque
No hay mayor felicidad para ellos
en este suelo caliente que bailar
fuera del alcance de las implorantes pezuñas
afiladas para agarrar hormigas
en las sombras del cedral
No es fácil liberar
el mito de la realidad
o encaminar a este compañero
a dar saltitos tambaleantes saltitos tambaleantes con ellos
en el frenético baile de los hombres
Earle Birney

El Montuno, por
Ana Isabel Illueca

¿Serrano?... ¿Montañés?... ¿Llanero?...
Montuno...
Hijo del pueblo...
masa de labradores...
de boyeros...
que tiene de esperanza
el horizonte
y de techumbre
el cielo
que derrama el maná
de sus estrellas
como lluvia de amor
sobre sus pechos.

Esta paz anodina



A menudo me observo
y aprecio en mí tu falta,
un vacío que borra mi relieve,
que pacta con los días esta paz anodina.

Entonces, nada pienso, nada sé.
Te llamo alma, con un cuidado extremo.
y escojo esta palabra para hacerte presente,
para magnificar tu ausencia entre las cosas
que han brillado en el centro de otras cosas menores
y me ofrecen ahora su palidez, la cera
derrotada de lo que tuvo vida.

Son las horas sin luz,
los días sin asombro ni memoria,
tiempo impávido, cuando
las únicas noticias de mí son estos pobres
mensajes de mi cuerpo,
el que todo lo ignora,
ese tibio volumen que avanza y parpadea
cargado con la necia metafísica
de su respiración.

Antonio Cabrera


Mari C. M. R. desde ESPAÑA



EL PARAGUAS

Había un duende regordete y juguetón
su deseo era crecer, hacerse mayor,
se alió con el tiempo
y el tiempo le ayudó

Le convirtió en un joven
simpático, apuesto y guapetón.
con la tontura de sentirse un hombre,
pero aún le faltaba cocción.

Sentía una lluvia de colores
cuando tomaba bebidas con alcohol
y notaba una sensación,
que le hacia ¡ creerse mayor!

Caía tanta lluvia de colores
que al duende lo arrastró la inundación
y entre el lodo quedó oculto
olvidado en lo mas profundo de su corazón

Pero la tormenta no cesaba
y él vivía en la embriaguez
ocultando su rostro en alcohol
ajeno al mundo que le rodeaba

Quiso mirar hacia atrás
muy atrás en el tiempo
pero se había inundado el camino
y a él, se le había olvidado nadar

Le ofrecen el paraguas ¡ ayuda !
que si lo acepta, y se pone junto a él,
desaparecen juntas
la lluvia de colores y la embriaguez

El duende saldrá desde el fondo
convertido en un gran hombre
y dejará la tontura en un rincón
pues con la barba llena de canas
ya no necesitara sentirse mayor.


Mari C. M. R.


Ajedrez

Porque éramos amigos y a ratos, nos
amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.
Pusimos un tablero enfrente
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.
Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.
Henos aquí hace un siglo, sentados,
meditando encarnizadamente
como dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.

Rosario Castellano



Catorce de junio, José Saramago

Cerremos esta puerta.
Lentas, despacio, que nuestras ropas caigan
Como de sí mismos se desnudarían dioses.
Y nosotros lo somos, aunque humanos.
Es nada lo que nos ha sido dado.
No hablemos pues, sólo suspiremos
Porque el tiempo nos mira.
Alguien habrá creado antes de ti el sol,
Y la luna, y el cometa, el espacio negro,
Las estrellas infinitas.
Ahora juntos, ¿qué haremos? Sea el mundo
Como barco en el mar, o pan en la mesa,
O el rumoroso lecho.
No se alejó el tiempo, no se fue. Asiste y quiere.
Su mirada aguda ya era una pregunta
A la primera palabra que decimos:
Todo.


Bailarina de Odette Alonso

Saltó desde mi ojo a la ventana
desnuda está en la acera mojada a la intemperie
bajo una luna extraña.
De pronto ya no baila
me sigue el rastro ajeno taciturno
la ira del zapato sobre el lomo.
Salta la bailarina
me recorre la espalda
habla de Irlanda en mis hombros y no entiendo
la hago saltar a punta de pistola
dolor para gritar malas palabras
y no aguantar ni un poco
y no tener piedad.
Gritar para que salte disparar
y ver su cuerpecito llevado por el aire
danzando a contraluz.



Oración de un desocupado
de Juan Gelman


Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
de "Violín y otras cuestiones"




En mi jardín hay rosas:


Yo no te quiero dar
las rosas que mañana...
Mañana no tendrás.
En mi jardín hay pájaros
con cantos de cristal:
No te los doy, que tienen
alas para volar...
En mi jardín abejas
labran fino panal:
¡Dulzura de un minuto...
no te la quiero dar!
Para ti lo infinito
o nada; lo inmortal
o esta muda tristeza
que no comprenderás...
La tristeza sin nombre
de no tener que dar
a quien lleva en la frente
algo de eternidad...
Deja, deja el jardín...
no toques el rosal:
Las cosas que se mueren
no se deben tocar.



La lluvia

Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto

patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.
j.l.Borges


Breve viaje nocturno



Mi madre no sabe que por la noche,
cuando ella mira mi cuerpo dormido
y sonríe feliz sintiéndome a su lado,
mi alma sale de mí, se va de viaje
guiada por elefantes blanquirrojos,
y toda la tierra queda abandonada,
y ya no pertenezco a la prisión del mundo,
pues llego hasta la luna, desciendo
en sus verdes ríos y en sus bosques de oro,
y pastoreo rebaños de tiernos elefantes,
y cabalgo los dóciles leopardos de la luna,
y me divierto en el teatro de los astros
contemplando a Júpiter danzar, reír a Hyleo.

Y mi madre no sabe que al otro día,
cuando toca en mi hombro y dulcemente llama,
yo no vengo del sueño: yo he regresado
pocos instantes antes, después de haber sido
el más feliz de los niños, y el viajero
que despaciosamente entra y sale del cielo,
cuando la madre llama y obedece el alma.
Gastón Baquero

Maia

"Buena gente"...
Iglesia de puntiagudas torres, asiduos
concurrentes a catedrales,
adoradores en ambientes seguros,
arrodillados en las bancas,
en sus oraciones imbuidos.
Cabezas inclinadas,
mirando a sus empalmadas manos.
Cánticos de salmos, limosnas para salvar almas,
manos contritas.
"Buena gente..." que nada hace
por los moribundos que gritan
para detener a esos tanques.
La cosecha no quemada
se convierte en combustible para alimentar
la guerra que otro inicia.
Mas tierra muerta,
y tumbas por doquier...para
los hombres de las manos rogativas,
aferrados a la vida, agonizantes.
"Buenos vecinos..."
Miembros leales al sindicato,
prestos para el voluntariado.
Padres voluntarios de nuestra vecindad,
patrocinadores de los que limpian nuestros caminos
en los fines de semana.
Amigos de la tierra, hagan su tarea,
embolsen los desperdicios...empaquen la basura,
ataquen la mugre.
"Buenos vecinos..." que nada hacen
por las atormentadas,
lágrimas que vierten las viudas
my cerca de nuestras puertas.
Piedad por nuestras hijas vejadas,
yendo camino a la muerte,
y nuestros hijos en las drogas,
víctimas de rufianes,
dos cuadras más allá...
Y no hay viso de socorro que de esperanza
para los que luchan contra la mugre
y lanzan gritos de dolor.
"Gente buena"
No son bromas dirigidas a grupos étnicos,
de mente liberal,
tolerantes, bondadosos, de fácil sonrisa.
Las manos siempre extendidas para socorrer
a las madres de la asistencia social,
con sus migajas de ayuda.
Hermandad de la boca para afuera,
amasadores de fortunas,
hacedores de nobles acciones.
"Gente buena"...que nada hacen
por las víctimas de la "limpieza" étnica,
de los despellejados por no tener la piel
matizada a su antojo,
imbuidos en sus dioses,
riñendo con aquellos, los escogidos...
Cañones y bombas,
y páginas de escritos
en favor de los biehechores
de las limpiezas étnicas.
Buena gente, ve a vivir en una casa de espejos, allá,
por la carretera pavimentada de buenas intenciones.
Pretensiones de los bien habidos,
moviendo solo la espuma de la realidad
y que ellos mismos camuflan, con sus miserables
acciones de caridad.
Denegada claridad...puestos al descubierto
se expondría la falsedad...
Y la despiadada verdad anula nuestros sentidos,
nos hace entender que la "buena gente" nada hace...
mientras los buenos mueren.



Si Yo Fuera Hombre, por
Ana Isabel Illueca

Si yo fuera hombre, sería aventurero
sediento de mundo, ansioso de amor;
me hartaría de mares, de tierra y de cielo
y entre mil placeres ahogaría el dolor.

Si yo fuera hombre nunca tendría vallas...
Nadie me diría:"No puedes pasar"...
Saltando los fosos, borrando las rayas
seguiría adelante sin jamás cesar.

Si yo fuera hombre, la fuerza que traba
esta rebeldía que tengo en mi ser,
sería cual seda, de sutil y vaga,
que mi recia mano podría deshacer.

Yo envidio tu cuerpo fuerte y resistente...
tu caja toráxica ancha y varonil...
tu brazo de atleta...tu mano potente
que estrecha la mía, sincera y gentil.

Te miro...te miro...Mis ojos se alargan
de ansias de ser hombre como lo eres tú...
Tener la grandiosa cualidad del agua
del mar, que revienta con furia la barra
y arrulla la arena con su blanco tul.

Si yo fuera hombre, yo me haría tu hermano,
partiría contigo sueño y realidad...
viviría la vida sin este desgano
y esta sed de muerte y de eternidad.




Patricia desde Paraguay


Madre como tú no hay dos
Madre eres esa persona en la que yo pienso y amo más,
sin ti yo no se lo que haría
eres la persona más importante en mi vida
gracias a ti hoy cumplo sueños, alegrias y mucho más, gracias madre por darme la vida ♡♡ Madre
¿cuantas noches sin dormir,
cuántas noches por luchar ,
cuantas veces por decir que estoy orgullosa de tí


Andrés Edgardo Perú

A mi madre

Madrecita mía
tesoro divino
ay qué será de mi
si algún día
te alejaras de mi...

Dios quiera
saldar mi deuda impagable
hasta el último día
de mi existencia...

Madrecita mía
pedacito de cielo
mi dulce amanecer
mi dulce poema de amor...

Te amo Gabreil

Desde Argentina!

Gabriel Martoccia

GABRIEL TE AMO,
ME ENCANTARIA DECIRTELO EN PERSONA
PERO NO SE COMMO HACERLO.
me encantaria salir con vos
y ser tu novia!
TE AMO, TE AMO, TE AMO
y no se como decirtelo.

by- la persona qe te ama

Isabel Ventua desde republica dominicana

Con amor para ti

Asomate por la ventana
cara linda te dire
dame un vaso de Agua
que voy muerto de sed .

No tengo vaso ni copa
donde darte de beber
si la quiere De mi boca
que es dulce como la miel.

No la quiero dulce,
ni tampoco como la miel
la quiero por Ese beso
que seguro me quitara la sed.


Pablo desde Argentina


Pablo
Me encanta que seas fiestera cuando bailas con cualquiera ,
esa sonrisa que brilla
es como una flor amarilla ,
cuando miro tus ojos se parecen al mar
por tu sombra reflejada al caminar ,
que a ese mar tengo tantas cosa que conocer
para el siguiente día tengo ganas de volverte a ver.


Miguel desde Mexico



tu y yo


tu y yo
somos como las rectas paralelas
nunca nos uniremos solo en el infinito
o sea nunca


Estoy enamorado


Déjame decirte con palabras,

Sencillas, nobles y sinceras.

Y que toda mi alma se abra,

Para recibirte, mi bella quimera.

Deja que mi corazón se inspire,

Y se sienta por ti ilusionado.

Deja que mi alma también suspire,

Déjame sentirme locamente enamorado.

Yo no soy como un ave pasajera,

Que al verde, sintió grandes deseos de ti.

Te conocí sin quererlo en aquella primavera,

Cuando un día estuviste frente a mí.

No he venido a tomarte de sorpresa,

Para atormentarte con mis desvarío.

Llegue detrás de ti, por tu naturaleza,

Para que se unan tu corazón y el mío.

Y sé que podrías decirme que no,

Que de mi no estás realmente enamorada.

Pero tengo una Fe, inmensa en Dios,

Y sé que El te envió, para reinar en mi morada.



José Ángel Buesa

Carta a Usted
Señora:

Según dicen ya tiene usted otro amante.
Lástima que la prisa nunca sea elegante.
Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa,
se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa.

Y me parece injusto discutirle el derecho
de compartir sus penas sus goces y su lecho
pero el amor señora cuando llega el olvido
también tiene el derecho de un final distinguido.

Perdón... Si es que la hiere mi reproche... Perdón
aunque sé que la herida no es en el corazón
Y para perdonarme... Piense si hay más despecho
que en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho.

Pues sepa que una dama con la espalda desnuda
sin luto en una fiesta, puede ser una viuda.
Pero no como tantas de un difunto señor
sino para ella sola, viuda de un gran amor.

Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente
al menos al principio, ya no, naturalmente.

Usted será el crepúsculo a la orilla del mar,
que según quien lo mire será hermoso o vulgar.
Usted será la flor que según quien la corta,
es algo que no muere o algo que no importa.

O acaso cierta noche de amor y de locura
yo vivía un ensueño y... y usted una aventura.
Si... usted juró cien veces ser para siempre mía
yo besaba sus labios pero no lo creía.

Usted sabe y perdóneme que en ese juramento
influye demasiado la dirección del viento.
Por eso no me extraña que ya tenga otro amante
a quien quizás le jure lo mismo en este instante.

Y como usted señora ya aprendió a ser infiel
a mí así de repente me da pena por él.

Sí es cierto... alguna noche su puerta estuvo abierta
y yo en otra ventana me olvidé de su puerta
O una tarde de lluvia se iluminó mi vida
mirándome en los ojos de una desconocida.

Y también es posible que mi amor indolente
desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.
Sin embargo señora... Yo con sed o sin sed
nunca pensaba en otra... si la besaba a usted.

Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas
pero ni los rosales dan solamente rosas.
Y no digo estas cosas por usted ni por mí
sino por... por los amores que terminan así.

Pero vea señora... que diferencia había
entre usted que lloraba... y yo que sonreía.
Pues nuestro amor concluye con finales diversos
usted besando a otro... Yo escribiendo estos versos.



Maria Clara Gonzalez

Pacto



Por si acaso llovizna por tu calle
y quieres secar tu cuerpo
entre mis brazos

Por si el silencio te acomete
y recuerdas el lenguaje extraño
que aprendiste a mi lado

Por si regresas
a humedecer de lunas los recuerdos

Por si el trópico te reclama impaciente
entre sus verdes

O por si acaso es de noche en tu morada
dejaré la puerta abierta

Esperanza Ortega

Como una lágrima...



Como una lágrima
oscura
la noche sobre el día
rodará entre la hierba
tu dolor.

Como dos frutos tiernos
caídos de sus ramas
así lloran tus ojos


Lisa desde Republica dominicana

Si le Preguntas

Si Le Preguntas A La Luna
Cuanto Te Extraño
Dile Desde Donde
Y desde cuando

Poesia Escrita por lisa


Santos Pacherrez Cordova desde Peru



Don de madre

Dios te eligiò para ser madre,
para engendrar a tus hijos.
que con mucho amor le dedicas
todo el tiempo de tu vida.

eres la estrella que guias,
cada paso que dan los tuyos.
encaminas su sendero
para el futuro de sus vidas

que el todopoderoso te bendiga,
todo los dias de tu vida,
para que tengas esa dicha
de ver crecer a tus hijos.


Alyfer desde Venezuela



Nada

Habia una vez el hombre que tenia todo
pero dejo de ver la luz del sol
por una moneda de oro
no solo perdio la moneda
tambien perdio el sol


LA GOTA DE AGUA



Oh gota musical que se separa
de la inmortalidad y oye mi oído
caer continuamente en el olvido
de mi honda penumbra, oh gota clara!

Una estrofilla de infantil dulzura,
sólo en la fuente alguna vez oída,
me ejecuta en el alma la caída
inmaterial de aquella gota pura.

De un agua fresca como cisterna,
mi pozo espiritual colma la gota;
y sin querer tengo una voz remota
y a todas horas la mirada tierna.

Oh gota de agua dulce que te estancas
en mi profundidad, de cuyo hueco
interminable sube un eco
que es como un vuelo de palabras blancas.

Oh gota musical que me deparas
el milagro ideal de tu caída,
cáeme siempre, siempre, que mi vida
vive en el canto de tus notas claras.


José Pedroni



Samira Rosa Silva Nieves desde Colombia

Mi amiga Luna

Un susurro, nada más,
siento cerca de mi;
intrigada corro hacia ti,
Y no te puedo alcanzar.

Melancolía nocturna es mi andar,
esos susurros no paran jamás;
Si, yo escucho muy atenta,
tratando de averiguar;
No, no me angustia escucharte,
susurros de amistad;
es mi corazón impaciente,
que a su amiga no sabe escuchar.

Maravillosa amiga eres tu Luna,
astro que ilumina mis senderos;
acompañas mis momentos a solas,
con tus susurros como palabras;
cuán vivificantes y animadoras,
Son todas para mi, amiga Luna.

No, no me dejes de susurrar,
cada noche y por cada face;
Luna amiga mía aún lejos de mi alcance,
yo en mi soledad a ti quiero escuchar

Con tu reluciente susurrar,
Mi querida y centelleante Luna;
que mi oscura soledad iluminas,
Mi amiga eterna tu serás.



Comienzo de Miguél Arteche

El jardín se ha posado en mi jardín.
Toda su galaxia resplandece a medianoche.
Los árboles destellan, las flores fulgen.
Tiene el césped una tersura de nimbo.
Bajan los Transparentes
y de sus cuerpos surgen peldaños de escala.
Los Radiantes me llaman con sus cristales.
Mis años descienden en el cáliz de un instante.
Los Centelleantes me han rodeado
y me tienden sus ojos de oro.
El amor es una paloma de fuego que elevan.
Por fin llegaron.


Roberto Bolaño

Lluvia

Llueve y tú dices es como si las nubes
lloraran. Luego te cubres la boca y apresuras
el paso. ¿Como si esas nubes escuálidas lloraran?
Imposible. Pero entonces, ¿de dónde esa rabia,
esa desesperación que nos ha de llevar a todos al diablo?
La Naturaleza oculta algunos de sus procedimientos
en el Misterio, su hermanastro. Así esta tarde
que consideras similar a una tarde del fin del mundo
más pronto de lo que crees te parecerá tan sólo
una tarde melancólica, una tarde de soledad perdida
en la memoria: el espejo de la Naturaleza. O bien
la olvidarás. Ni la lluvia, ni el llanto, ni tus pasos
que resuenan en el camino del acantilado importan;
Ahora puedes llorar y dejar que tu imagen se diluya
en los parabrisas de los coches estacionados a lo largo
del Paseo Marítimo. Pero no puedes perderte.



Jesus Casanova desde Puerto Rico

Poesia a un flor
Se trata de un poeta que transitaba frente a un cementerio,
observó una bella flor que habia nacido en una clavera,
si bien era una bella flor
sus espectativss de vida no eran prometedoras,
se veia triste y marchita,
El poeta le dedico esta poesia:

Pobre flor que mal naciste
y que fatal fué tu suerte
que al primer paso que diste
te encotraste con la muerte.
El dejarte es cosa triste,
el arrancarte es cosa fuerte,
el dejarte con la vida
es dejarte con la muerte.


Joe Edward Lujan Castillo desde Perú



AGUILA GUERRILLERA

Prof. Joe E. Lujan Castillo

Quiero ver la herida del águila
quiero sentir el dolor que la consume
quizá mañana sea muy tarde
y tenga que dormir con el puñal a mi costado
y versar el nombre de aquel bribón que la herido

Quiero ver llover en la noche oscura
Para tropezar con la muerte
y ahondarle el puñal del ala

Oigo el suspiro y la sentencia
De la muerte que golpea rogando vivir
Quiero verte vivir en tu hábitat
Águila guerrillera desgarradora y verte volar
Bajo el azul sereno

Vivirás adolorida sentenciando con tus garras
Al cazador que muerte quiso darte
La luz roja será testigo de la unión de las cenizas
Del potro sin frenos, del águila guerrillera y el
Zorsal caído.

A EDITH LAGOS

Anny desde Republica dominicana


Ni tu ni ella sirven

Cambiaste tu casa blanca por una galeria
asi me cambiaste tu por una que no servia
pero tengo para decirte
que no sirve el gallo no sirve el coco
no sirve ella ni tu tanpoco lindo
anny michelle para luis
para muchos que me cambiaron que no sirven por cambiarme por una perra
y soy de las caobas

Poesía corta desde Perú

Tus brazos siempre se abrían cuando quería un abrazo.
Tu corazón comprendía cuando necesitaba de ti.
Tus ojos tiernos se endurecían cuando me hacia falta una lección.
Tu fuerza y tu amor me guiaron,
y me dieron alas para volar
Gracias mamá a ti y al cielo que me dejaron vivir en tu Seno y luego nacer
y llenarme de sabiduría para llegar a ser lo que hoy son".

Poesía de la madre enviada por: María

Poesía corta desde Perú

Quisiera ser futbolista
para regalarte mi balón,
pero como no lo soy
te regalo mi corazón

Poesía corta enviada por Alex

Poesía corta desde Mexico

Te amo mas, que hace un segundo
con infinito amor creciente
es mi corazón una fuente
de cristalino amor profundo

Te amo mas, que hace un segundo
amor radiante, poderoso y diferente
amor alegre, armonioso y elocuente
marejada de amor del que me inundo

te amo mas y mas a cada instante
amor tan tierno y apasionado
del lucero mas nítido y brillante

amor dulce mágico y extasiado
amor incontenible y desbordante
te amo mas que el segundo pasado

Poesía enviada por: Aram Yael

Poesía corta desde ESPAÑA

INVIERNO

Hoy amaneció el día
Con su traje gris puesto
Ya guardó la alegría
Y sacó su frío viento
Hoy, es uno de esos días
De sentarse a escuchar cuentos
Porque reina la melancolía
Y no se pasan las horas corriendo

Hoy, despues de tantos días
De un otoño lluvioso y frío,
Hoy, hoy llegó el crudo invierno.

Mari C. M.R.

Poesía corta desde España


LA MAESTRA ROCÍO

Al comenzar el curso te conocimos
nos presentaron a la maestra Rocío
pues darnos clase a las mayores
este año ha sido tu destino.

Con tu carácter noble y sencillo
mucho antes de la Navidad,
en nuestra joven amiga
ya te habías convertido.

Nosotras con nuestros royos de mayores,
unos días unas, otros días otras,
te hemos atropellado,
y tú con las tareas en la mano
esperando a que nos calláramos;

pero escuchabas con atenciín
disfrutando también de ese rato,
mientras cada una con nuestro cuento
llenábamos tu cabeza de garabatos.

Han sido muy divertidas las lecturas
y las tareas que nos has dado,
ayudándonos siempre en nuestras dudas
a cada una en lo que ha necesitado.

Nosotras como buenas alumnas
las tareas siempre hemos terminado,
y tú como buena maestra
deberes para hacer en casa
ningún día nos has mandado.

Hoy termina el curso,
luego emprenderás el vuelo
y esos niños que te aguardan,
ya verás que te querrán ellos
tanto como nosotras te queremos

nosotras siempre te recordaremos
esperando que no olvides el camino,
pues en este aula siempre tendremos
para ti, un abrazo guardado con cariño

Ha sido un placer haber compartido,
este aula y este curso contigo,
nuestra joven y dulce amiga.....

maestra Rocío
M. C. Moreno Rico


Poesías cortas Mexico

Angel caido

Ohh tu eres un ángel caído del cielo
que al chocar contra el suelo
se dio en los huev...

Poesía corta enviada por: Gtbyh

Poesía corta desde Colombia

El amor es un dolor que nace dentro
es como sentirse viva y poco a poco ir muriendo,
crees que el amor lo es todo
y que sin él no podrás estár
pero debes saber que el mundo
no es todo sinceridad
y que aquél que dice quererte
muy pronto te olvidará,
y las lágrimas serán tus amigas
y el silencio tu libertad
porque es tu primer amor
y siempre lo recordarás.

Enviado por: Irene

Poesía corta desde México

Poesía para la "Madre"

Sentir devoción por quien te dio la vida,
es darle un valor a una verdad y no a una utopía.




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